POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Quizá lo más destacado de la segunda mitad de enero haya sido el elevado número de decesos acaecidos en ese espacio de tiempo. Comienza la relación el día 16, cuando finaba María Josefa Diego Portal, a los 84 años. Natural de Nava, y vecina de Las Segadas, Ribera de Arriba, estaba casada con Fidel Alonso Rodríguez, con el que tuvo los hijos siguientes; Rogelio, Sara, Valentín y Rufino. María Josefa era hija de Sara Portal y de Celestino Diego Collada, que tuvo fábrica de alpargatas en la casa que está frente a la estación, y hermana de Ángel Diego Portal, que heredó el oficio.
Luego, el viernes 17 lo hacía, en Oviedo, José Ramón Mayor Rodriguez, a los 87 años. De larga trayectoria ferroviaria, Ramón, que fue primero fogonero y después maquinista desde los tiempos de la tracción a vapor en la Compañía de los Económicos de Asturias, estaba casado con Celia Ordoñez Cueto, de La Casa ´l Monte, La Vega, Ceceda, con la que tuvo la siguiente descendencia; Carmen, José Ramón, Rosana, María Belén y Eva María.
Y el sábado 18 faltaba, en Oviedo, Aurelio Carril Palacio. Aurelio, vecino de Quintana, Nava, contaba 86 años y estaba casado con Leontina Camblor Alonso, con la que tuvo un hijo; Aurelio. Hubo una pausa hasta el día 24, en el que debemos anotar la falta de dos vecinos. Así, la primera que nos dejaba era Evangelina de la Vega Loredo, la cual, como la gente de cierta edad recordará, trabajó durante muchos años en la notaría de la villa. Evangelina, que también impartió clases en su domicilio de Llames, tiene una hermana, Carolina. Y el mismo día también faltó en Oviedo Delfín Pruneda Cuenya. “Fin”, que era de Los Riegos, Viobes, Nava, contaba 65 años.
Luego, el sábado 25, a mediodía, se celebró en Nava el funeral por el joven Misael García González, fallecido el 19 en el trágico suceso ya ampliamente comentado. Cabe reseñar que el acto reunió en la villa a un gran número de personas, de modo que el templo parroquial se encontraba lleno a rebosar desde mucho tiempo antes de las 12, y añadir que, como es sabido, el finado era hijo de Misael García Villa y de la naveta Elena González Álvarez-Cienfuegos, hija, a su vez de los también navetos Severino González Canteli (Severino el médico), y María Consuelo Álvarez-Cienfuegos Carbajal, ambos ya fallecidos.
Después, el martes 28 finaba en Oviedo Luis Loredo Inés, a los 82 años. Más conocido como “Cantarexu”, apodo con el que incluso “matriculó” a su auto, Luis era hijo de Pepe, de Llames, Nava, y de Oliva, de La Casona, Tresali, y hermano de María Oliva, José Enrique, Gonzaga (+) e Ilda. Por cierto, Cantarexu, lugar donde vivió la familia, está situado en alto sobre la pronunciada curva que allí describía la antigua Nacional 634, a la que conocí con el nombre de La Revuelta.
Y con el Brexit a vueltas y una apreciable subida de las temperaturas, terminó el mes y Manuel Quintana Aspra daba por finalizada su etapa al frente de la coral naveta. Con amplia formación, y experiencia y facultades bien acreditadas, como refleja su denso y brillante currículum, Manuel se traslada a la capital, cargado de ilusión, para poner todo el empeño en la consolidación de su carrera en el marco del Coro Nacional de España.
Excelente como director, y a la misma altura como persona, creo expresar el sentir de los componentes de la coral cuando digo que todos estamos afectados por su marcha, como es natural, pero también, y al mismo tiempo, nos sentimos orgullosos de haberlo tenido como director durante estos años. De igual manera, seremos los primeros, sin duda, en alegrarnos de sus triunfos, porque Manuel se los merece, y porque los celebraremos como si fueran nuestros.
Y, como la vida sigue, y todo debe continuar, damos nuestra cordial bienvenida a David Pérez Fernández, joven y acreditado profesional de la música coral asturiana, que desde febrero asumirá la dirección de la agrupación polifónica naveta, en cuya función le deseamos los mayores éxitos.
Publicado en ‘La Nueva España’. Martes, 4 de febrero 2020, página 11.