POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Unos investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han propuesto retrasar tres semanas la Semana Santa, es decir, que el festivo del 2 de abril que corresponde al Viernes Santo se pase al 23, para que así aumente “la ratio de vacunación de personas vulnerables cuando se produjera el periodo vacacional, y con ello la reducción muy importante del riesgo que llevan asociados estos periodos festivos, como se observó en diciembre”. Desgraciadamente olvidan lo fundamental: que la Semana Santa es la única festividad cristiana que tiene una fecha precisa establecida por un dato histórico, la celebración del Pésaj o Pascua judía que coincidió con la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Aquí no hay peso de tradición que valga ni cristianización de una fiesta pagana. Es un hecho histórico que no permite cambios de fecha. Este año la Semana Santa se celebra entre el 28 de marzo y el 4 de abril porque Pésaj se celebra entre el 27 de marzo y el 3 de abril. Las fechas de la Semana Santa no pueden cambiarse. Se puede, como se ha hecho, suspender las procesiones. Pero no retrasar la celebración. La propuesta ignora la historia, ofende al sentido común y falta el respeto a la Iglesia y los creyentes. (“Disparate académico”, Carlos Colón, Diario de Sevilla)