POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Regresan, en estos tiempos, de calor y flama, los baños en acequias, canales, sifones y en la alberca de la huerta. Aquella fue una época dorada, inolvidable; de bañador de tela de algodón color azul. Otros, los más atrevidos, en calzoncillo blanco. Hasta que aparecieron los bañadores Meyba. Baños a escondidas. Aventuras de la niñez. Un paseo y estábamos en aquellos territorios, en la playa del espectacular y siempre recordado sifón del “Pajarón” (foto 1). En 1956, Francisco Caro realizó el complejo “Piscina-Bar Cavi” (foto 2), un negocio innovador y uno de los pioneros en la provincia. Supuso una revolución dentro de las costumbres, el ocio y la hostelería del momento. Fueron años en el que se inauguraron los pueblos nuevos surgidos por el Plan Badajoz, el comercio y los negocios se vieron favorecidos y los espectáculos también.
Luego llegó el marketing de Vicente Sánchez Melara (VISAM) que promocionó para el turismo del regadío de la comarca la “Playa de los Suspiros” (foto 3), también llamada de “Torremelones”, que algunos dijeron que todo se integraba en la “Costa de la pana”. Una época en la que las aguas del Guadiana estaban limpias y el camalote aún no había sido gestado. Un tiempo en el que desde el chiringuito de la playa que suspiraba, sonaba en la gramola del fotógrafo Vicente Sánchez la canción del verano que ahora traen los pasillos de la memoria: “La playa estaba desierta, el mar bañaba tu piel, cantando con mi guitarra para ti, María Isabel”.