RIOLOBOS. VOLVIENDO A LA FIESTA DE SAN BLAS Y NOTICIA DE LA FESTIVIDAD EN EL S. XVII
Feb 27 2024

POR JOSÉ VIDAL LUCÍA EGIDO, COMO CRONISTA OFICIAL DE RIOLOBOS (CÁCERES)

Desde mediados de enero, ya pasadas las Navidades, son innumerables las fiestas que se celebran en los pueblos y ciudades. Los refranes nos recuerdan cómo comienzan: «Entre los santos frioleros, San Sebastián es el primero. Detente, varón, que el primero es San Antón».

Efectivamente el 17 de enero, con San Antón abad, protector de los animales,  comienza el ciclo de las fiestas de invierno post navideñas. En esa fecha la tradición consiste en presentar los animales (ahora, también las mascotas) ante el santo barbado para que sean bendecidos. En ella son de gran interés los ritos del «torcido del cordón«, entre los que hay que destacar el de Brozas.

A continuación, «a los veinte de enero» se celebra la fiesta de los Santos Mártires, de mucha raigambre en multitud de pueblos, aunque en la mayoría sólo se acuerdan de San Sebastián, el bello efebo aseteado, protector contra la peste. Por el camino se ha quedado San Fabián. Son pocos los pueblos que veneran a ambos. Reseñable el caso de Portezuelo y el de Cáceres en la ermita del Paseo Alto. En Riolobos hubo, en el siglo XVII y hasta mediados del XVIII, ermita y cofradía dedicada a estos «benditos Mártires». De ello hablaremos en otra ocasión.

Después llega febrero con santos en los tres primeros días.

«Los trisantos de Febrero:

Santa Brígida el primero,

el segundo Candelero (La Candelaria)

y el tercero gargantero» (San Blas).

A ellos hemos hecho referencia en otra entrada del blog dedicada a las Candelas de Hinojal.

La festividad del «glorioso San Blas» en Riolobos en el s. XVII

Nuestro interés ahora es hacer una breve reseña sobre la fiesta que Riolobos hacía en el siglo XVII al santo «gargantero», también conocido como «coquillero», y dar algunas notas sobre la que se hace en la actualidad. En el pueblo es tradicional referirse a él como «San Blas, el de la cotorina pelá». Nos lo recordaban en estos días Juan José Lucía y Mª Carmen Miguel.

El «glorioso San Blas» tuvo en Riolobos desde el siglo XVII una importante cofradía que festejaba al santo en esta fecha del 3 de febrero. Consta en los libros parroquiales, conservados en el Archivo Diocesano de Coria-Cáceres, que el día de San Blas de 1649, según la cuenta que rinde el mayordomo de ese año Juan Dillana viejo, se gastaron 32.350 mrs. en diferentes partidas, entre las que señalamos:

«dos mill y nobecientos y nobenta y quatro mrs (maravedís)… del conbite que se da el dia del Offetº y de dar de comer a los dançantes y otras cosas».

1.202 maravedís, por un parte, y 24.820, por otra, en traer un retablo para el santo, asentarlo, pintarlo y dorarlo y aderezar el altar (12.000 fueron prestados por la Cofradía de la Argamasa para el dorado).

Además hubo otros pagos para el predicador del sermón y por los derechos del cura y del sacristán.

A ello hay que añadir otros 16.040 maravedís que equivalen a «quatrocientos y setenta y dos Reales que los v(e)c(in)ºs dieron de limosna para dorar el retablo deel Stº».

La recaudación (cargo al mayordomo) fue de 32.350 mrs. Algunas de estas partidas son:

1.864 mrs. de «limosna de las dominicas (de los domingos)»

3.449 mrs. de la recaudación en el ofertorio.

«Mas se le cargan doze mil mrs que le presto al Stº pª dorar el Retablo Ntra Sª de largamassa»

El alcance o remanente fue de 6.046 maravedís, que se cargan al siguiente mayordomo de 1650, Alonso Marcos. En 1650 este mayordomo pagó 8.165 mrs. por un frontal (del altar del santo), «conbite», «gasto de tanborilero y cagero», para derechos del cura y del sacristán y escribano, limosna de predicador y otros gastos.

En la cuenta que se tomó al mayordomo Miguel Quarto en 1679 y, contando ya en reales, constan como gastos:

la compra de un toro para la fiesta por 400 reales,

el abono de 7 reales y 10 maravedís a «los que traj(er)on el toro a la plaça».

12 reales «a los onbres que repartieron la carne del toro», 

«Quarenta y nueve rs y mdº que hicieron de gasto los dançantes en que entra tanborilero y costo de cascaveles», 

36 reales «de tres @ de vino qe se gastaron …»

otros 7 reales «a un onbre que fue a buscar los cascaveles», 

72 reales y 17 maravedís «de una @ de aceite y unos quartillos que gasto en su año en la lanpara y en dar de comer (a) los dançantes»,

«Veinte Rs y diez y ocho mrs que tuuo de costo el recoger el ttº (trigo) de la senara» 

«Quarenta y dos rs que hiço de costo el padre predicador en que entra la limosna del sermon»

y 259 reales «que costaron los adereços para una capa que se fiço para San Blas».

En total, 1.051 reales y 28 maravedís.

Entre los ingresos se recaudaron, además  «de las menudanças que se vendieron en el ofretorio (sic) y manada» (52 reales y 10 maravedís):

262 reales y 12 maravedís de la venta de la carne del toro,

100 reales que valió la piel

y 290 reales «que valieron cinco fs de tr(ig)º que vendio (el mayordomo) a precio de cinquenta rs».

En total se ingresaron 1.372 reales y 24 maravedís.

El alcance esta vez fue de 326 reales y 6 maravedís que pasaron al siguiente mayordomo de 1680, Juan Muñoz. Todos estos gastos citados hablan de la importancia que en el pueblo se daba a este santo, obispo de Sebaste (Armenia) y protector de los males de garganta.

Según hemos visto en las cuentas que rinden los mayordomos de San Blas, en Riolobos, entre el año citado de 1649 y hasta 1684 los principales elementos que conformaban la festividad del santo gargantero en el s. XVII eran los siguientes:

Misa cantada dedicada al santo con procesión, «ofretorio y manada». Por todo ello el cura cobraba unos 10 reales que le pagaba la cofradía. Al sacristán, que ejercía también como escribano de las cofradías, se le abonaban 15 reales por ambas tareas. En estos años (1649 a 1684) los curas de la parroquia fueron Martín de Barrientos (de 1656 a 1668, año de su fallecimiento), Pablos Lazaro Michel (comenzó en 1670) y Domingo Ximenez (de 1678 a 1708, en que falleció). Uno de los sacristanes, que también firma como escribano, fue Juan Anton.

Es reseñable la recaudación que se hacía en el «ofretorio y manada» del día del santo. En 1651 se recaudaron 6.820 mrs. y en el año siguiente, 5.952. A veces se entregaban para el ofertorio algunas fanegas y celemines de trigo que luego eran subastadas o vendidas y la recaudación se añadía al monto total. Por ejemplo en 1684 se recaudaron 46 reales y medio «que ualieron las menudanças deel ofretorio y manada».  A ello hay que añadir 46 reales «que ualio una fª (fanega) y siete celem(ine)s de ttº (trigo) que junto en el ofretorio y manada» y «Real y mº que ualio celem(i)n y mº de ceuada que se junto asimismo». Algunos años el trigo, la cebada o el centeno que se obtiene en el ofertorio o que se da de limosna al santo, no se venden y entonces pasan como remanente al mayordomo siguiente que lo anota en su cargo y puede venderlas en su año. Así en 1681 el mayordomo Domingo Delgado obtiene para la cofradía 445 reales y 17 maravedís de la venta de trece fanegas y once celemines de trigo «que uvo de su antecesor» y que vendió «a treinta rs la fª». Y en ese mismo año obtuvo en el ofertorio otras tres fanegas y un celemín y medio de trigo. Es de interés señalar también que en 1683 se abonan «Once quartos al quadrillero de publicar el ttº (trigo) quando se uendio a la puerta de la iglesia».

Sermón a cargo de un padre predicador, al que se le abonaba una cantidad. En 1679 se gastaron 42 reales que hizo de costo y de limosna del sermon. Al año siguiente, «Veinte y quatro r(eale)s al predicador por la limosna del sermon y ocho r(eale)s que hiço de costo que son treintaydos». En 1681 se contabilizan 18 reales «que se hiçon de costo con el predicador en que entra el desayuno que se da a el señor Cura el dia de Sn. Blas». Al año siguiente se le pagaron 24 reales por el sermón. No aparece nunca el nombre ni la procedencia del predicador correspondiente a cada año.

Procesión del santo, «dançantes» y «tanborilero». Imaginamos que en la procesión se incluiría la actuación de los «dançantes» con sus danzas de «cascaveles», y la música del tamborilero con la flauta y el tamboril. Al terminar, probablemente, continuarían su actuación en la zona del atrio de la iglesia junto con los comediantes que también se han citado. Pero de todo esto no hay constancia. En los libros parroquiales sólo consta el pago de su comida, más el costo que generaban. En 1681 aparece un gasto de 2 reales de «una mano de papel para la comedia», lo que es indicativo de este tipo de actividad en la celebración de algunos años. Y además en ese año se anotan 23 reales pagados «al tanborilero en que entra la costa que hiço». Las fuentes que estamos utilizando no permiten conocer el nombre ni la procedencia del tamborilero que se contrata para la fiesta ni tampoco otros detalles del ritual de las celebraciones citadas. Y no disponemos de otra fuente para conocerlo.

Convite y fiesta de toros. Como señalaban las cuentas de 1649, se gastaron 2.994 maravedís «del conbite que se da el dia del Offetº y de dar de comer a los dançantes y otras cosas». En 1651, también se señala el gasto por convite. Y en 1679, año en que se compró un toro, consta que se pagaron 12 reales «a los onbres que repartieron la carne del toro» (podría estar relacionado también con su venta) y además 36 reales «de tres @ de vino qe se gastaron …»o los 16 reales «que costo el vino que se gasto en la fiesta del Santo» en 1684. Todos estos datos nos indican la existencia de algún tipo de acto de comida colectiva a cargo de la mayordomía, aunque sólo sea en algunos años.

Con respecto al toro que se compró para la fiesta en 1679, se señala, como hemos visto, el pago de 7 reales y 10 maravedís a «los que traj(er)on el toro a la plaça», lógicamente para correrlo. Después la carne se vendió por 262 reales y 12 maravedís y la piel por 100 reales. En el mismo sentido vemos que en las cuentas que rinde Andres Gonçalez, mayordomo de la cofradía del Santísimo Sacramento en 1672, se ingresan «cinquenta y cinco Rs que dieron los moços de alegría por correr un toro». La carne aquel año se vendió por 202 reales.

La plaça a la que se hace referencia es la plaza Mayor, desde hace años llamada «de los toros«. Por tanto, fiestas de toros en el Riolobos del siglo XVII en celebraciones señaladas para dar alegría y regocijo a los mozos que pagaban por correrlos.

En la documentación que hemos manejado sólo hay algunos años en que aparecen las partidas detalladas de ingresos y gastos, pero en la mayor parte de ellos sólo se da un resumen y se remite al «libro del por menor» de la cofradía para conocer los detalles. Hay que tener en cuenta qu en el inventario de libros parroquiales que se hace en 1845, de la cofradía de San Blas sólo está en la lista «Otro de Cuentas de S. Blas que principia en el año de 1689 y concluye en el de 1799, con un legajo donde siguen dhas cuentas». Actualmente ya no existe dicho libro, como tampoco el que debía llegar a 1868, que es el correspondiente al período que estamos revisando.

La referencia a «dançantes y comediantes», a los cascabeles («cascaveles para la dança») y al tamborilero en la festividad de San Blas se observa en varios años. Es de interés resaltar que en estas fiestas de San Blas del XVII existen, como también en otros pueblos, unos danzantes que, con cascabeles y parece que acompañados de un tamborilero, harían un rito de veneración al santo consistente en danzas que no conocemos. No tenemos información si dichos danzantes eran del lugar o de algún pueblo cercano y se les contrataba para la actuación en ese día. Es fácil relacionar este tipo de ritual con el que actualmente se sigue manteniendo en Montehermoso con el nombre de los Negritos de San Blas, danzantes y tradición que en otros lugares han desaparecido.

Convendría estudiar el origen de estos últimos en esas referencias antiguas sobre danzantes y comediantes que ya actuaban en el s. XVII, según consta en los libros, y olvidar ciertas leyendas al uso.

Los «Sanblases» del XX y del XXI

Durante el siglo XX, la fiesta de San Blas, como las de Santa Catalina duraban tres días y tenían el carácter de fiestas patronales. Obviamente su sentido fundamental era la de fiesta religiosa con otros elementos populares como el «capazo» de la víspera del santo, coincidente con la Candelaria, y diversos actos de entretenimiento y regocijo para la población. En una reunión celebrada este año 2024, unos días antes de San Blas, por el equipo de Conect@te Riolobos con algunas personas mayores, se sacaron algunas conclusiones sobre los cambios habidos en la festividad del santo, antes y ahora. Algunos elementos de la misma han evolucionado o desaparecido y se han incorporado otros nuevos, como se puede observar en el panel elaborado en la reunión.

FUENTE: https://enelarandel.blogspot.com/2024/02/riolobos-volviendo-la-fiesta-de-san.html

 

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