RESILIENCIA SOCIECULTURAL DE LA COMARCA DE SIERRA MÁGINA (JAÉN).(II)
Mar 01 2025

POR JOSÉ MANUEL TROYANO VIEDMA. CRONISTA OFICIAL DE LAS VILLAS DE BEDMAR Y DE GARCIEZ (JAÉN).

Vista-parcial-del-termino-de-Bedmar-desde-el-Barranco-del-Perejil.

BEDMAR (IVº).

*Poesía mágico-religiosa popular sobre la Virgen de Cuadros: El intento de rapto por los vecinos de Jódar y el pretendido casamiento de ésta con San Francisco de Paula, patrono de Albanchez (Ss. XVI-XVII):

«Nuestra Señora de Cuadros

la quieren casar con Pachuelo,

y Pachuelo no la quiere

porque tiene un ojo tuerto.

¡Viva la Puerta del Valle

y el Morrón del Quejigal,

la Cañada de Santa María

y todo su Cornetal!

Nuestra Señora de Cuadros

al pasar por la Pililla,

se ha encontrado a San José

y se ha hincado de rodillas.

Hermoso Portal,

con su resplandor.

¡Salga la Luna bella

y su hermoso Sol!

Nuestra Señora de Cuadros

la quieren llevar a Jódar,

ella no se quiere ir:

¡Viva la Blanca Paloma!

Hermoso Portal,

con su resplandor.

¡Salga la Luna bella

y su hermoso Sol!» (52).

*Poesía devocional de Dª. Eduarda Martínez Chamorro “La hija de la Petra”, escrita como Oración a la Patrona de Bedmar el 1/XI/1976:

 

Oración ala Virgen de Cuadros:

Madre mía, Virgen de Cuadros,

te venimos a adorar,

en las rocas donde vives,

en la Sierra de Bedmar.

Desde pequeños

nuestras Madres terrenales,

nos enseñaron con cariño

viniéramos a implorar

y pedirte tus mercedes

en nuestra necesidad.

Se Virgen mía,

que eres Madre universal,

pero por esta Comarca,

todos venimos a implorar,

y a pedirte que nos des:

salud, trabajo y paz,

y con estas tres cosas,

la felicidad.

Pues, aunque lejos estemos,

siempre con nosotros vas,

pues en el pecho de todos,

estás puesta en un Altar.

No nos dejes Madre mía,

échanos tu bendición,

y protege a tus hijos,

y a toda la nación,

que España te aclama

con mucha veneración

para que vivamos

en paz y en gracia de Dios,

llegando hasta la muerte,

con tu amor y protección.

Así sea”.

-Así se siente D. Agustín Chamorro Medina, un bedmarense emigrante en Cataluña:

 

SOY DE SIERRA MÁGINA

“Soy de la Sierra Mágina,

comarca de gran esplendor

cuyo Parque Natural

irradia luz y color.

Paisaje de gran pureza,

frondosa vegetación

que da a su fauna la vida

y a los hombres la ilusión.

Y dentro de esta comarca

un pueblo es mi devoción

pues fue el que me vio nacer

y es Bedmar, en conclusión

cuadro de tal hermosura

que no ha de ser otro el pintor

que el que pinta enamorado

del paisaje y esplendor

de sus olivares verdes

alineados hacia el sol,

y de su altiva sierra,

y el castillo, y el albor

de sus fachadas blancas…

es digno de admiración.

Este Bedmar es…

Poesía, que con sus versos

manifiesta su fervor

el poeta, que, aunque es joven,

le salen del corazón

sentimientos que en palabras

los convierte la pasión.

Es ver el nacer de un día

al esfuerzo y la ilusión

de cuantos laboran el campo

con esa fe y ese tesón

que hacen de Bedmar un pueblo

humilde y trabajador;

Es a la vez su siesta,

descanso reparador,

y al finalizar el día

ningún regalo mejor

que el contemplar gozoso

su hermosa puesta de sol.

Este Bedmar es…

Música en la madrugada,

es suspiro, y es canción

a una mujer enamorada

bajo un florido balcón.

Y es un tañer de Bandurria,

laúd, guitarra y acordeón,

que envuelve a la noche en un manto

de armonía y de candor.

Es, mi pueblo, un tesoro

y es tan grande su valor

que es imposible en el Mundo

que iguales existan dos. (…)

Es, por lo tanto, hermosura,

es poesía y es canción,

es música que alegra el alma,

es mi vida y devoción;

así pues, queridos amigos,

disculpad si este fervor

con que cuento mi vivencia

en tan hermoso rincón

me lleva a contar lo bueno,

y de lo bueno lo mejor,

pues que no es por vanidad

sino intensa admiración” (53).

 

-Poesía descriptiva del Barranco Perejil (Serrezuela de Bedmar).

  1. Antonio Pérez, un gran conocedor de la Comarca de Mágina, nos ha dejado esta singular poesía de tipo descriptivo, fechada el 31/X/2003, de lo que para él es el Barranco Perejil:

Entre tiros de escopeta,

y oscuros cielos de octubre,

mi esencia se hace secreta,

por la niebla que me cubre

y al cazador voy eludiendo,

y casi casi a la pieza,

poco a poco voy subiendo,

sendero de fortaleza.

Ante mí un guardián divino,

saliendo al paso entre toscas,

cuando más sudo el camino,

el muy vil me echa las moscas.

A trocha y mocha en cañada,

zigzag… paradas ligeras,

allí mi hada engalanada

duerme cansinas guerreras.

¡Vente conmigo romero,

que no se esconda ese enebro!,

ahora voy con esmero,

al fin el collado quiebro.

Jódar al norte se asoma,

al este: Monte Escarchado,

oeste: Úbeda y su loma,

al sur: Aznaitín nublado.

Aquí me quedo extasiado

de “Perejil” verde y blanco;

sí me atan, aquí quede atado,

en el silencio de este Barranco” (54).

-Y así describe, Dª. María del Socorro Mármol Bris la “otra vida” en la Era bedmarense:

 

EN LA ERA.

Antes de cerrar la noche

al dar de mano aquel día,

se puso el primer lucero

encendidito de envidia.

Fue por Agosto, la era

preñada y recién mullida,

nos sirvió como canasta

inocente y encendida.

Casi sin querer rozaste

con cabecillas de espiga

un recodo de mi cuerpo

que en ansias se consumía,

mientras le ponías canciones

a la líquida rutina

del discurrir de la acequia

que remansaba cansina.

Yo corté dos amapolas

rojas como mi fatiga

y en el centro de la era

te reté con florecillas

metiendo en ellas los besos

que entre los labios me ardían.

Sin terminar de querernos

nos pilló la amanecida

hurgándonos en el cuerpo

con ansias de más caricias

Le pedí al aire toallas

y al amanecer cortinas

para secar mis sudores

y taparme las fatigas

que se me estaban subiendo

pecho adentro, cara arriba.

Y me atusé con desgana

dos o tres pajuelas chicas

que con aquellos trajines

entre el pelo se escondían.

Tú te pusiste a la trilla;

yo con los haces de espigas

a cortarle los ramales

que en el tajo les ponían.

Y los dos a murmurarnos

con maliciosas risillas

la buenura de la noche

tan llena de picardías.

Antes de llegar la siesta,

casi por el medio día

se vino el viento solano

sobre la parva extendida

mientras renegaba el Amo

hablando de horas perdidas:

que si se pone a llover

esta parva se extravía…

que si esto…, que si lo otro…

que está lista la maquila…,

que se arrejuntan las granzas

con el trigo de la orilla…

que si dicen que rezongo…

que este ventarrón me ruina…

Entonces, como los vientos

abaleaban con ira

y a la contra aquella parva

juntando pajón y espigas,

perdiéndonos, camastrones,

tras los costales de harina

nos echamos a querernos

para aprovechar el día”.

 

-Leyendas sobrenaturales: 

*La aparición-descubrimiento de la imagen de la Virgen de Cuadros. Cuadros(Bedmar), ¿1431?“La Virgen de Cuadros decidió darse a conocer por medio de su símbolo de pureza, una nívea Paloma, la cual se posó sobre una peña a la vista de un sufrido y hambriento pastor, con el fin de que éste la viese y le lanzase una pedrada con su honda, como expresión de un acto reflejo para saciar su hambre. La pedrada le alcanzó, pero el daño sufrido fue mínimo y pudo el pastor cogerla viva. Tras acariciarla la introdujo en su zurrón, pensando en la cena de su familia cuando regresase a Jódar. Pero cuál sería su sorpresa cuando estuvo en lo alto del Portillo y decidió mirar en el zurrón para ver cómo estaba la Paloma, resultando que aquella ya no se encontraba en él, al tiempo que se maldecía y se preguntaba cómo se había podido escapar de allí. Resignado, prosiguió el camino hacia su casa.

          Al día siguiente, encontrándose de nuevo, el mencionado pastor en las faldas de la Sierra de Cuadros, a los pies del Torreón, volvió a ver otra Paloma, la cual se encontraba un poco inquieta. Intentó cogerla, pero no pudo. Encorajinado, le lanzó una piedra, la cual le fue a dar en un ojo, para en un instante tomar forma de mujer con un Niño en sus brazos, según cuentan algunos y según otros vecinos de Bedmar, caer sin sentido entre unos matorrales que cubrían unas rocas y al intentar buscarla el pastor por entre las grietas de las rocas vio la Imagen de la Virgen de Cuadros con su Hijo. La tomó en sus brazos e impresionado por tan maravilloso acontecimiento se dirigió presto a la villa de Bedmar, donde con gran júbilo y alborozo contó lo ocurrido y regresar al lugar acompañado por todas las sencillas gentes de esta villa, las cuales, deseosas de ver a la Virgen, le piden por la Paz y deciden adorarla en ese lugar, el cual es, aún hoy, faro de la devoción mariana más antigua de la Comarca de Mágina» (55).

*Los “minguillos” del Hoyo de la Negra. «Cuenta la leyenda que existía un fantasma de barbas blancas acompañado de una corte de minguillos -duendes malignos- en el lugar conocido como el Hoyo de la Negra, situado en el antiguo camino de Cuadros, a espaldas de la Fuensucia. A consecuencia de ello estaban los campesinos aterrados, pues si pasaban a partir de las doce de la noche por el Hoyo la Negra, se oía sonar un latón y al instante aparecía un fantasma de largas barbas blancas, ojos ensangrentados y hundidos y de una palidez extrema. Aunque este ser se vestía con harapos, se podía adivinar que en su momento fueron la mortaja de un hombre muy rico. Sus pies estaban trabados con unas gruesas cadenas, pero a pesar de ello se movía con gran agilidad.           Este ente fantasmagórico estaba siempre rodeado de los minguillos que encantaban a todos los campesinos que pasaban a esas horas por ese citado lugar.

          Solían ser traumáticos esos encuentros, pues cuentan que hubo campesinos que perdieron la cordura o algunas de sus facultades físicas como consecuencia de esas apariciones.

Sucedió que, a unos valientes, dada la magnitud que estaba alcanzando el asunto, se les ocurrió solucionar el problema y para ello decidieron, tras larga meditación, coger a la Virgen de Cuadros, cuyo flamante Santuario no se encontraba muy lejos del lugar donde ocurrían las fantasmagóricas apariciones y a las horas en que salían estos seres, la llevaron hasta el lugar de los hechos. Como era de esperar, oyeron el latón y al instante salieron el fantasma y los minguillos.

          Fue una escena llena de alta tensión y dramatismo para el fantasma pues nada más ver a la Virgen de Cuadros emitió un gran lamento y desapareció envuelto en una nube de humo y nunca más se volvió a saber de él. Los minguillos, esos seres extraños, echaron a correr despavoridos, desorientados e incapaces de seguir a su amo, se ocultaron entre la maleza.

          A partir de ese día nunca se volvió a saber del tema, pero ojo que los minguillos, hasta el momento inofensivos, aún habitan esos parajes del camino viejo de Cuadros(56) «.

*Hasta el río de Cuadros llegan tres caminos[Poema descriptivo anónimo. S. XVII].

«Hasta el río de Cuadros

llegan tres caminos:

el uno de Jódar,

de Bedmar el otro,

de Albanchez el último.

Desde el río de Cuadros,

un solo camino

sube hasta la Ermita

donde el Pastorcico encontró

a la Virgen de Cuadros y al Niño.

La Blanca Paloma dicen

que llevaba en su pico rojo

un grano de trigo

y que sólo quiso dejarlo caer

cerca de su nido.

De entonces acá,

han pasado siglos

y las hormiguitas

cada tarde suben

en busca del trigo.

Yo he oído en la noche

extraños suspiros.

Yo he visto mujeres descalzas, y niños

que cual hormiguitas, en busca de trigo,

suben por la cuesta de Cuadros bendito.

Yo he visto favores,

yo he leído libros,

yo encontré mi choza donde el Pastorcillo

tuvo entre sus manos a la Virgen y el Niño.

Hasta el río de Cuadros,

llegan tres caminos:

el uno de Jódar,

de Bedmar el otro,

de Albanchez el último».

*La Virgen Encontrada. 

Lo que cuento aquí es la realidad de unos hechos, que fueron vividos por mi esposa y yo, en unos momentos inolvidables de nuestra vida, en esta última década. Tales hechos, íntimamente relacionados entre sí, tuvieron que esperar nueve años, hasta que se presentara el día escogido por LA SANTÍSIMA VIRGEN DE CUADROS, para cerrar el círculo de esta sufrida pero maravillosa experiencia que nos ha tocado en suerte vivir.

          Todo comenzó en el mes de Junio de 1986. Por aquellas fechas mi esposa empezó a tener problemas con la visión de su ojo izquierdo, de tal manera que poco después lo perdió totalmente. Tanto los oftalmólogos de la Seguridad Social como los privados que la habían tratado después le diagnosticaron que la falta de visión era debida a un derrame de sangre en el interior del globo ocular, ocasionándole con esto el entubamiento del humor acuoso, y asegurándole que hoy por hoy, no había nada que hacer al respecto. El consejo que le solían dar era que lo llevara con paciencia, porque a lo mejor algún día…

          Mi mujer no se dio por vencida y seguimos intentándolo. Visitamos a otros especialistas de fuera de la provincia de Málaga, pero todo era inútil, pues sólo conseguíamos nuevas decepciones y más amarguras si cabe, pues el ojo bueno empezó a ponérsela enfermo por causa del esfuerzo de visión que tenía que soportar o como se suele decir, por simpatía. Era tal la tensión nerviosa que acumulaba mi mujer, que estaba a punto de derrumbarse por completo.

          Con el fin de animarla, aun corriendo riesgos de que pudiera adquirir otra enfermedad, decidí que hiciéramos un pequeño viaje para cambiar de aires y tratar de distraerla. Sin pensarlo mucho, a fines de ese mes de Junio tomamos el coche y nos marchamos sin rumbo fijo. El azar nos llevó a la ciudad de Cazorla, y digo al azar, porque pudimos llegar a otra cualquier parte de Andalucía, ya que no nos preocupó el rumbo escogido. Esa noche pernoctamos en ella y a la mañana siguiente tomamos el camino de vuelta, pero escogiendo preferentemente las carreteras de montaña por ser éstas para nosotros las más amenas y entretenidas y así sin prisas, íbamos haciendo kilómetros bajando y subiendo y contemplando el maravilloso paisaje, sin preocuparnos hacía donde el azar nos llevaba. Sobre la una de la tarde, nos encontrábamos bajando por una estrecha carretera de cerradas curvas, y por la que de vez en cuando nos encontrábamos con relajantes estampas, aunque por desgracia casi desaparecidas en gran parte de Andalucía y de España, de campesinos que transportaban sus cosechas de frutas o verduras, a lomos de sus bien cuidados animales. Poco después hicimos un alto a la entrada de un discreto Puente de piedra, y por el que discurría un pequeño río.

Frente a él había unas cuantas casitas diseminadas por doquier y algunas de ellas se encontraban cubiertas de hiedra y enredaderas. Nos llamó la atención, la frondosidad y agresividad que allí tenía la Naturaleza, y sobre todo la altitud de sus montañas, donde observamos la existencia de una construcción de piedra que destacaba sobremanera. Decidimos dirigirnos hacia ella para visitarla. Al llegar al lugar vimos que se trataba de una Ermita que entrando a la derecha se encuentra la imagen de un Cristo Crucificado, al parecer tallado en madera, y a la izquierda unas cuantas filas de bancos y un modesto altar con la imagen de la Santísima Virgen. Nos acercamos a Ella y nos arrodillamos y le rezamos algunas oraciones. Por mi parte también le pedí que ayudara a mi mujer, para que la pobre llevara su enfermedad con resignación y no perdiese la fe en Dios.

Cuando nos levantamos para marcharnos, alcé la vista y me fijé detenidamente en su linda carita y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Poco después y con un nudo de emoción atenazándome la garganta, tomé a mi mujer de la mano y nos marchamos hacia el coche. Ya en carretera y conforme nos alejábamos de allí presentí que algo bueno nos iba a ocurrir.

          Pocos días después de nuestro regreso a casa, recibimos una llamada telefónica de nuestra cuñada, residente en Francia, en la que nos decía que estaba al corriente de lo que le pasaba a mi mujer, y que como ella tenía que ir unos días a su casa de Barcelona, nos invitaba a ir a esa ciudad para que la visitase el doctor Barraquer. Mi esposa no lo pensó dos veces, y con mucho ánimo nos pusimos en camino. Llegados a Barcelona nos encaminamos a la Clínica Barraquer, donde por urgencias tuvo la suerte que la atendiera. Tras un examen minucioso, los médicos vieron que no había posibilidad de diagnosticar con seguridad nada, por no haber en ese momento hemorragia en el interior del globo ocular y le aconsejaron que se marchase a su casa y volviese cuando ésta se le manifestase. Esto supuso un duro golpe anímico para mi señora.

          A partir de aquí, y sin el menor género de dudas, es cuando empieza a manifestarse la ayuda Divina que con todas las fuerzas de mi corazón le pedí para mi esposa, a la Santísima Virgen de aquella Ermita que encontramos por casualidad, en algún sitio de las sierras de la provincia de Jaén.

          Sucedió que mi cuñada para animar a mi mujer le propuso que antes de regresar a Marbella fueran a visitar a una sobrina nuestra que vivía cerca de la Frontera. Mi esposa aceptó hacer el viaje y nada más llegar, tuvimos que regresar urgentemente a la Clínica porque le había repetido la hemorragia. A partir de aquí todo fue rápido, pues los magníficos profesionales de la Clínica Barraquer si pudieron en esta ocasión diagnosticar con absoluta seguridad el mal que sufría mi esposa en los ojos. El día 8 de agosto le practicaron una delicada intervención quirúrgica en su ojo izquierdo. Para los médicos que la efectuaron fue todo un éxito y para nosotros fue todo un MILAGRO, pues este tipo de operaciones se estaban efectuando en esta Clínica desde hacía muy poco tiempo.Transcurrido un año la recuperación de mi mujer fue total, por lo que de común acuerdo decidimos viajar a aquella Ermita de la provincia de Jaén para agradecerle a la Santísima Virgen su bondad para con nosotros.

Preparamos el viaje, pero poco antes de partir no encontrábamos el Mapa que habíamos usado en el viaje anterior, y en el que se hallaban marcadas todas las rutas seguidas. Se nos había extraviado. Nos quedamos desolados, pues no comprendíamos como se había podido perder, ya que estaba con los demás papeles del viaje anterior. Decidimos que teníamos que aventurarnos con la vaga idea que yo tenía del lugar e iniciamos el viaje deambulando casi dos días de un sitio para otro, sin obtener ningún resultado positivo, pues yo no sabía cuál era el nombre de la Virgen que estábamos buscando. Sólo en mi mente se hallaba grabado el lugar donde se encontraba la Virgen. Pero ello no era bastante y la gente a la que preguntamos no nos sabía decir dónde, pues necesitaban conocer el nombre de la Virgen o del lugar, pero eso yo no lo sabía.Pasado un tiempo lo llegamos a intentar hasta dos veces más, pero con el mismo resultado negativo. No encontrábamos el lugar. La desesperanza y el desánimo habían hecho mella en nosotros y ello nos obligó a postergar la búsqueda, aunque en ningún momento olvidamos, pues el recuerdo y el amor hacia aquella Virgencita, seguían intacto dentro de nuestros corazones y teníamos la esperanza de que algún día pudiéramos encontrarla de nuevo.

          Estábamos a comienzos de febrero de 1995. Mi estado de salud no era nada bueno. Pues desde hacía casi tres años, unas graves lesiones en la columna vertebral me tenían casi imposibilitado y no podía realizar mi vida con normalidad. Por tal motivo decidí operarme asumiendo todos los riesgos de la intervención, que, aunque eran muchos, también eran muchas las posibilidades de éxito que existían, dada la calidad de los médicos que la iban a efectuar. Como dicha operación no me la harían antes del mes de abril, le dije a mi mujer que a pesar del tiempo transcurrido me gustaría volver a intentar, aunque fuera por última vez, la búsqueda de aquella Virgen, no para pedirle algo para mí sino para poder verla y pagarle la deuda de agradecimiento que teníamos contraídas con Ella. Ambos de acuerdo decidimos emprender la acción con rapidez.

          Sobre las siete de la mañana del día 19 de febrero, llegamos a Guadix a bordo de nuestro coche. Desde aquí pensamos dirigirnos a Peal de Becerro y en el trayecto preguntar a todo el mundo por la Ermita. A las una de la tarde nos encontramos en Peal y nadie supo darnos razón de ella. Nuestro ánimo se había enfriado algo y decidimos el regreso por la otra parte de la sierra en lugar de por Guadix y he aquí que a las tres de la tarde nos encontrábamos en la Plaza del Ayuntamiento de Jódar, donde aparcamos nuestro coche. Habíamos recorrido setenta kilómetros, habíamos pasado por tres pueblos pequeños sin interés para lo que nosotros andábamos buscando, pero si para que pudiéramos haber almorzado en cualquiera de ellos, aunque fue imposible, pues no encontramos ningún bar o restaurante que estuviera abierto. Pero he aquí que en esta Plaza de Jódar y enfrente nuestro si que había uno abierto. Entramos y nos acomodamos en la barra de este y pedimos al camarero que nos diese de comer. El camarero nos respondió que a esa hora no se servían comidas, pero que dos calles más abajo se encontraba el Mesón «Los Arcos» y que allí nos aseguró que no tendríamos problemas. Endicho Mesón, a pesar de la hora tan tardía se nos atendió correctamente y pudimos almorzar tranquilos. Al finalizar el dueño del Mesón nos trajo los postres y como si nos conociera de toda la vida, se sentó cerca de nosotros y nos preguntó sobre nuestro viaje. Nos pareció bien esta forma de actuar de nuestro amigo, porque comprendimos que quería entablar una conversación y alargar algo más la sobremesa.

 Al poco rato nos encontrábamos contándole nuestra particular y vieja historia de la búsqueda que llevábamos entre manos. Cuando terminé de hablar él nos dijo que si no conocíamos el nombre con el cual era conocida esa Virgen. Le dijimos que no lo sabíamos, así como tampoco conocíamos el nombre del lugar. Él nos dijo que sería difícil hallarlo, pero, de todos modos, me pidió que le describiera el recuerdo que yo tenía del sitio. No tarde en hacerlo más de tres minutos y mucho menos mi amigo en encender una luz de esperanza, cuando nos aseguró que la VIRGEN que andábamos buscando se encontraba cerca de allí, en una Ermita que había a doce kilómetros de Jódar, y que era conocida con el nombre de La Virgen de Cuadros.

          Ni mi mujer ni yo nos podíamos creer lo que nuestro amigo nos estaba diciendo, porque nos parecía increíble que después de todo lo que llevábamos pasado, se nos presentara ahora tan fácilmente. Nuestro amigo seguía insistiendo y para que pudiéramos comprobarlo por nosotros mismos nos invitó a que le siguiéramos con nuestro coche hasta el lugar de CUADROS. Poco después estábamos en Bedmar y desde aquí tomamos la sinuosa carretera que nos conduciría hasta la Ermita. Conforme nos íbamos acercando al sitio, más claros se me presentaban los recuerdos que yo atesoraba de aquel paraje desde hacía ya tanto tiempo, al tiempo que comprobaba con satisfacción, que eran un calco exacto de la realidad física que estaba contemplando. Cuando por fin entramos en la Ermita, ya bellamente restaurada, supimos enseguida que era la que buscábamos.

          No puedo explicar si lo que sentí fue un pensamiento, un soplo de aire o una palabra sin sonido, lo cierto es que fue algo que me confirmó que ya estábamos en casa. Jamás y lo digo con todas las fuerzas de mi corazón, sentí al igual que mi mujer, tanto gozo y tanta emoción, como la que sentimos en ese momento con el reencuentro de nuestra Santísima Madre, y al acercarnos a Ella, y besarle el Manto, rompimos a llorar como niños. Me costó un gran esfuerzo poder susurrarle las palabras con las que le daba las gracias por todo lo que nos había otorgado, al tiempo que le pedía por el mundo y le pedí que nos perdonara. No pude continuar, me lo impedía la emoción. No era capaz de controlar el llanto, me sentí abochornado y tuve que salir para serenarme. Después todo fue mejor. Poco antes de partir para Marbella, le rezamos unas oraciones a la Virgen y nos despedimos de la Virgen, pero con la intención de volver pronto.

          El día 27 de abril me operaron. Fue una complicada operación de la columna vertebral. Duró más de siete horas, pues hubo de operar cuatro hernias discales, realizar un injerto de hueso y ponerles una prótesis para fijarlas con ocho tornillos. Desde entonces han pasado seis meses. Estas operaciones tienen una recuperación prolongada, muy difícil y dolorosa, pero en mi caso he de decir que a los tres días ya andaba con muletas y a los cinco meses he viajado en coche más de setecientos kilómetros para ir a la Fiesta de la Santísima Virgen de Cuadros.Debo añadir que, en este caso concreto, fue mi mujer la que le pidió que me ayudara en la enfermedad, y yo tengo el absoluto convencimiento de que la escuchó» (57).

 

NOTAS.

52.Según nos relató D. Bartolomé García de la Torre, natural de Albanchez, en 1990.

  1. CHAMORRO MEDINA, Agustín. “Pregón de las Ferias y Fiestas Patronales de Bedmar, 2007”, en Torreón de Cuadros. Año XV – nº 13 [IIIª Época]. Bedmar, 28/II/2008. Pp. 375-379. (Poesía, p. 378).
  2. TROYANO VIEDMA, José Manuel. Patrimonio Histórico-Artístico y Medioambiental de Bedmar. Madrid, 2024. Pp.536-537.
  3. TROYANO VIEDMA, José Manuel. «La aparición de la Virgen de Cuadros», en Torreón de Cuadros. Año I, nº. 1. Bedmar (Jaén), 26/X/1993. P. 2. «Sobre el origen de la devoción mariana en la Serranía de Mágina: La Virgen de Quadros de Bedmar», en Torreón de Cuadros. Año V, nº. 21. Bedmar (Jaén), 25/IX/1997. Pp. 255-256.
  4. EQUIPO DE PROFESORES DE SIERRA MÁGINA. Sierra Mágina. Premio Joaquín Guichot de Investigación, 1987. Delegación de Educación. Jaén, 1987. Pp. 364-365. TROYANO VIEDMA, José Manuel. «Cuentos y Leyendas: Leyenda de los Minguillos del Hoyo la Negra», en Revista Torreón de Cuadros. Año II, nº. 6. Bedmar, 25/IX-25/X/1994. P. 35. CATENA, F. “Leyendas de Mágina y su Frontera”, en Sumuntán, nº 17. Jaén, 2002. P. 159.Esta leyenda sobrenatural, de origenpopular, está muy unida a la importancia mágico-religiosa que representa la Virgen de Cuadros para Bedmar y sus gentes, pues los duendes, aunque traviesos, no suelen ser malignos, pero los minguillos son una excepción.

57.Según el relato realizado en Marbella (Málaga), el 9/X/1995 por D. José Ogalla, por escrito. Escrito que envió a D. Horacio Viedma Troyano, en ese momento Presidente de la Hermandad de la Santísima Virgen de Cuadros, patrona y alcaldesa perpetua de Bedmar y del que recibí una copia, lo cual publicamos -mi hijo y yo- en el libro: Literatura de tradición oral y juegos infantiles en Bedmar. Jaén, 2010. Pp. 144-146.

FUENTE: J.M.T.V.

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