POR JOSÉ MANUEL TROYANO BIEDMA, CRONISTA OFICIAL DE LAS VILLA DE BEDMAR Y GARCIÉZ (JAÉN). MIEMBRO DE HONOR DE RAECO.
Tras la derrota del ejército republicano en la Batalla del Ebro, en Gandesa y en Cataluña, los soldados, junto a civiles, se dirigieron en masa por Le Perthus a la frontera francesa en los primeros días de febrero de 1939, por donde se calcula que pasaron más de 300.000 españoles, en unas condiciones indignantes, pues según las crónicas, tanto civiles como militares, tras cruzar fueron tratados como vagabundos… y se les preguntaba qué llevaban en los macutos y en las bolsas de mano … tomaban las bolsas y las mochilas que contenían los efectos personales y los vaciaban en una zanja rellena de cal viva, donde quedaban rígidos como si se hubieran vuelto de piedra.
Los españoles republicanos no entendían lo que estaba ocurriendo, cuando ellos sólo buscaban la liberación en un país amigo de la Segunda República Española… los gendarmes, los guardias móviles y senegaleses al servicio de Francia, tras su paso de la frontera, comenzaban a separar a las familias y a clasificar a los combatientes por categorías para su internamiento en campos de “concentración” diseminados por varios departamentos franceses: Argelés-sur-Mer, Saint Cypirien, Barcarés… todos ellos en la playas.
En otros se instaló a los que ellos consideraban como peligrosos o no deseables, mientras que los técnicos y obreros especializados los establecieron en Septfonds, según el historiador Paul Preston. De lo que ocurrió después, podemos decir que algunos de ellos, dadas las malas condiciones en que fueron tratados, decidieron regresar a España, donde fueron encarcelados por el régimen franquista; otros se quedaron y lucharon en la guerrilla francesa contra los nazis, los cuales cuando eran hechos prisioneros los enviaron a los campos de concentración-exterminio alemanes de Mauthausen-Gusen, donde muchos de ellos morirían de hambre y de enfermedades, aunque algunos de ellos lograron sobrevivir y dar cuenta de todo lo que allí ocurrió (1). Uno de esos soldados republicanos fue el bedmarense Juan José Vílchez García, que cayó en manos de los alemanes, convirtiéndose en uno más de los millares de represaliados por el régimen Nazi.
La “carta” que D. Juan José Vílchez García escribió a su esposa, Dª. Rosa Romero Guzmán, desde el campo de concentración de Güsen (Alemania) el 6/II/1941, decía así: Encabezamiento impreso: ¡Aul diese Selte schreibl nur der Kriegsgefangenel Deutlich nur mil Bleistilt aut die Zeilen schreiben! ¡Cette page est réservée au prisionnier de Guerre! N´écrire que sur les lignes, au crayon et bisiblement! Texto de la carta: “30/I/1941: Mi querida esposa es para decirte que a la llegada de esta te encuentres bién, en compañía de nuestros queridos hijos y demás familia. Yo a la presente bien, pero con muchos deseos de poder besaros y abrazaros y de poder estar a vuestro lado, que pienso será muy pronto, aunque tu no te lo creas Rosa. También te digo que le digas a mi cuñada que no tenga disgusto, que escribiéndote a ti, lo mismo sabe ella, porque al mismo tiempo las cartas, Rosa, también te digo que ya va a querer el Dios que nos podamos abrazar Rosa. En la vuelta me contestas y la dirección es la que va puesta en el remite: Compañía, Batallón, el número de mi tienda y mi nombre. Sin otra cosa besos para ti y nuestros nenes, mi madre, tus padres y hermanos y demás familia. Besos para ti y los nenes de este tu esposa que no te olvida y desea verte. Juan José Vílchez. Beso, beso, beso”.
Desde aquí quiero dar las gracias a una de sus descendientes, Rosa, por la amabilidad de ofrecerme una copia del original de la misma, aunque en estas fechas no pueden acudir al lugar en el que se encuentran sus restos mortales.
Recién terminada nuestra Guerra Civil Española, hubo ciudadanos españoles que padecieron las consecuencias de un conflicto de dimensiones aún mayores. En su gran mayoría estos españoles eran exiliados que habían abandonado España en 1939 y que contribuyeron a la defensa de Francia contra la Alemania nazi. La derrota francesa llevó a miles de ellos a caer prisioneros del III Reich; conocieron posteriormente un régimen inhumano que llevó a la muerte de la mayoría de ellos. Más avanzada la Guerra Mundial, hubo más ciudadanos españoles -ahora también mujeres- que sufrieron la deportación desde Francia por su implicación en la resistencia contra el ocupante nazi.
Todos estos hombres y mujeres fueron víctimas, tanto de nuestra Guerra Civil como del conflicto europeo, y sufrieron debido a la dictadura nazi, pero también a la española, que no dio muestras de proteger a quienes no habían dejado de ser españoles. Cuando fue requerido el Gobierno español, por las autoridades alemanas del Régimen Nazi, para determinar el destino de los prisioneros españoles, el Gobierno del General Francisco Franco replicó “que no existían españoles allende las fronteras”. Y, de ahí que los Republicanos Españoles de Mauthausen llevaran el triángulo azul de los apátridas, con una S —de Spanier— en el centro (2).
Donde honrar a nuestro paisano.- En 1941 falleció en Gusen, D. Juan José Vílchez García, siendo prisionero y testigo directo de la ignominia y del espanto a los que pueden conducir algunos seres humanos cuando intentan controlar todos los órdenes de la vida de los demás, imponiendo ideologías totalitarias de signos extremos. Para honrar a los caídos en los Campos de Concentración Nazi, como el de Güsen (Austria), el monumento se encuentra en el Cementerio Municipal de Mancha Real, donde nos encontramos ante una fosa rectangular en forma de pasillo pegado al muro oeste del cementerio. Sus dimensiones aproximadas son unos 2,5 metros de ancho por unos 25 de largo.
El día 30 de junio de 2006 se inauguró este monumento conmemorativo en el lugar que ocupó la fosa común de Mancha Real con unas placas en las que aparecen los nombres de las 75 víctimas republicanas de Mancha Real que fueron fusiladas o exterminadas de la siguiente forma: 37 fueron víctimas muertas o ejecutadas en Mancha Real. 29 fueron “Maquis” ejecutados en Jaén capital. Otros 6 fueron “Maquis” ejecutados en Albanchez de Mágina, 1 de ellos de esa localidad, y, fruto del exterminio Nazi en Güsen (Austria), 2, siendo uno de ellos Juan José Vílchez García, natural de Bedmar.
El autor del monumento fue D. Miguel Fuentes del Olmo, escultor, profesor, catedrático de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Monumento en el Cementerio de Mancha Real. Memorial dedicado a los españoles del Campo de Gusen (Alemania), en el que se puede leer: “A Los republicanos españoles muertos por la Libertad». Mientras que en Gusen existe este otro Memorial en el que se recuerda a los 2.000 españoles que estuvieron en dicho Campo, como se aprecia en la foto que antecede.
Posible texto para una Placa de bronce con este texto, para recuerdo de sus hijos Andrés y Juan Vilchez Romero, así como de sus nietos y nietas: “Aquí vivió Juan José Vilchez García, nacido en Bedmar el 14 de agosto de 1912, en la C/. Pelotar, nº 2. Soldado republicano exiliado a Francia en 1939, que fue detenido por los alemanes que lo deportaron y confinaron en los campos de exterminio nazis de Stalag XU-A (Altengrabow), Mathausen en 1940 y de Gusen Kreis Perg desde el 20 de octubre de 1941, en Alemania y Austria, respectivamente, donde falleció el 11 de enero de 1942, a la edad de 29 años. La última noticia que su esposa, Dª. Rosa Romero Guzmán, tuvo de él, fue una Carta fechada en Mathausen-Gusen el 6 de febrero de 1941, donde se encontraba el prisionero nº 4.333, encuadrado en el 2º batallón de castigo, de la 6ª compañía”.
Notas. (1) SANTOS GONZÁLEZ, Antonio. “24ª Brigada Mixta del Ejército Popular de la IIª República: Milicanos de Sierra Mágina en las Batallas del Ebro, Cataluña y su huida a Francia”, en Sumuntán. Nº 24. Pp. 156-158. (2) El convoy de los 927. ARMENGOU. Montse y BELIS, Ricard. Plaza & Janés S. A. Barcelona, 2005 DOBOSIEWICZ, Stanisław. Mauthausen-Gusen; w obronie życia i ludzkiej godności. Bellona. Varsovia, 2000. Pp. 191-202 y BISCHOF, Günter y PELINKA, Anton (1996). Austrian Historical Memory and National Identity. Transaction Publishers. Pp. 185-190.
FUENTE: J.M.T.B.
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