POR JOSÉ MANUEL JERÉZ LINDE, CRONISTA OFICIAL DE LA E.L.M. DE GUADAJIRA (BADAJOZ) 

En los primeros meses de 1998 mantuve una conversación con el párroco Andrés Romero sobre el lamentable estado que presentaba una imagen de la Inmaculada Concepción. La figura, salida de los talleres “El Arte Cristiano” de Olot elaborada a molde, en pasta de madera, presentaba múltiples desperfectos y fisuras que afectaban principalmente al rostro y parte trasera del manto. Mostraba igualmente algunas zonas descoloridas en túnica y manto, restos de cera e incluso varios nidos de llamada avispa alfarera, localizados en una bocamanga de la túnica. Misteriosamente, la imagen, sería depositada en la ermita de la finca “La Orden” (Guadajira) cuya apertura solo se había producido de forma muy ocasional. En efecto, en la década de los años 80, tendría lugar varios enlaces matrimoniales coincidiendo con la demolición de una parte del presbiterio de la iglesia de Guadajira. En el trascurso de estas obras, se celebran varios enlaces matrimoniales, e incluso algún bautizo, en la ermita de la finca “La Orden” que dista poco menos de 1 km de la localidad. Resulta muy probable que esta Inmaculada fuese traída finalmente desde Lobón hasta esta ermita cerrada y en desuso a finales de los años 80. Con posterioridad el edificio serviría como almacén en la clasificación y depósito temporal de muchos de los fondos que hoy conforman el Archivo Histórico del Centro de Estudios Agrarios en Mérida (CEA).

Tras una limpieza superficial de la imagen se procedió a reponer los tonos perdidos, a base de pinturas al agua, hasta su ubicación, en mayo de 1998, en el interior de la iglesia parroquial de San José Obrero de Guadajira, que hasta ese momento, no contaba con ninguna imagen de estas características. Por la iconografía que adoptan los talleres imagineros de Olot (Tarragona), y en el caso que nos ocupa, se perpetua el tipo más conocido de Bartolomé Esteban Murillo, la llamada Inmaculada «de los Venerables» o Inmaculada «de Soult» (1660-1665) conservada en el Museo del Prado y que se corresponde con la última etapa del magistral pintor. Temática que volveremos a encontrar en su prolija obra entre la que predomina el azul ultramar del manto y el blanco de la túnica que, en nuestro caso, conservaba un tono celeste pálido asociado con la pureza. Las manos cruzadas sobre el pecho y la mirada dirigida al cielo. La figura, que parece pisar una media luna, se sostiene sobre una especie de nube de la que emerge el rostro de tres ángeles.

Años después hemos conocido la fotografía que ilustra este trabajo y que agradezco especialmente a Mª del Carmen Álvarez Fernández. La instantánea nos ha permitido identificar la portada gótica (finales del s. XV) de la parroquia de Lobón y esta misma “Virgen de Murillo” como consta en un catálogo de los talleres de Olot editado en 1932. La data inscrita en el reverso de esta instantánea (15 de agosto de 1957), coincide además con la celebración de la patrona de la vecina localidad de Lobón -Ntra. Sra. de la Asunción- cuya imagen sería adquirida posteriormente a esta otra de la Inmaculada, y que finalmente, identificamos con la imagen recuperada para la parroquia de la vecina localidad de Guadajira.

FUENTE J.M.J.L.