POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Poco o nada salió a relucir Asturias en el guion del gatillazo de Pedro Sánchez. Carecemos de peso; Asturias es plural pero pequeña, es singular pero no trascendemos, estamos al margen. Seguí cada monólogo de la investidura, las ideas que expresaron y las que callaron los intervinientes y si todo ello fuera una película (bien sé que se trata un mismo relato contado por distintos personajes, como hizo Durrell con “Cuarteto de Alejandría”, o Dios con “Los cuatro evangelios”), diría que uno de los actores de reparto, interpretado por el granuja Gabriel Rufián en el papel de arcángel, cobró más músculo que ninguno y eclipsó a los protagonistas. Aunque cada cual cumplió con su rol, Rufián fue la estrella, lo bordó, y mira que me resulta antipático este bribón. Yo lo ficharía para independizar España, o para integrar en ella nuestra tierrina; seguro que cuesta menos que un futbolista.
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