POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Oporto y Zamora constituyen los extremos de un espacio geográfico que descansa por el mediodía sobre ese Duero histórico, en cuyas tierras y orillas se han tejido las más épicas leyendas junto al inmenso caudal de episodios en los que la geografía y la historia aparecen unidos en tan armonioso abrazo que contribuyen a destacar todo lo ocurrido a lo largo de siglos. Pero esta historia común no ha tenido, en el ir y venir de los tiempos, la justificada correspondencia. Con el nuevo siglo surge un amanecer claro y despejado que parece alumbrarnos un día feliz con el intercambio gastronómico entre ambas ciudades. Una iniciativa que esperamos tenga una vuelta feliz por lo esperada y que se perpetúen las dos direcciones como corresponde a un escenario común y unos actores hermanos.
Este río que nos define y nos une ofrece, entre Zamora y Oporto, un paisaje único en Europa, pero ese paisaje está vivo y hermoso. Ahora falta ese complemento imprescindible por el corazón de esas tierras que separan a los hermanos, esa 122, que parece no interesar a las altas esferas como si temieran perder su integridad, mientras se abren vías que reciben por los propios usuarios y vecinos los más peregrinos apodos, por su exceso de forma y su deficiente utilidad. Si seguimos por este camino llegaremos tarde cuando deberíamos ser los primeros, pero así nos va y si no cambiamos llegaremos poco lejos y, además nos perderemos en el camino.
Sea bienvenida esta iniciativa, y nuestros pueblos de la Raya con esa excepcional labor que están desarrollando hacia el otro lado se mantenga. Que se cuide y se fomente desde las cocinas y así se gestará poco a poco esa labor dormida de los que desde las alturas, solo ven las estrellas cuando se caen. Esperamos ese primer fin de semana gastronómico. Bienvenido sea.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/