POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

El pasado año un grupo de jóvenes de esa pequeña localidad de La Tuda, con viejas y muy hondas familias de colmeneros, decidieron resucitar la apicultura, recuperar aquella tradición familiar y en pleno monte, rodeados de frondosos jarales, iniciaron su aventura con la enorme satisfacción de comprobar como sus abuelos y bisabuelos estaban en lo cierto con los medios de antaño del cuidado de las abejas en una bella y hermosa lección de sicología de esta familia de insectos útiles.

Con esta iniciativa como base y con el interés despertado durante los días 13, 14 y 15 de diciembre se celebró el tercer curso de Apicultura dirigido por un experto conocedor del mundo de las abejas. Cuya exposición sobrecogió profundamente a la veintena de asistentes a lo largo de los tres días que ha durado el curso y del que ha quedado ese recuerdo grato y atractivo cuando ves avanzar ese deseo de tus propósitos de remover los recuerdos familiares sobre tan interesante como atractivo tema.

Uno de los primero aspectos a tener en cuenta es el paisaje geográfico respecto a su variedad de la floración tanto por la abundancia como por la calidad para el mundo de la apicultura y se da la afortunada coincidencia de que en el término se dan una serie de variedades de tal categoría que pocas veces se da tan afortunada coincidencia destacando de manera verdaderamente excepcional la jara cuya riqueza y calidad del polen se convierte en un lugar verdaderamente privilegiado. Estos estudios aumentan considerablemente las inmensas posibilidades que en estos privilegiados lugares ofrece la apicultura abriendo nuevas perspectivas.

Después de muchos años de silencio y abandono, las nuevas generaciones comienzan a despertar y a poner en marcha esas nuevas situaciones que ofrecen toda clase de garantías, apoyadas en los nuevos conocimientos y en esa clase de técnicas que permiten el trabajo ordenado de los insectos a la vez que se abren y se delimitan y aprovechan con interesantes rendimientos muchos cientos de hectáreas.

El monte de La Tuda cruzado por el viejo camino de Pereruela a Peñausende salía desde el término por el Pago de las cuatro Rayas donde coinciden los términos de Sobradillo de Palomares el de Cabañas de Sayago por la raya la dehesa de Amor, un lugar y un paisaje que rodeado de montes y jaras, la Laguna como fondo mantiene en su solana las primeras colmenas que el promotor de este acertadísimo proyecto sobre apicultura Bonifacio Ramos Bueno ha iniciado con este primer curso que tendrá su segunda edición en las primera floraciones del próximo marzo lo que esperamos con verdadero interés.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/