POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Habrá quien piense, y no le faltan motivos para hacerlo– que estoy exagerando, pero no es menos cierto que allí se congregaban –y lo hacen aún muchos de ellos, un gran número de nuestros hermanos, que emigraron en diferentes etapas hacia ese suburbio de París.
Y así, a lo largo de mis años buceando en los Archivos con el fin de intentar reconstruir nuestro pasado, son frecuentes las noticias que hallo referente a esos desplazamientos, y que distingo según ciertas fases históricas:
1.- Hubo una primera época, en la que ya se hicieron notar. Me estoy refiriendo a cuando despuntaba el siglo XX, en sus primeros años, y tiene unas características muy precisas: en su mayoría se trataba de jóvenes, y algunos recién casados, que ya habían cumplido sus largos y penosos deberes con la Patria, una vez que finalizaron las Guerras Coloniales (Cuba y Filipinas). Fue el caso de Germán Gómez Marcos (el padre y abuelo de Ventura el carpintero) y otros varios.
Y así, cuando estalla la Primera Guerra Mundial encontramos que ya había en dicha localidad francesa un destacado colectivo de emigrantes moralos de ambos sexos, de los que 12 regresan –en enero de 1915, a Navalmoral al estallar ese conflicto bélico; por lo que se crea la «Junta de Damas» –presidida por Elvira Rebate, para ayudar a su repatriación (a propuesta de la reina Victoria Eugenia).
Aunque algunos se integraron tanto que no vuelven y prefieren quedarse allí, luchando en el bando de los aliados contra los alemanes. Incluso, uno de ellos pierde la vida en esta guerra: fue el caso del moralo Juan Martín (soldado de 2ª Clase, perteneciente al 1º Regimiento de Extranjeros de las fuerzas francesas y aliadas), casado (su esposa vivía en Navalmoral y, a pesar de ello, no regresa), que murió el 6 de Junio de 1915 en la 2ª Batalla de Ypres (Bélgica).
2.- Pero acabó esa guerra y, de nuevo, esos y otros moralos marchan de nuevo a Saint-Denis: al principio, en número inferior al de antes; cifra que se incrementa después, sobre todo en la década de los años veinte (en 1929 emigraron otros 6 a dicha localidad francesa).
Sin embargo la situación económica con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York y el renovado conflicto entre Francia y Alemania (se gestaba la II Guerra Mundial) acrecentó la crisis en la década de los años 30 (que no sólo afectaba a España), como observamos por lo ocurrido en abril de 1932: nuestro Ayuntamiento tuvo que abonar a 13 emigrantes moralos que residían en Francia (3 matrimonios y 7 niños, en su mayoría residentes de Saint-Denis) la mitad del billetaje del tren desde Irún, «por encontrarse allí como mendigos». Pero otros se quedan.
Además, con la proclamación de la II República española, varios se animan a regresar, ante las promesas de la Reforma Agraria.
3.- Y estalló la Guerra civil española y, al finalizar, un buen número de exiliados republicanos marchan a Saint Denis, al cobijo de familiares y amigo.
En 1939 se inicia la 2ª Guerra Mundial. Alemania invade Francia al año siguiente. Y algunos de esos paisanos, con antecedentes de izquierda, son perseguidos por los nazis. Ante esa situación, varios de ellos no dudan en integrarse en la “resistencia” contra los nazis.
4.- En 1945 acaba la 2ª Guerra Mundial y, cuando comienza la recuperación económica e industrial del país galo, necesitaba mano de obra (habían muerto muchos hombres en el conflicto bélico), unido a la gran crisis agraria que afecta a nuestra patria a partir de mitad de siglo, de nuevo se agiliza la emigración a Francia.
Como es evidente, los moralos que se marchan son los encuadrados en una doble problemática: los pertenecientes a las clases sociales más necesitadas (jornaleros sobre todo, empleados y pequeños propietarios), o los afectados por pasados antecedentes políticos (antiguos republicanos o represaliados).
5º.- En los años 60, el número de ellos se incrementó notablemente; aunque, en los 80, algunos volvieron tras cimentar su situación actual allí, a la vez que Navalmoral adquiría una gran pujanza y la crisis se hacía notar en el país galo.
Pero fueron muchos/as los que permanecieron en Saint Denis o sus alrededores (aunque los musulmanes predominan ya en ese sector). Como sus antecesores, se integraron plenamente, contraen matrimonio, ellos, sus hijos o nietos, con franceses/as, como bien saben mis buenos amigos José Jiménez Ávila o José Luis Camacho Rossel (por poner dos ejemplos), que conocen el tema mejor que yo por haberlo vivido directamente.
En esa última etapa fue clave la figura del difunto don Luis Duque Luengo, ex alcalde de Navalmoral (1995-1999) y ex director del banco Banesto quien, en su etapa de París (1968-1973), tras una visita circunstancial en 1967 a su hermana Olga (y René, su marido), se convierte en el enlace de los emigrantes moralos y extremeños que se esparcían por Saint Denis y otros barrios obreros de París, canalizando sus relaciones y el ahorro logrado con tanto esfuerzos hacia su patria chica o grande, en una época de pésima diplomacia entre España y la nación gala; a la vez que favorecía a su empresa, abriéndole un nuevo mercado.