POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Una de las pocas faenas agrícolas que se siguen realizando a la antigua usanza y en las que la mecanización apenas si cuenta es la poda, que, aunque hay quienes opinan que la inventó un burro mordiendo las ramas de un árbol, es todo un arte. Y más cuando se trata de unas venerables cepas centenarias regadas con el sudor de varias generaciones. Es el caso de estas que aún sobreviven en el majuelo de El Descansadero, de FUENTEPIÑEL, y que siguen rindiendo su fruto en función de como venga el año.
Y como testigo de todo ello, al fondo, el emblemático cerro fuentidueñano de San Blas.
Alguien (que conozco muy bien) tendrá que doblar el espinazo no tardando mucho y sarmentar para recolectar las correspondientes mostelas, a las que daremos un buen uso, como bien todos sabéis.
¡Buen día!