POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
De Oviedo fui a Madrid en mi coche; en avión a Estambul, la antigua Constantinopla, al oeste de Turquía; a Igdir en avión, la parte más oriental de Turquía; en furgoneta a Doğubeyazıt, o Kurdava, capital que fue de la autodeclarada República de Ararat, en la frontera con Irán y Armenia, mítico Reino Urartu, cerca de Azerbaiyán, Irak, Georgia y Siria; en furgoneta a Çevirme, por donde cruza el río Aras, citado por Virgilio en la «Eneida», que desemboca después de más de mil kilómetros en el mar Caspio; y desde ahí caminando hasta la cumbre del Ararat, nombre hebreo que significa «Tierra santa», en turco «Ağrı Dağı», «Monte del Dolor».
La foto está tomada desde el aeropuerto de Igdir. Pocos días antes hollé esa cumbre. La base del Ararat es el doble de los tres macizos de Picos de Europa juntos y la altura es de 5.137 metros.