POR FELIPE MOLINERO RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE SANTA MARÍA LA REAL DE NIEVA (SEGOVIA)
Se han cumplido 550 años de la muerte de este personaje (2-9- 1470), el más ilustre y destacado de la historia de Santa María la Real de Nieva. Nació aquí en 1404, poco después de la aparición de la Soterraña al pastor Pedro y la fundación de la puebla y luego villa.
Sus primeros estudios los realizó con los dominicos de su pueblo natal, pasando luego a Salamanca donde se doctora en Leyes, siendo catedrático de Derecho Civil y Canónico. Cursa también Teología y Artes en la misma Universidad. Se ordenó sacerdote hacia 1440 y obtuvo varios beneficios: deán de León, Sevilla, arcediano de Treviño, canónigo de Villadiego,… Fue obispo de Oviedo (1457), Zamora (1465), Calahorra (1467) y Palencia (1470), aunque no consta que residiera en ninguna de las cuatro sedes episcopales, algo normal en la época.
Formando parte de la embajada castellana con el obispo de Burgos asistió al Concilio de Basilea (1433-1439), donde desempeñará cargos de relativa importancia y, sobre todo, se formará con las ideas conciliares y el poder pontificio que luego plasmará en sus obras. Formó parte de una embajada del rey de Castilla y del concilio ante el emperador Alberto II, y fue embajador en Francia, Nápoles, Ducado de Milán,… en nombre de Juan II y Enrique IV (de quien será capellán, oidor y consejero) ante los pontífices Nicolás V, Calixto III, Pío II y Paulo II. Este último Papa le nombrará Gobernador y Guardián del Castillo de Sant Angelo, donde se custodiaban los tesoros pontificios, y era también prisión. A partir de 1463 residió siempre en Roma, donde murió (4-10-1470), estando enterrado en la iglesia de Santiago o colegio de los Españoles.
Obras
A pesar de tantas ocupaciones, de su vida política, comisiones, embajadas… tuvo tiempo para dedicarse al estudio humanístico, escribiendo libros sobre temas teológicos, religiosos, morales, apologéticos, históricos, filosóficos, pedagógicos, de derecho político… hasta más de una treintena, en latín casi todos, siendo uno de los primeros escritores que utilizaron la imprenta. Entre sus obras podemos destacar: Speculum vitae humanae (Espejo de la vida humana), impresa en Roma en 1468, tratado de filosofía moral; Compendiosa Historia Hispánica ab origine usque ad sua tempora, donde describe a España desde sus condiciones naturales hasta los hechos ocurridos en 1463, por encargo de enrique IV; Tratado sobre técnica, método y manera de criar a los hijos, niños y jóvenes; Vergel de los Príncipes, tratado sobre la educación de los príncipes y caballeros; y Suma de la Política, una de las más influyentes.
En esta última obra expone su pensamiento político. Es partidario de la autoridad del Papa cuando abundan los “conciliares”, es decir, los defensores del concilio sobre el Pontífice; la política es para él un compendio de saberes y por ello, es necesario que el príncipe tenga buenos consejeros que le auxilien bien. Sánchez de Arévalo es quien utiliza por primera vez la expresión “ciencia política”, la ciencia que se ocupa del recto y legítimo régimen. También subraya la sumisión que debe el rey a la Ley, y desarrolló una teoría sobre la ciudad, un compendio sobre la ciudad ideal de la época (fundación, policía, etc.). En esta teoría debió tener muy en cuenta su villa natal, pues hay ideas que están plasmadas en ella, como un centro religioso en auge a principios del siglo XV, con un gobierno democrático.
Elogios
Son muchos y citaremos algunos: “Personaje de mucha cuenta” (Menéndez Pelayo), “Figura excepcional entre las mejores de su tiempo”, “diplomático, clérigo, humanista”, y “Don Rodrigo III”, referido a su obispado de Palencia donde fue el tercero con ese nombre (Juan Beneyto); “Varón de muy buenas letras divinas y humanas” (Fernández de Madrid); “No es profundo y original en sus escritos. Son las obras de un publicista y polemista que ayudaron al afianzamiento del pontificado romana en los difíciles años del cisma que siguió al concilio de Basilea (Antonio García).
Fernández del Pulgar señala que “escribió Don Rodrigo Sánchez de Arévalo, a gloria de Dios, exaltación y adorno de la Iglesia, y dilucidación de la verdad, algunos opúsculos, que son: libros de gran volumen, que intituló Defensorio del Estado Eclesiástico, contra los quejosos, émulos y murmuradores de los prelados y clérigos, dividido en doce tratados”.
Ha sido llamado recientemente “campeón del Papado”, y lo fue en dos sentidos: porque dedicó a esta causa toda se peripecia, y porque la mayoría de sus escritos están destinados a ella, lo que ayudó al afianzamiento del pontificado romano.
Así, Sánchez de Arévalo fue político, diplomático, clérigo, humanista, cultivador de la música, de la retórica (tuvo fama de ser uno de los mejores oradores de su tiempo) y de la dialéctica. En definitiva, fue un hombre universal, renacentista.
Importancia histórica
Comenta Antonio García que fue importante su influjo en los pontífices Pío II, Calixto III y Paulo II, “y con ellos en la historia de su tiempo”. Fernández de Madrid señala que “la importancia y el extraordinario valor de Sánchez de Arévalo han sido más estudiados por los historiadores extranjeros que por los españoles. En las gravísimas y difíciles circunstancias por las que atravesó la Iglesia durante el gran Cisma de Occidente, dos españoles, ambos podríamos decir palentinos, el uno por su origen, el célebre Torquemada, y el otro por su prelacía, destacaron por su influencia”.
El obispo Sánchez de Arévalo, varón de extraordinaria actividad literaria, como lo titula Ludovico Pastor, no se daba punto de reposo, trabajando incesantemente de palabra y por escrito porque terminara aquella situación anómala en la Iglesia. En la corte del emperador Federico III, en la cual se halló como embajador del rey de Castilla, pronunció un notable discurso, lleno de doctrina canónica, en la que era un maestro, encaminado a que aquel monarca y su pueblo salieran de la apática neutralidad en la que estaban, y reconocieran al pontífice Eugenio IV, y detestaran las decisiones del conciliábulo de Basilea.
Se distinguió como “internacionalista y político”, y afirma Fernández de Madrid que fue el primero que en su tratado de Monarchia Orbis concibió jurídicamente una sociedad universal con autoridad doble, temporal y espiritual, Emperador y Papa, y el primero que se anticipó a los superestadistas contemporáneos.
¿Fue nombrado cardenal? Vicente Fuente señala en su Historia Eclesiástica: “1470. Rodrigo Sánchez de Arévalo, obispo de muchos obispados… y cardenal, murió en Roma”. Nadie más cita esta cuestión.
En esta villa natal hay una calle dedicada a él, y en su momento fue alcalde de ella, según se desprende de un documento fechado en 1434.
Fuente: https://www.eladelantado.com/