POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Vivimos un periodo de intranquilidad, desasosiego, temor, pero también de generosidad, silencio, entrega y esperanza.
No hace mucho tiempo en esta página de Cronistas Oficiales publicaba un trabajo titulado “El cólera morbo y las fiestas patronales de 1885”.
En un trabajo sobre la Cofradía de la Virgen del Rosario, encuentro numerosas peticiones y rogativas, para que salga en procesión esta imagen y la mayoría de las veces piden la bajada desde su santuario extramuros de la Patrona, la Virgen de la Fuensanta
Procesiones de Rogativas
Los casos de falta de lluvia, epidemias, o calamidades, motivan que salgan procesiones de rogativa. En algunas ocasiones, baja la Virgen de la Fuensanta, que procesiona, junto a otras imágenes. Tuvo gran predilección de los vecinos, la salida procesional de la Virgen del Rosario.
En el año 1685, a cinco de mayo, reunidos los alcaldes y diputados, reflexionan “que atento a la falta de agua es continua y se hace notable, todo causado por nuestras muchas culpas y porque el medio más eficaz para conseguir el consuelo de las almas es valerse de la virtud de Nuestra Señora del Rosario, que salga en procesión general por las calles por haberlo pedido y requerido el reverendo Lucas de Panseque, prior de la parroquial de esta villa, Ya que tanto han salido y se han hecho otras muchas procesiones, Señor nuestro Crucificado como María Santísima de la Fuensanta y otros muchos santos de devoción. Que se haga la procesión general y se lleve a la parroquia de San Andrés, se haga una fiesta con misa cantada, sermón y música, que asista el mayordomo para ajustar la música, misa sermón, cera y lo demás que en ella se gastare y que se reciban en las cuentas que diera el dicho mayordomo, y acabada la fiesta se vuelva a traer la Santa imagen a su capilla del convento de Santa Ana donde está esta santa Cofradía”.
Lluvia y milagro
“Esteban Marz Predicador y vicario del Monasterio de San Francisco, Madre Abadesa y Madres Dominicas en toda su comunidad, con el hermano Juan de Escobar, mayordomo, que hallándose todo el pueblo y los demás de la comarca y mayor parte de las Andalucías con una calamidad tan grande como la de no haber llovido desde la Natividad del año pasado y se iban secando totalmente los sembrados, se determinó por los hermanos y cofrades sacar a la imagen del Rosario en procesión de penitencia y en atención a que en el Monasterio de San Basilio se han celebrado diferentes funciones en acción de gracias por el milagroso beneficio de la lluvia, que se ha experimentado por la intercesión de esta divina imagen, volviendo esta Santa Cofradía en acción de gracias a los ocho días en devota procesión. Iba acompañada de Santa Ana. En el monasterio de San Basilio, ocurrió una lluvia tan intensa que motivó el que estas imágenes no pudiesen pasar de dicho monasterio. Durante ocho días se han celebrado devotas festividades con sermones, danzas y pólvora”.
Hay que destacar el prodigio obrado con una religiosa de San Francisco que, estando tañendo una campana, la mayor del monasterio, se desarmó la cabeza de la campana, cayendo sobre la de la monja. Cuando las otras religiosas la creían sin vida, no le encontraron más señal que la de un pequeño rasguño.
El P. Jerónimo de Navas, vicario del monasterio de religiosas dominicas y hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, sita en dicho monasterio, D Cristóbal José de Baltanás y Solís, Julio Donaire, D. Tomás Ibáñez con asistencia de Diego Manjón de Escobar, dijeron que “atento a la fervorosas devoción que manifiesta la R.M. Abadesa del Monasterio de San Francisco de Asís, en acción de gracias por el beneficio experimentado de la lluvia, decretaron que mañana día once se saquen las sagradas imágenes de Nuestra Señora del Rosario, del templo de San Basilio Magno donde se hallan colocadas y se continúe la procesión hasta el sagrado Monasterio de S.”.
Años más tarde, podemos leer: “se está padeciendo en esta villa y otros pueblos la plaga de langosta y ante los numerosos favores de Nuestras Señora del Rosario, decretaron se haga esta noche procesión general con la imagen y cantando el santísimo Rosario”.
A lo largo del siglo XVII, son numerosas las procesiones de rogativas, especialmente en los meses de abril y mayo para pedir la intercesión para que llueva. En caso de cumplirse la petición se celebran misas de agradecimiento: “Dar las gracias por el agua tan abundante que cayó el día 13 de mayo y decretaron que el domingo primero de Pascua se haga una fiesta con Sermón, Misa, Música, pólvora y cera correspondiente y los cofrades den como limosna dos reales de vellón y si falta algo se supla con la limosna de los sábados”.
En abril de mil setecientos setenta y nueve, “hallándose esta villa con el mayor conflicto viendo que los campos se iban secando, por determinación de la villa se trajo a la parroquia la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, en donde se ha celebrado un novenario como se hace en semejantes conflictos. Que en otras ocasiones se ha sacado por la calle la imagen de Nuestra Señora del Rosario y se ha experimentado el socorro de la lluvia, acordaron que mañana 25 de abril se saque en procesión. Que el mayordomo hable a la Capilla de Voces para que asista e igualmente a la Parroquia, conventos para que acompañen con las campanas, dando recados a los señores alcaldes a fin de que lo hagan saber al público para que limpien las calles y acudan a la procesión”.
Estas procesiones de rogativas, en alguna ocasión fue nocturna y en ellas se cantaba o rezaba el santo Rosario.
Manuel Amezcua había tratado el tema “Las epidemias de cólera en las Cuatro Villas”, en las III Jornadas Históricas de las Villas en 1989.
“El XIX está considerado desde el punto de vista de la epidemiología histórica como “el siglo del cólera”, debido a la incidencia que esta enfermedad trasmisible tuvo a lo largo de toda la centuria, que en forma de grandes pandemias barrió continentes alcanzando a los más apartados núcleos de población.
Analiza la evolución del cólera en 1834, en las localidades e Villacarrillo e Iznatoraf.
En 1855 trata de la epidemia de estas dos localidades. Sobre Villanueva del Arzobispo nos dice “El 18 de mayo el párroco solicita al obispado licencia para traer de la ermita a la Virgen de la Fuensanta y dejarla en la parroquia para que los fieles puedan rogarle por la preservación del cólera. También solicita a petición del Ayuntamiento y Junta de Sanidad la formación de un nuevo cementerio, en lugar menos insalubre, ya que el que existe tiene una capacidad muy reducida y está situado en el centro de la población”.
En nuestra localidad seguiremos las Actas Municipales de los Plenos para hacer un somero recorrido sobre el sufrimiento de la población y las medidas que se adoptaron por las autoridades para evitar la entrada a la villa de personas u objetos que pudiesen ser poseedores de esta enfermedad.
Preocupa el estado del cementerio, y solicitan desde el Gobierno Civil las condiciones higiénicas del mismo.
La primera noticia que se recoge en 1882 es de las prevenciones que se deben tomar por si apareciese el cólera morbo asiático, que tantos estragos estaba haciendo en Islas Filipinas, Canal de Suez y Mar Rojo. Dos años más tarde es su aparición en Francia, en las ciudades de Toulouse y Marsella, ha aparecido el cólera asiático y se toman las medidas necesarias para prevenir el desarrollo y su propagación.
Se prohíben las exequias de cuerpo presente en los templos. El féretro debe ser llevado desde el domicilio al cementerio sin pasar por la iglesia.
Los males a nivel regional se suceden y se realiza una suscripción nacional para ayudar a las provincias de Granada y Málaga por los terremotos ocurridos el 25 de diciembre de 1884 a las nueve de la noche, ocasionando numerosas víctimas en los diferentes pueblos. Tal vez llegase el terremoto a causar escasos destrozos en nuestra localidad, aunque fue llamado “El Terremoto de Andalucía”.
Que la Junta Municipal de Sanidad había propuesto al Ayuntamiento, como medida preventiva, construir un lazareto para sujetar en cuarentena a personas y efectos, que proceden de puntos sucios o infectados, así como pagar a algunos vigilantes para las entradas de la población y evitar en lo posible la importación de tan terrible enfermedad pues está probado hasta la evidencia que mientras que la misma no se trasporta no se presenta en ningún punto aislado. Tras un intenso debate sobre los presupuestos, si tenían 12.500 pesetas para cubrir las alcantarillas, pero acuerdan que sin perder tiempo se proceda a instalar en el edificio que llamamos de la Fuenclara un lazareto, que se ampliará con dos casetas de madera en las partes laterales de dicho edificio para que sirvan de depósito a los efectos y mercancías que procedan de puntos infectados y en la casa o ermita de la Fuenclara, para los viajeros de igual procedencia. Que aunque los lazaretos solamente se autorizan en los pueblos que hayan sido invadidos de la epidemia, que es casi seguro la aparición de la enfermedad en el pueblo de Santo Tomé, próximo a esta población, aunque no se ha declarado oficialmente, se acuerda el establecimiento del citado lazareto y sujetar a observación de siete días a las personas y efectos que procedan de dicho punto o de otro inmediato que se llegara a presentar. Que por el señor alcalde se nombran los vigilantes que sean necesarios para vigilar la población, tanto de día como de noche, encargándoles la prohibición absoluta de entrada a la población de toda persona que no venga provista de carta…y cédula siempre que venga de punto limpio. Que todos los gastos que ocasione, la instalación del lazareto, pago de vigilancia y otro que ocasionen la cuestión sanitaria, una vez terminadas estas circunstancias se forme el presupuesto y se remita a la aprobación del Gobernador. Que si se presentara la epidemia en la localidad y no fuera bastante la cantidad para hacer los gastos que se ocasionen, se autoriza haga un empréstito de la cantidad que se considere necesario entre los contribuyentes de la localidad para poder sobrevivir o remediar la miseria que se pueda presentar.
Muertos en la localidad
Consultado el libro de defunciones del Registro civil, podemos comprobar al menos, trece muertes por esta epidemia en nuestra localidad. Tal vez no sean demasiado conocidas, por haber ocurrido en una pequeña aldea Las Canalejas, y ser vendedores ambulantes, naturales de libros, los primeros muertos. Ocurren las muertes a finales de julio y primeros de agosto.
Hubo otros dos varones muertos, con 24 y 25 años, uno de ellos en la Jordana, entre los días cinco y 24 de agosto.
Diez mujeres de distintas edades entre los 35 años y los 74 fallecieron en la localidad durante el mes de agosto, en la localidad o Cañada de la Madera y sitio del Molinillo. Las más jóvenes en la muerte son una joven de 15 años en agosto y la última el día cinco de septiembre, una niña de cinco años, con la que finalizó esta epidemia en la localidad.
4 varones y 10 mujeres fue el balance de muertes, cuatro de ellas en el mundo rural, de esta epidemia, de un año 1885 que tuvo 214 fallecimientos en total en la localidad. Si comparamos con el año 1884 se dieron 308 muertes y 219 en 1886.
Regresé de Madrid, alejado de las masas de las manifestaciones, paz en el casco antiguo. Después la normativa, correcta, tal vez tardía. Este silencio, este “Yo quedo en casa”, todos estos miedos tienen su recompensa, ayer contemplé como un agricultor con su tractor y un equipo de varias personas recorrieron la ciudad para desinfectar todos los rincones; las páginas de solidaridad, para animar la estancia en casa, ofrecimientos de páginas Web, de lectura, cine; los maestros que se asoman a diario a Facebook para conectar con sus alumnos y ayudarles a nuevos temas; la solidaridad cada día con todas las personas que no tienen más remedio que trabajar: sanitarios, policía, Guardia Civil, empleados de comercios y grandes superficies, del Mercado de Abastos, transportistas, taxistas… todos los colectivos, que atienden la normalidad de la vida cotidiana que nos espera. Ese aplauso diario a los sanitarios que deben recoger todos estos implicados, esto nos demuestra que podemos y vamos a salir de esta escaramuza en la gran guerra de la vida.
Traigo a colación un escrito de una enfermera en la tarde de este viernes:
Crónica de una enfermera
Nadie sabe ni jamás podrá imaginar el dolor que el personal sanitario estamos sintiendo en estos momentos. A la gravedad de la pandemia por Coronavirus, unimos la falta de recursos, la falta de contacto y la necesidad de besos y abrazos con los que quieres. La obsesión por la desinfección, el cambiarse de ropa en la cochera de tu casa, el faltarte la piel de las manos y el cuerpo… En nuestra cabeza, tan acostumbrados a que sólo estén las palabras Cuidar, ofrecer ayuda y Curar, que cuando alguien es quien nos ayuda y nos cuida a nosotros, entramos en estado de shock.
De nuevo el pueblo de Villanueva del Arzobispo y sus villanovenses, está dando ejemplo por su generosidad y solidaridad.
Hoy le tocó sorprendernos y emocionarnos a Diego Sánchez González (Dimoto) y Mary, vaciándonos su almacén y regalándonos buzos y gafas para todo el personal y poniéndose a nuestra disposición para todo lo que necesitemos. Actos así desinteresados nos llegan al corazón, como cuando a las 8 de la tarde me asomo a mi balcón y escucho a mis vecinos aplaudir y esos aplausos me reconfortan el alma, los dibujos de los niños que me echan por debajo de la puerta diciendo que todo va a salir bien que alegran mi ahora triste consulta, los pacientes que te dan todo lo mejor que tienen en su casa, las canciones de piano dedicadas para ti que te evaden del ruidoso coronavirus y los cientos de mensajes por watshapp mandándote fuerza y ánimo que te arropan el corazón.
Hoy viernes, haciendo balance de la semana, sólo puedo dar las gracias por todo esto y por lo más valioso y necesario, que os hayáis quedado en casa. Gracias a todos mis pacientes por hacerme caso. Sabéis que me tenéis al teléfono siempre, a los que ahora no os quiero visitar para charlar un rato tan asiduamente, os debo mil visitas cuando todo esto pase y os abrazaré de manera infinita y a mis peques a los que ahora no puedo achuchar fuerte como hoy a mi querido David, ya sabéis que falta un día menos para devolvernos todos esos besos y abrazos en mi consulta.
Gracias también a nuestros compañeros de Policía Local, Guardia Civil y Protección Civil por su encomiable labor y cómo no a todo el personal de limpieza,a los que desinteresadamente están colaborando y a nuestro Ayuntamiento por todas las gestiones y su apoyo y unión en estos momentos. A todos mis compañeros del Centro de Salud por el gran equipo que somos y el apoyo y unión que nos estamos dando unos a otros a cualquier hora del día cuando los nubarrones nos acuden y las lágrimas nos brotan en los ojos. Y Gracias a mi familia por comprender y entender mi aislamiento y el suyo (prepararse cuando os pueda besar y abrazar). Hoy a pesar de la grave pandemia en la que estamos inmersos, lo imposible sólo lo veo difícil y me siento fuerte, querida y Valiente para cuidar de todos vosotros. A un metro de distancia de seguridad todos juntos vamos a poder con esto. Gracias Villanueva. No bajéis la guardia y seguir quedándose en casa.