POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
La mañana de fiestas en la localidad, tenia como eje la presentación del libro de José Antonio Yeste, en el patio de columnas del Excmo. Ayuntamiento. Se vio alterado el acto, con la llegada de Tico Medina al lugar, tras unos minutos, se marchó al Hotel Torres, lugar donde se hospedaría. Como relaciones publicas de la Comisión de Fiestas, lo acompañaron Maribel Muñoz del Sol y José Fernández Sánchez. En la comida y sobremesa, informaron al periodista de toda la vida local, desde que él estuvo en los años 61 y 62. Artesanos, palabras propias como “pilindrín”…alcaldes, vida, aceituna, Tico, como una esponja fue absorbiendo toda la información.
Tico, observó su pregón que ya traía escrito, fuera del lugar y de la proximidad y amistad, que mantuvo con nuestra localidad, por lo que decidió, escribir a mano, un nuevo pregón.
El periodista llegó a la hora prevista, con el patio de columnas, escaleras y ventanas del piso superior repletas de vecinos, deseosos de escucharlo.
Correspondió a este cronista presentar al famoso periodista, viajero por medio mundo de llenar páginas de Diario “Pueblo”, de colaboraciones en televisión. El título de la presentación fue “Tico Medina, el periodista que nunca se fue de Villanueva”.
Tras un repaso de su amplia biografía y publicaciones, finalizaba con estas frases: “Puede creer que es cierto que no se ha ido del corazón de los villanovenses, pero ha sido demasiado tiempo para retornar, ha tardado , casi tanto tiempo en volver, como nuestro Hijo Predilecto, Ricardo García K-Hito.
Puede, merece y debe pregonar las fiestas de Villanueva, quien ya cantó a su Virgen de la Fuensanta, con la más bella historia del casco de guerra del comandante francés, Francisco Nieto Rodríguez.
Puede, merece y debe pregonar, quien ya cantó al trabajo y a la creatividad de esta villa en la figura de José Luis Nula.
Puede, merece y debe pregonar, quien ya cantó a la fuente de empleo, de ilusión de riqueza de este pueblo, el aceite de oliva.
Tiene la tribuna para dejarnos la labor de su pluma, profunda, humana, llena siempre de nombres sencillos, puede hacerlo con su voz andaluza, granadina, mezclada con la cadencia de Sudamérica, hágalo con el corazón henchido, grande como lo tiene, siempre próximo”.
Debo agradecer a Vicente Guijarro, su trabajo y paciencia para trascribir el pregón amanuense de Tico Medina. Texto en imprenta, en el Programa de Fiestas 2023. Foto J.J. Fernández.
El Pregón del Reencuentro. 40 años no es nada. 6 de septiembre de 1998.
Alcalde de Villanueva del Arzobispo. Villanovenses. Buenas gentes de esta ciudad, que aunque parece de paso, fue siempre para mí un punto de referencia en mi ya larga vida de contador de historias desde Madrid, voz serena del sur, sonido nuestro que supiste tirar del hilo sólido y antiguo de mis recuerdos para hacerme llegar esta buena noche de septiembre hasta este bello patio acristalado de esta joya de ayuntamiento, donde levanto mi palabra este día de realidades y nostalgias y quiero decir que desde hace algún tiempo, en mi combate diario, hora a hora, cuerpo a cuerpo, con el ordenador, incluso con la vieja máquina de escribir, en alguna ocasión he querido escribir lo que quiero contar, a mano, como hacen los ricos tapetes de vuestras casas, los ricos presentes de vuestros bordados de las manos de las monjas de Villanueva del Arzobispo.
Esta es la verdad, cuando mi viejo corazón quiere decir en alta voz, escrito con su propia sangre, con el propio aceite de su sangre, algo hermoso, verdadero y definitivo, lo escribo a mano, letra a letra, palabra a palabra, como quien desea ofrecer el testimonio honesto y emocionante de quien lo que quiere pregonar. No está escrito al hilo de un compromiso, sino con la verdad total de su propio corazón, de su propia vida, insisto, de su propia sangre. Yo sé que el pregón de esta noche, mis hermanos de Villanueva del Arzobispo, es el pregón de mis sentidos y también de mis sentimientos. Es el grito de mi propia raíz, de mi propia vida, de mi propio compromiso con el pasado, de mi propia verdad de hombre del sur.
Cuando mi madre murió hace muy poco en Granada encontramos entre sus documentos de origen, la verdad desconocida hasta entonces de mi nacimiento, había nacido aquí cerca muy cerca, en su pueblo de Calatrava, en la tierra oscura del olivar de Jaén, y no hace mucho ella misma me confesaba el recuerdo amargo de una hermanita mía, a la que nunca conocí y que está enterrada en Peal de Becerro. Entre ese dolor y amor y entre la hermosa nostalgia de aquel día de hace más de 40 años, que muchos de vosotros ni habíais nacido, en que vine aquí a pregonar, un día bajo el mismo sol, la misma luna de hoy, las Fiestas, las Fiestas del Aceite, las primeras de España, y lo digo con orgullo, con legítimo orgullo y compromiso.
Alistado, como un viejo campesino, a varear la aceituna de la leyenda, por el resplandor de vuestra Virgen, que es una virgen, la Virgen de la Fuensanta, alimentado ya por los andrajos de mendigo rico de vuestra cocina, como un pilindrin de vuestro surco, bebida el agua de vuestra Fuente Santa, aquí me tenéis para pregonaros vuestras Fiestas, vuestros días merecidos de pan con fantasía, consciente como soy de que nadie mejor que vosotros sabéis lo que tenéis, para que pregonarlo, pero sí que quiero juraros sobre las viejas Cantigas del Rey Sabio y de quien os dio lo que sois, el nombre de ciudad, que os pregonaré a partir de ahora mismo allí por donde vaya, como una historia viva y cotidiana de un pueblo, pueblo aunque seáis ciudad en la que todos los días se hace el milagro del trabajo y la familia, en este cruce de caminos, en este milagro del mapa, en el que por encima del número de los millones de olivos de verde y plata, se pone en pie, día a día, año a año, cosecha a cosecha, el prodigio del mejor aceite del mundo, el bálsamo sano, el petróleo del alma y el paladar que hace que se mueva el motor difícil de este planeta llamado Tierra, y yo de todo el mundo, mis hermanos y a todo el mundo voy y no otro es mi oficio. Soy un viejo reportero que os quiere asegurar que os pregonaré con él, vuestro aceite de su cosecha personal, le debo emoción y su recuerdo.
Es por eso que, os digo que, tatúo en mi piel seca y cansada, como aquel barco que un día me bordé en mi viejo brazo de obrero del campo granadino, un barco inolvidable, vuestro escudo incompleto, porque además de la gloria bendita de vuestra Virgen y de ese león rampante, al pie de la corona real que os pertenece, yo reclamo para vuestra heráldica simbólica, la flor del olivo, la aceituna y del corazón que dais y lucháis por encima de tantas cosas cada día y a cada instante.
Yo pregonaré el color dorado y verde de vuestros campos y el azul de vuestros cielos, yo pregonaré el olivar, que jamás olvidaré de vuestro aceite y vuestra historia, el amor de vuestra patrona y vuestro cristo trabajado por celemines, el dolor incluso de los que se fueron como Lorenzo o como Rafael a los que recuerdo con toda la fuerza del mundo, y en ese color, ese sabor, ese dolor y os quiero decir que me gustaría tener esta noche y a esta hora el abrazo de D. Manuel Alcalá hasta cuya silla de ruedas quiero llevar mi abrazo, el dibujo certero que ha hecho vuestro calendario de Fiestas, la juventud hermosa de vuestra Reina Julia y vuestras damas Eva y Pili, el color de Nula y de Moisés, la voz poética de Juan Paco y hasta si me apuráis más yo os digo que requiero para mí esta tarde la vieja bolera, de esa Fábrica de Sueños de ese cine Regio cuya aparente crónica escrita, bien escrita por José Antonio Yeste, habéis presentado en este mismo lugar inolvidable esta mañana, que si aquel fue el orgullo de Don Trini, que esta noche sea para mí el orgullo de este Escolástico que es mi viejo nombre verdadero.
Pido esta noche, en este pregón el primor artesano de “Tartaja” y reclamo y necesito con urgencia, el milagro de la princesa mora, puesto que como granadino y nacido a la sombra de un castillo árabe en Piñar, necesito que mis brazos amputados de tanto dar manos falsas, que mis ojos vacíos, o mejor abrasados, ciegos de tanto soportar fuegos fatuos e hipócritas, se regeneren en la verdad popular y sorprendente de la Virgen de la Fuensanta.
Yo pregonaré y os lo advierto, junto a las 2.308 perlas de la corona de vuestra virgen, la perla común de vuestro trabajo diario.
Yo pregonaré junto a las 166 esmeraldas de la corona de vuestra Fuensanta la otra esmeralda verde de vuestro olivar maravilloso. Pregonaré además de las 4.567 medias perlas del tesoro virginal la perla entera de la tradición. y la historia de Villanueva del Arzobispo.
Pregonaré en las joyas de la corona, además de los 121 diamantes, el diamante puro y duro de vuestro paisaje y vuestro paisanaje, además de los 606 zafiros blancos, el blanco zafiro de la cal y, de este pueblo joven y aparte de los 12 zafiros azules y el zafiro azul de vuestro cielo y vuestro charco cercano. Y con los 81 brillantes puros, el brillante constante de lo que es verdadero en este tiempo de lo falso, y en el signo de lo rosa discutible, los brillantes rosas, las 39
turquesas de vuestro sitio, de vuestra leyenda y hablaré y pregonaré de tanto como os disteis y no os compensaron de vuestro esfuerzo, y de vuestra fe y cantaré en vuestra jota tradicional. no solo una jota, sino todo un abecedario de aura y alegría.
V – de Villanueva, de victoria. I – de integra, de inteligente, de intima. L – de ligera, de un poco loca, que siempre es necesario, de lirica, de lógica, de libre. Otra L, de lumbre, de lozanía. A – de abierta, de amplia, de ancha. De N – de nunca fue como Villanueva, de normal, de noble. U – de única. E – de especial, de española. V – de nuevo, de valiente, de verdadera. y A final – de Adelante Villanueva del Arzobispo.
Eso es lo que habré de pregonar a partir de esta noche, como altavoz seré que con permiso de vuestro cronista Manuel López y el milagro bordado de los trajes regionales de vuestra reina, los cohetes, rosa de flores en el aire en el jardín de estruendo, el repique de campanas, el alumbrado a tope, las verbenas, las corridas de toros de vuestra antigua plaza, antigua que no vieja, única en el mundo, la exposición de arte peruano que me acerca a lo que quiero tanto, las orquestas, los maratones, el truque de los mayores, la fiesta infantil, la banda de música y su festival que aquí suenan como en ningún lugar, del arte de los caballos y los caballeros.
Los campeonatos de dominó, el coro rociero, la chocolatada y el ajedrez y hasta la fiesta religiosa de san Miguel cuando se acaban estas fiestas, todo lo pregono esta noche, pregonaré en mi amor villanovense, como pregonaré el sabor de tomate de huerto o el color del atardecer de oro y fuego de esta tarde inolvidable, y aquí os juro más que os prometo, que si mañana a esta hora habré de recibir la medalla de plata de Asturias en el Principado, no le va a la zaga la condecoración oro de ser pregonero, de las ferias y las Fiestas de la Virgen de la Fuensanta de Villanueva del Arzobispo.
Si hace 53 años, un granadino al que conocí, el escultor Sánchez Mesa dio forma en la materia sagrada y devota de vuestra Virgen, me llena de orgullo de satisfacción y personalidad haber sido esta noche como mi paisano, escultura de palabra de una Virgen y un pueblo que en el reencuentro ya estarán siempre conmigo. Yo no cobraré como Cervantes el impuesto del pan y la cebada, sino el impuesto de vuestro afecto y vuestro recuerdo, de hierro, plomo y plata en mi corazón villanovense. Conmigo estarán siempre el dolor de vuestros pasos y la constante verdad de vuestros campos y siempre pregonaré allí donde me encuentre”.
FUENTE: M.L.F.
El Pregón del Reencuentro.
40 años no es nada.
6 de septiembre de 1998.
Alcalde de Villanueva del Arzobispo. Villanovenses. Buenas gentes de esta ciudad, que aunque parece de paso, fue siempre para mí un punto de referencia en mi ya larga vida de contador de historias desde Madrid, voz serena del sur, sonido nuestro que supiste tirar del hilo sólido y antiguo de mis recuerdos para hacerme llegar esta buena noche de septiembre hasta este bello patio acristalado de esta joya de ayuntamiento, donde levanto mi palabra este día de realidades y nostalgias y quiero decir que desde hace algún tiempo, en mi combate diario, hora a hora, cuerpo a cuerpo, con el ordenador, incluso con la vieja máquina de escribir, en alguna ocasión he querido escribir lo que quiero contar, a mano, como hacen los ricos tapetes de vuestras casas, los ricos presentes de vuestros bordados de las manos de las monjas de Villanueva del Arzobispo.
Esta es la verdad, cuando mi viejo corazón quiere decir en alta voz, escrito con su propia sangre, con el propio aceite de su sangre, algo hermoso, verdadero y definitivo, lo escribo a mano, letra a letra, palabra a palabra, como quien desea ofrecer el testimonio honesto y emocionante de quien lo que quiere pregonar. No está escrito al hilo de un compromiso, sino con la verdad total de su propio corazón, de su propia vida, insisto, de su propia sangre. Yo sé que el pregón de esta noche, mis hermanos de Villanueva del Arzobispo, es el pregón de mis sentidos y también de mis sentimientos. Es el grito de mi propia raíz, de mi propia vida, de mi propio compromiso con el pasado, de mi propia verdad de hombre del sur.
Cuando mi madre murió hace muy poco en Granada encontramos entre sus documentos de origen, la verdad desconocida hasta entonces de mi nacimiento, había nacido aquí cerca muy cerca, en su pueblo de Calatrava, en la tierra oscura del olivar de Jaén, y no hace mucho ella misma me confesaba el recuerdo amargo de una hermanita mía, a la que nunca conocí y que está enterrada en Peal de Becerro. Entre ese dolor y amor y entre la hermosa nostalgia de aquel día de hace más de 40 años, que muchos de vosotros ni habíais nacido, en que vine aquí a pregonar, un día bajo el mismo sol, la misma luna de hoy, las Fiestas, las Fiestas del Aceite, las primeras de España, y lo digo con orgullo, con legítimo orgullo y compromiso.
Alistado, como un viejo campesino, a varear la aceituna de la leyenda, por el resplandor de vuestra Virgen, que es una virgen, la Virgen de la Fuensanta, alimentado ya por los andrajos de mendigo rico de vuestra cocina, como un pilindrin de vuestro surco, bebida el agua de vuestra Fuente Santa, aquí me tenéis para pregonaros vuestras Fiestas, vuestros días merecidos de pan con fantasía, consciente como soy de que nadie mejor que vosotros sabéis lo que tenéis, para que pregonarlo, pero sí que quiero juraros sobre las viejas Cantigas del Rey Sabio y de quien os dio lo que sois, el nombre de ciudad, que os pregonaré a partir de ahora mismo allí por donde vaya, como una historia viva y cotidiana de un pueblo, pueblo aunque seáis ciudad en la que todos los días se hace el milagro del trabajo y la familia, en este cruce de caminos, en este
milagro del mapa, en el que por encima del número de los millones de olivos de verde y plata, se pone en pie, día a día, año a año, cosecha a cosecha, el prodigio del mejor aceite del mundo, el bálsamo sano, el petróleo del alma y el paladar que hace que se mueva el motor difícil de este planeta llamado Tierra, y yo de todo el mundo, mis hermanos y a todo el mundo voy y no otro es mi oficio. Soy un viejo reportero que os quiere asegurar que os pregonaré con él, vuestro aceite de su cosecha personal, le debo emoción y su recuerdo. Es por eso que, os digo que, tatúo en mi piel seca y cansada, como aquel barco que un día me bordé en mi viejo brazo de obrero del campo granadino, un barco inolvidable, vuestro escudo incompleto, porque además de la gloria bendita de vuestra Virgen y de ese león rampante, al pie de la corona real que os pertenece, yo reclamo para vuestra heráldica simbólica, la flor del olivo, la aceituna y del corazón que dais y lucháis por encima de tantas cosas cada día y a cada instante.
Yo pregonaré el color dorado y verde de vuestros campos y el azul de vuestros cielos, yo pregonaré el olivar, que jamás olvidaré de vuestro aceite y vuestra historia, el amor de vuestra patrona y vuestro cristo trabajado por celemines, el dolor incluso de los que se fueron como Lorenzo o como Rafael a los que recuerdo con toda la fuerza del mundo, y en ese color, ese sabor, ese dolor y os quiero decir que me gustaría tener esta noche y a esta hora el abrazo de D. Manuel Alcalá hasta cuya silla de ruedas quiero llevar mi abrazo, el dibujo certero que ha hecho vuestro calendario de Fiestas, la juventud hermosa de vuestra Reina Julia y vuestras damas Eva y Pili, el color de Nula y de Moisés, la voz poética de Juan Paco y hasta si me apuráis más yo os digo que requiero para mí esta tarde la vieja bolera, de esa Fábrica de Sueños de ese cine Regio cuya aparente crónica escrita, bien escrita por José Antonio Yeste, habéis presentado en este mismo lugar inolvidable esta mañana, que si aquel fue el orgullo de Don Trini, que esta noche sea para mí el orgullo de este Escolástico que es mi viejo nombre verdadero. Pido esta noche, en este pregón el primor artesano de “Tartaja” y reclamo y necesito con urgencia, el milagro de la princesa mora, puesto que como granadino y nacido a la sombra de un castillo árabe en Piñar, necesito que mis brazos amputados de tanto dar manos falsas, que mis ojos vacíos, o mejor abrasados, ciegos de tanto soportar fuegos fatuos e hipócritas, se regeneren en la verdad popular y sorprendente de la Virgen de la Fuensanta.
Yo pregonaré y os lo advierto, junto a las 2.308 perlas de la corona de vuestra virgen, la perla común de vuestro trabajo diario.
Yo pregonaré junto a las 166 esmeraldas de la corona de vuestra Fuensanta la otra esmeralda verde de vuestro olivar maravilloso.
Pregonaré además de las 4.567 medias perlas del tesoro virginal la perla entera de la tradición. y la historia de Villanueva del Arzobispo.
Pregonaré en las joyas de la corona, además de los 121 diamantes, el diamante puro y duro de vuestro paisaje y vuestro paisanaje, además de los 606 zafiros blancos, el blanco zafiro de la cal y, de este pueblo joven y aparte de los 12 zafiros azules y el zafiro azul de vuestro cielo y vuestro charco cercano.
Y con los 81 brillantes puros, el brillante constante de lo que es verdadero en este tiempo de lo falso, y en el signo de lo rosa discutible, los brillantes rosas, las 39
turquesas de vuestro sitio, de vuestra leyenda y hablaré y pregonaré de tanto como os disteis y no os compensaron de vuestro esfuerzo, y de vuestra fe y cantaré en vuestra jota tradicional. no solo una jota, sino todo un abecedario de aura y alegría.
V – de Villanueva, de victoria.
I – de integra, de inteligente, de intima.
L – de ligera, de un poco loca, que siempre es necesario, de lirica, de lógica, de libre.
Otra L, de lumbre, de lozanía.
A – de abierta, de amplia, de ancha.
De N – de nunca fue como Villanueva, de normal, de noble.
U – de única.
E – de especial, de española.
V – de nuevo, de valiente, de verdadera.
y A final – de Adelante Villanueva del Arzobispo.
Eso es lo que habré de pregonar a partir de esta noche, como altavoz seré que con permiso de vuestro cronista Manuel López y el milagro bordado de los trajes regionales de vuestra reina, los cohetes, rosa de flores en el aire en el jardín de estruendo, el repique de campanas, el alumbrado a tope, las verbenas, las corridas de toros de vuestra antigua plaza, antigua que no vieja, única en el mundo, la exposición de arte peruano que me acerca a lo que quiero tanto, las orquestas, los maratones, el truque de los mayores, la fiesta infantil, la banda de música y su festival que aquí suenan como en ningún lugar, del arte de los caballos y los caballeros. Los campeonatos de dominó, el coro rociero, la chocolatada y el ajedrez y hasta la fiesta religiosa de san Miguel cuando se acaban estas fiestas, todo lo pregono esta noche, pregonaré en mi amor villanovense, como pregonaré el sabor de tomate de huerto o el color del atardecer de oro y fuego de esta tarde inolvidable, y aquí os juro más que os prometo, que si mañana a esta hora habré de recibir la medalla de plata de Asturias en el Principado, no le va a la zaga la condecoración oro de ser pregonero, de las ferias y las Fiestas de la Virgen de la Fuensanta de Villanueva del Arzobispo.
Si hace 53 años, un granadino al que conocí, el escultor Sánchez Mesa dio forma en la materia sagrada y devota de vuestra Virgen, me llena de orgullo de satisfacción y personalidad haber sido esta noche como mi paisano, escultura de palabra de una Virgen y un pueblo que en el reencuentro ya estarán siempre conmigo. Yo no cobraré como Cervantes el impuesto del pan y la cebada, sino el impuesto de vuestro afecto y vuestro recuerdo, de hierro, plomo y plata en mi corazón villanovense. Conmigo estarán siempre el dolor de vuestros pasos y la constante verdad de vuestros campos y siempre pregonaré allí donde me encuentre”.