POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
El interior del Ayuntamiento de Montijo muestra la presencia del hombre en tiempos antiguos en su término. Así lo indica la lápida sepulcral que está en la escalera de acceso a la primera planta, procedente de la villa romana de Torreáguila, alusiva al enterramiento de Maxomma y Dulcisus que fallecieron en la paz del Señor el 28 de abril del año 566 y el 31 de julio de 572. Lápida encontrada en la necrópolis que se levantó al noroeste de la villa en el siglo VI.
Su texto: “Maxomma sierva del Señor que vivió ochenta y un años, descansó en la Paz del Señor el día cuatro de mayo del año seiscientos cuatro (28 de abril de 566). Dulcisus, siervo del Señor que vivió noventa y tres años, descansó en la Paz del Señor el 1 de las Kalendas de agosto del año seiscientos diez (31 de julio de 572). Epundius”.
También el interior del Ayuntamiento muestra un conjunto de piezas, donadas por Alfonso Gómez Núñez, formadas por varias hachas de piedra, entre el 5000 y 4000 a de C, un vaso de cerámica del período calcolítico, segundo milenio a. de C., y una cabeza de un exvoto romano que se data entre el s. I y II d. de C. Todas ellas descubiertas en el término y casco histórico de Montijo. Sin olvidarme que, en el vestíbulo de acceso, al entrar, una campana nos saluda con esta leyenda: “Soi de el Pueblo. Año de 1847”.