POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO. ACADÉMICO Y CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES) MIEMBRO DE LA REAL ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CRONISTAS OFICIALES (RAECO)
A lo largo de la historia, nuestro país ha sufrido grandes crisis económicas motivadas, en cierta manera, por las costosas y largas guerras, las pandemias, o las enfermedades. Podemos citar la peste negra del siglo XIV, o la Guerra de los Treinta Años, de 1618 a 1648; durante el reinado de Felipe II se llegó a acumular deuda por valor del 60% del PIB español a finales del XVI, un porcentaje que seguiría creciendo durante décadas; malas cosechas, sequias, hambrunas, pandemias desconocidas y epidemias en el siglo XIX, la gran crisis capitalista (1864-1874), la Gran Depresión que siguió al crack del 29 o la cruenta Guerra Civil Española (1936-1939), con la posguerra, la autarquía y los años del hambre. Me viene a la memoria una frase lapidaria: “Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”, Aldous Huxley (1894-1963). Pero, la frase que mejor define la situación por la que estamos pasando este año de la pandemia del COVID-19 la definió a la perfección Karl Marx (1818-1883): “Los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado”.
Y, es, queremos volver al pasado más reciente. Hace 72 años, el entonces Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, aprobaba el Plan Marshall, con el que ayudaría económicamente a los países europeos devastados tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, en 2020, reclamamos que la Unión Europea, por fin, nos devuelva la “salud económica” y fortalezcamos la democracia. En 1948, Alemania Occidental fue uno de los países más beneficiados por las ayudas económicas de aquel Plan Marshall, junto con Francia e Inglaterra, ayudas económicas que sentaron las bases del Estado Social. España no recibió entonces ninguna ayuda de aquel afamado Plan Marshall porque éramos un país apartado por el resto de gobiernos por el régimen franquista. Sin embargo, en 1953, Estados Unidos decide que España era un lugar estratégico para instalar sus bases militares y, por tanto, recibió una ayuda de unos 1.100 millones de dólares.
A la postre, vino a beneficiarse de España. De aquellos recuerdos y ayudas solamente mantenemos en la memoria, la leche en polvo o el queso para los niños de las generaciones de la posguerra repartidos en los colegios, con la que complementaran la escasa dieta que arrastraban la mayoría de las familias españolas. No podemos olvidar aquella película, “Bienvenido, Míster Marshall”, de Luis García-Berlanga, de humor surrealista, dirigida a criticar las ayudas de los americanos que no llegaron, sátira mordaz tan bien presentada en esta memorable cinta rodada en 1953, ambientada en Villar del Río (Guadalix de la Sierra-Madrid), un pequeño y tranquilo “pueblo español, un pueblecito cualquiera” en el que nunca pasaba nada. Precisamente, ese mismo año, se firmaban en el Palacio de Santa Cruz (Ministerio de Asuntos Exteriores), cercano a la Plaza Mayor de Madrid, los Pactos de Madrid entre EEUU y España por los Ministros de Exteriores, Alberto Martín-Artajo, y de Comercio, Manuel Arburúa; y por parte norteamericana, el nuevo embajador, James Clement Dunn. Se firmaron tres acuerdos: por el primero, Estados Unidos proporcionaría a España suministros de materiales de guerra; el segundo, trataba de la ayuda económica con créditos; y el tercero era el que regulaba la ayuda para la defensa mutua, con el asentamiento de bases militares norteamericanas en los territorio españoles de Rota, Morón, Zaragoza y Torrejón de Ardoz.
España asumiría la obligación de adoptar las medidas necesarias para su seguridad exterior. Franco tras la visita del Presidente Eisenhower consiguió sus objetivos: modernizar tecnológicamente las Fuerzas Armadas, ayuda económica y, sobre todo, respaldo para seguir en el poder. Aunque uno de los mayores logros conseguidos para los españoles fue salir del ostracismo internacional. Hemos de sumar a todo esto el nacimiento del Servicio de Concentración Parcelaria en 1953 y del Servicio de Extensión Agraria, que fueron los protagonistas de la difusión y puesta en práctica de las técnicas agrícolas modernas, apoyado por el Plan de Estabilización de 1959, lanzando el proceso de industrialización de nuestro país y la reforma del campo y de la sociedad rural, pasando de arado y la vertedera, al tractor. No olvidemos que los primeros Jefes de Estado que se entrevistaron con Franco tras la Guerra Civil Española fueron el mismo Hitler y Eisenhower. Pero aquel abrazo que se dieron el Presidente norteamericano, y el Generalísimo en la pista de Torrejón el 21 de diciembre de 1959, supuso el respaldo de EEUU a España en política internacional y la entrada en la ONU (1955), marcando una clara línea de recuperación en el exterior. Un antes y un después en la historia de España. Si la “gripe española” de 1918 fue catastrófica, considerada como la mayor pandemia del siglo XX, la actual crisis provocada por la COVID-19 ha supuesto un nuevo compás de espera en lo social y económico en toda la humanidad. El impacto mundial sobre el PIB anual de la crisis de 1918 fue solo del 0,4 por ciento, pero se “cebó” en víctimas de todas las edades, con casi cincuenta millones de muertes. Las medidas tomadas por los gobiernos fueron parecidas a las actuales: ausencia del trabajo ante el miedo a salir de casa, confinamiento, crisis económica, cuarentena, prohibición del derecho de reunión para evitar aglomeraciones y contactos, cierre de escuelas, teatros, centros del culto.
En las famosas “hojas de ruta” de Pedro Sánchez, actual Presidente del Gobierno español, inspirado en los hitos fundacionales de la Europa de la posguerra, se ha puesto en marcha una “economía de guerra”, promoviendo la resistencia, la reconstrucción y la recuperación europea con medidas que respalden el endeudamiento público, movilizando una gran cantidad de recursos a través de un plan que podría definirse como el “nuevo Plan Marshall”. Bien es cierto que España no se benefició de aquel Plan Marshall que Estados Unidos puso en marcha para Europa gracias al Presidente Harry S. Truman tras la segunda Guerra Mundial. Pero sí que tuvo de la Unión Europea su particular apoyo económico para modernizarse. Desde hace 34 años hemos recibido 230.000 millones de euros brutos de los Fondos Feder.
Eso sin incluir ayudas directas o transferencias en I+D que no pasan por las arcas del Tesoro -frente a los 58.000 millones de euros para el conjunto europeo, desde que en 1985 Felipe González, estampaba su firma en el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea. Ante la crisis mundial ocasionada por el Coronavirus, el Gobierno de España ha promovido un plan económico de recuperación apoyado por la Comisión Europea que movilizará 750.000 millones de euros públicos y privados, el mayor Plan Marshall europeo de la historia de nuestro país.
Fuentes: 2020-06-01 00:00:00 Carta Local, Nº 336, Junio de 202000:06:00 (4432.7Kb)
http://femp.femp.es/files/842-352-fichero/Carta%20Local%20n%C2%BA%20336,%20junio%20de%202020.pdf