EL LUGAR QUE, SEGÚN LOS HISTORIADORES MARGARITA TORRES Y JOSÉ MIGUEL ORTEGA, CUSTODIA EL GRIAL DESDE LA ÉPOCA DE FERNANDO I
Fue el investigador David Gustavo López quien reparó en una extraña piedra en Robledo de Omaña. Un relieve esculpido en la puerta de la ermita del siglo XVIII, que rinde honor al mismísimo templo de Salomón y el cáliz de Cristo.
El investigador publicó las conclusiones en el libro La clave del Grial, el enigma de Omaña. La piedra misteriosa representa «un grial concebido desde la óptica masónica». Ahora ha desaparecido.
El robo, en este pequeño pueblo de tres vecinos del municipio de Riello, se produjo, casi con seguridad, el pasado fin de semana.
Al sustraer la clave del dintel, todo el arco se desplomó. El edificio, dedicado a la Virgen de la Portería, lleva décadas abandonado.
Precisamente, Gustavo López, miembro directivo de la asociación Promonumenta, inspeccionaba las ruinas del pequeño templo para denunciar su vergonzoso abandono cuando descubrió la existencia de un elemento decorativo que «parecía una clave oculta que estuviera transmitiendo un mensaje de su autor ideológico, casi sin duda el promotor del edificio».
«Me di cuenta de que la orientación de la ermita no era normal para un templo de estas características».
Construida en dirección sureste, López sostiene que quien la puso en pie fue un masón que perteneció a Las tres flores de lis, la primera logia masónica que hubo en España, adscrita a La Gran Logia de Inglaterra.
La piedra tiene grabado el Grial y a una mujer con una paloma en la cabeza. Para el investigador es clara la inspiración de la literatura artúrica medieval.
Además, durante el solsticio de invierno el sol incide directamente sobre el relieve. «Pero lo que de verdad me impactó fue cuando al trazar sobre un plano el eje que sigue el astro rey descubrí que la línea conectaba la ermita de Robledo de Omaña con San Isidoro», confiesa; es decir, el lugar que, según los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega, custodia el Grial desde la época de Fernando I.
La despoblación ha favorecido el expolio de numerosas iglesias y monasterios leoneses en los últimos años.
El caso más conocido es el de Quintana del Marco. La cabeza de ‘Marco Aurelio’ desaparecía misteriosamente de la espadaña de la iglesia de esta localidad en 2013. Meses después la Guardia Civil detenía a seis personas como presuntas autoras del robo.
Los agentes localizaron en el maletero de un coche en Córdoba el busto, que iba a ser vendido por 80.000 euros. La pieza abrió luego un pleito por su propiedad entre el Obispado de Astorga y el Museo de León. Presumiblemente, el busto procedía originalmente de la mansión de Los Villares, y en algún momento fue ‘reconvertido’ en San Pedro para la iglesia.
Otro caso muy llamativo fue el del arco del monasterio de San Esteban de Nogales, sustraído en 2013. Las piedras fueron devueltas al Ayuntamiento de esta localidad, propietario de las ruinas de la citada abadía.
No hubo juicio porque la causa había prescrito. La Guardia Civil localizó el arco en una bodega de La Bañeza, donde se había integrado como parte de la decoración del restaurante.
Fuente: https://www.diariodeleon.es/ – VERÓNICA VIÑAS