POR MANUEL GARCÍA CIENFIEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (ASTURIAS)
Parece que fue ayer y ha transcurrido seis años de mi participación en las Jornadas Técnicas del IV Festival romano Amnis Calli de Barbaño, En aquella ocasión expuse la ponencia: “Obras de reformas en la ermita de Ntra. Señora de Barbaño, año 1605. Administración hacienda y economía”. En su día agradecí a los organizadores, especialmente a mi amigo y compañero Cronista Oficial de Guadajira, la invitación a participar y el recuerdo que me entregaron. Este año se hubiera celebrado la XI edición del Festival Romano, cuyo objetivo y finalidad es fomentar y poner en valor el yacimiento de la villa romana de Torreáguila, habiendo decidido el Ayuntamiento de Barbaño, sesión del pasado 29 de mayo, que la partida destinada al Festival irá a los autónomos afectados por la imposibilidad de ejercer sus actividades debido a la pandemia del coronavirus. La ayuda consistirá en un pago único de trescientos euros por autónomo, siendo destinadas a sufragar gastos derivados de seguridad social, gastos corrientes, suministros, alquiler de locales…
La ponencia presentada el 7 de junio de 2014 presentaba en sus argumentos: “Tras ser desmembrada y vendida la villa de Montijo (año 1551), al marqués de Villanueva del Fresno, ante las exigencias financieras producto de una política exterior basada en el militarismo del emperador Carlos, dejó de pertenecer en lo civil a la Orden de Santiago, pero siguió supedita jurisdiccionalmente en lo eclesiástico a ella.
Desde los provisoratos se ejercía el control y administración hacia las parroquias, iglesias, hospitales, ermitas, capellanías, cofradías… Dos visitadores de la Orden, cada cuatro años, acompañados de un vicario, realizaban una visita a los territorios adscritos a ella, comprobando el estado de las propiedades, rentas y administración de los bienes. De estas visitas se levantaba un acta que se anotaba en los llamados Libros de Visitas. Esta es la vista que la Orden de Santiago realizó en 1605 a la ermita de la Patrona de Montijo, Nuestra Señora de Barbaño.
“Es un cuerpo de yglesia todo de ladrillo y cantería. Tiene antes de llegar a la dicha hermita un humilladero de piedra y ladrillo en que está una cruz de yerro y delante de la puerta por donde se entra a la dicha ermita, entre el poniente y el Regañón, tiene un portal grande en el qual ay cinco arcos de ladrillo, los tres en la delantera y los dos a los lados, zercado alrrededor de poyos y respaldares de ladrillo. En medio del arco del dicho portal están dos gradas por donde se sube al dicho portal, y se vaja por otras dos, lo qual está echo para que no entren vestias en el dicho portal. Está cuvierto a dos aguas con nueve cuartones de madera de pino de sesma y ochava, alfajías y caña junta, y el tejado encima. Tiene al lado derecho como se entra en el dicho portal un altar de ladrillo en el qual se dize misa cuando se va en procesión allá. Tiene la puerta en el medio del dicho portal, enfrente del altar mayor, un arco de ladrillo vien labrado con sus puertas de madera y pino y clavaçón de yerro, muy buena y con zerrojo y cerradura fuerte y bueno, con un postigo con una llave.
El cuerpo de la dicha hermita y capilla está sobre dos arcos de ladrillo, cubierto de nueve cuartones, las dos capillas a dos aguas de su mayor ochava y alfajías y cabrizos juntos. La capilla de la dicha Hermita es más angosta que el dicho cuerpo. Tiene en el arco toral de ella una rreja de madera de pino contrapuestas, en la qual estavan colgadas diez muletas de enfermos. En la dicha capilla está un altar de madera de pino en el qual está en el medio un tavernáculo dorado y pintado, y dentro está la ymagen de Nuestra Señora de Varvaño de madera de vulto entera, muy pequeña y mui antigua. Está puesta sobre una peana de madera de pino. Está vestida de una saya de lienzo debajo, y otra de raso carmesí con trenzas de seda carmesí y amarilla, con fajas de tercipelo dorado, y otra de raso dorado con rivetón, es de tercipelo carmesí. Tiene una ropa de raso carmesí con una valenciana alrededor, y un Niño Jesús en sus manos con dos coronas. Con dos ángeles en el aire con una corona en las manos. Encima está un dios Padre de medio bulto dorado y pintado, metido debajo de un tavernáculo sobre dos columnas con la guarnición de un friso de serafines de talla y un frontispicio dorado y pintado.
A los lados del Tavernáculo de Nuestra Señora están dos tableros grandes de pinzel de las ystorias de la Conceción de la madre de Dios, y otro de la encarnación. Están guarnecidos con cuatro columnas en cada uno de ellos en las vasas, y un pedazo de las dichas columnas unos fruteros y unos niños de talla al natural. En los capiteles de las dichas columnas que son al rromano, están unos tablamentos con unos florones de talla, y enzima unos frisos de serafines de talla con unos remates de unos espejos jaspeados. En el vanco vajo ay tres tableros de pinzel de las historias del nacimiento y circuncisión y Presentación al templo . Tienen por guarnición quatro cuartones con unas hojas roleadas al romano, labrado de talla, dorado y pintado, y lo uno y lo otro muy vien acavado.
Tiene un ara con sus corporales. Tiene una cruz de madera con un Cristo. Tiene una caja de madera de pino en que está de vulto metida la ymagen de la quinta angustia, dorado y pintado, y en las tablas de fuera, de pincel las ymagenes del glorioso San Juan Evangelista y de la gloriosa Magdalena. Tiene una casa junto a la dicha hermita, donde está el santero y su muger. El cuerpo la dicha casa es de tapiería con miembros de ladrillos a las esquinas”.
NOTA. Esta descripción nada tiene que ver con la actual ermita de la Patrona de Montijo. El paso del tiempo, asedios y conflictos bélicos dejaron huella en ella. Sin embargo la advocación de Ntra. Señora de Barbaño no la han cambiado los años, los siglos, ni las opiniones desacertadas, ni las torpezas de las cosas de este mundo. Ahí sigue.