POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
El Secretario de la Comunidad de Labradores de Montijo, Julio García Pérez (Almendralejo, 1876-Montijo, 1945), gestionó ente la Granja Escuela Práctica de Agricultura de la Provincia, ayuda que para organizar la Fiesta de la Agricultura, antesala de la conocida Gira o Romería de San Isidro Labrador. Don Julio y don Andrés Trigueros, sacerdote de la iglesia de San Pedro, fueron las dos personalidades fundadoras de la Romería de San Isidro.
El 30 de abril de 1917, don Andrés Trigueros dedicaba una capilla a San Isidro en la ermita de Ntra. Señora de Barbaño, en la nave donde están las imágenes del Cristo de la Misericordia y San Luis de Gonzaga, ofreciendo la mayordomía perpetúa a los presidentes de la Comunidad de Labradores. Era presidente de la Comunidad José Moreno Pereira y secretario Julio García Pérez. La imagen de San Isidro, comprada por la Comunidad de Labradores montijana, se atribuye su adquisición a la Casa Santarrufina de Madrid.
En aquellos primeros años, la gente se vestía de ‘guapo’, con sus mejores trajes. Los hombres con traje de vestir, corbata y sombrero. El símbolo de los romeros era los pañuelos de gira. Ellas llevaban vestidos frescos de colores alegres, el pañuelo de gira atado al cuello y una pamela de espigadora en la cabeza. Como instrumentos musicales portaban panderetas, castañuelas, botellas para hacer sonidos, etc., que iban tocando nada más salir de Montijo por el camino viejo de Barbaño, El Encinal, La Puentecilla, Las Lagunas de las Encantás (Cordel de ganados), hasta llegar a la ermita de la Virgen de Barbaño.
La Comunidad de Labradores, después de celebrar la misa organizaba la procesión que salía de la ermita portada por los labradores y custodiada por los Guardas Rurales. Tras la imagen iban los sacerdotes, la directiva de la Comunidad y las autoridades civiles y militares de Montijo.
Los labradores y sus familias celebraban la fiesta de su patrono por todo lo alto, dándole una gran importancia, mezclando el carácter religioso con el festivo. Los carros los engalanaban con palmas, colgaduras de ramas y flores de papel de colores llamativos. Subían sillas y bancos que les servían para ir sentados. Se tendían toldos para que diese la sombra. Hacían un círculo con sus sillas y bancos y montaban la comida en el centro a base de tortillas de patatas, chorizo, lomo, salchichón, queso… Allí comían en confraternización, acompañado con un buen vino de pitarra. No faltaba el concurso de carros engalanados y los caballos más vistosos y mejor domados, organizado por la Comunidad de Labradores, en los que se entregaban premios. De entre las coplas más populares que se cantaban en la Gira de San Isidro destaco estas estrofas:
De San Isidro venimos
de comernos un borrego,
si no lo quieres creer
aquí te traigo los cuernos.
A la arena, a la arena,
al trigo, al trigo,
las mujeres casadas
con sus maridos.
San Isidro Labrador
mira por los labradores,
que se ahogan con el polvo
que sale de los terrones.
San Isidro Labrador,
un ángel a ti te guía,
y hoy te celebran cantando
esta alegre romería.
Hoy la romería no tiene nada que ver con la forma de divertirse de aquellos romeros que hacían la Gira de San Isidro. La devoción a San Isidro penetró en Montijo desde la época medieval. La primera parroquia hasta ahora documentada fue la de San Isidro, después fue ermita y luego Casa Granero de los condes de Montijo. Aún quedan restos de ella, aunque se han empeñado en que sea Isidoro, por más que se ha demostrado que es Isidro.
CASA SANTARRUFINA. En 1887 comienza la andadura de esta empresa con D. Pablo Arteaga y su socio, un sacerdote, llamado D. Maximiliano. Desde sus inicios, en el mismo local que permanece ahora y bajo el nombre de Casa Arteaga, se dedican a la comercialización de artículos religiosos. En 1924 fallece Pablo Arteaga y pasa a denominarse Casa Clero. En 1936, con la Guerra Civil Española, se paraliza temporalmente su actividad (Madrid es zona republicana, donde todo lo relacionado con la Religión es perseguido) y su emplazamiento pasa a convertirse en un centro de propaganda del PCE (Partido Comunista de España). D. Maximiliano es fusilado en el transcurso de la contienda y al finalizar ésta, sus antiguos empleados, José Santarrufina y Francisco Heras, continúan con la empresa, ya bajo el nombre de Santarrufina. Posteriormente, se transmite en 1972 a la familia Oriol y finalmente pasa a ser adquirida por la familia Molina Salazar (fabricantes de arte sacro) quien es la actual propietaria de esta emblemática empresa madrileña.