POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE).
Uno de los principales problemas a los que se enfrentó el ayuntamiento republicano de Xixona de 1935 fue la falta de lavaderos públicos https://bgarrigos07.wordpress.com/2019/10/05/els-llavadors-llocs-magics/ “eran de todos sabidas las inmensas dificultades y los muchos padecimientos que sufren las mujeres de esta población por la falta de lavaderos” y la insalubridad de los existentes. La solución fue un intenso programa de reforma de los lavaderos más cercanos a la población. Así se reformaron los lavaderos de la fuente de Grau https://bgarrigos07.wordpress.com/2020/06/26/la-construccion-del-lavadero-de-la-font-de-grau-en-1935/ , del castillo y de Alecua.
La fuente de Alecua se halla a un kilómetro al noroeste de la ciudad de Xixona, casi en el centro de la partida del mismo nombre y junto a un cruce de caminos. Un nacimiento de aguas que estaba en explotación desde época islámica y que presentaba síntomas de agotamiento https://bgarrigos07.wordpress.com/2020/03/24/la-busqueda-de-agua-a-principios-del-siglo-xvii/ y cuyo lavadero necesitaba de una profunda reforma.
Según una fotografía de principios del siglo XX del lavadero de la fuente de Alecua las instalaciones que tenía eran una caseta y unas pilas para lavar. Su situación parece ser unos metros más al oeste que el lavadero actual. Se hallaba a mano izquierda del camino que viene desde la fuente de Cotelles. Una pared de mampostería separaba esta zona de los campos de cultivo. Existía una caseta de forma rectangular, dispuesta perpendicularmente al muro, con cubierta abovedada, que serviría para controlar el sistema de riego. Por el centro de ella y en la zona inferior salía una acequia que vertía sus aguas en unas pilas situadas directamente sobre el suelo, por lo que las mujeres tenían que lavar arrodilladas. Esta acequia dejaba sus aguas en una balsa que servía para almacenar el agua y repartirla.
El 14 de junio de 1935 el Ayuntamiento decidió reformar el lavadero de Alecua. Las razones esgrimidas se basaban, por un lado en el buen funcionamiento y la buena aceptación entre el público que había tenido la puesta en valor de los lavaderos del castillo y de la fuente de Grau y por otro, en la necesidad de dotar a este lavadero de Alecua de las condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas con los tiempos que corrían.
El 17 de mayo de ese mismo año se había producido un altercado en sus instalaciones al permitir el propietario del terreno que unas mujeres lavaran ropa de enfermo en las proximidades del nacimiento de la fuente. Esto provocó una pequeña insurrección de un centenar de mujeres que destruyeron una antigua caseta, debido a que esta práctica era antihigiénica y perjudicial para la salud. Finalmente fueron arrestadas 7 mujeres que pasaron a disposición judicial.https://bgarrigos07.wordpress.com/2020/06/29/altercado-en-el-lavadero-de-alecua-1935/
En primer lugar los concejales decidieron encargar al arquitecto municipal, Jose Ibáñez Baldó, la realización de una memoria, proyecto y presupuesto para la construcción de un lavadero público en la fuente de Alecua.
En segundo lugar se solicitó un informe a la Junta Municipal de Sanidad en el que expusiera el funcionamiento del lavadero y propusiera las medidas necesarias a adoptar para que el lavadero pudiera seguir funcionando. Estas medidas deberían ser tenidas en consideración por el arquitecto municipal.
En tercer lugar, dado que los regantes de la fuente de Alecua declaraban tener derechos preferentes respecto a la utilización del lavadero, les solicitaban que los justificaran. Estos supuestos derechos habían sido la causa del conflicto, puesto que según las denunciadas los regantes lavaban sus ropas con anterioridad y dejaban el lavadero sucio. Para corroborar estos posibles derechos los concejales acordaron solicitar al registrador de la propiedad que comprobara si los regantes de la fuente de Alecua tenían derecho a lavar sus ropas y si su derecho era preferente respecto a los de las demás lavanderas del pueblo.
Con la finalidad de llevar a término este proyecto se decidió abrir el oportuno expediente administrativo para que pudiera ser elevado a la Inspección Provincial de Sanidad para su aprobación y declaración de las obras como de necesidad y utilidad pública, “cuya declaración lleve unida la de poderse llegar a la expropiación de los derechos que resulten comprobados en favor de los interesados en el tan repetido riego de la fuente de Alecua”.
El nuevo lavadero de la fuente de Alecua se construyó unos metros más al suroeste que el anterior. Las tres pilas se encontraban a nivel del suelo, pero para facilitar el trabajo de las mujeres se rebajó dicho nivel por lo que para acceder había que bajar una escalerita que se halla en el extremo este. Ya no era preciso lavar arrodilladas.
En las paredes del norte y del sur se dispuso un pequeño banco para que las mujeres dejasen los utensilios de limpieza.
Para proteger de las inclemencias del tiempo el lavadero se cubrió con un tejado a una vertiente cuyo peso descansaba en la pared del norte gracias a un entramado de vigas.
En esta pared del norte se dispusieron tres grandes ventanales para que entre el sol y el aire. La pared del sur está formada por el muro de mampostería que separa el lavadero de los campos de cultivo.
Esta política de dotación y saneamiento de los lavaderos públicos tuvo su continuación en 1936 cuando la sesión plenaria de la corporación municipal del 13 de junio aprobó por unanimidad estudiar la posibilidad de crear un nuevo lavadero público junto a la fuente existente en la calle del Arrabal. La fuente se halla en el punto de unión de la actual calle Raval con la calle de Santa Ana y las escaleras de subida a la calle del Moro Traïdor. Se pretendía aprovechar las aguas sobrantes de la acequia de la peña que pasaban por esta zona. Sin embargo, el inicio de la Guerra Civil hizo que estos planes fueran pospuestos.
FUENTE: https://bgarrigos07.wordpress.com/2020/07/23/recomposicion-del-lavadero-de-alecua-en-1935/