POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Es curioso que a mí, con lo independiente que soy, me cueste empatizar con los independentistas, calzar sus mocasines hasta la vuelta de la esquina, comprender a esa zangarulla farruca que agrede a sus agentes del orden, lejos de increpar a su profesorado por entrucharlos con fobias y perinquinas. Pero, como es mi vocación andamiarme en atalayas inéditas y penetrar en esta chusma hazañosa que desconoce sus privilegios y el país en que vive, manifiesto mi apoyo a la proporcionalidad de respuesta que solicitan los políticos separatistas para sus mesnadas: que las fuerzas de seguridad respondan con las mismísimas armas, ni una más, que las de esta farfantucia; que les devuelvan desplantes, pareados bananeros, bengalas y estrellas, bolas de acero y adoquines, y que a sus maestros de historia y de antropología, en proporción a sus relatos, les metan por la retambufa un libro de Cataluña en llamas.
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