POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Ya sabía yo que los nervios y el deseo de libertad me iban a tirar de la cama esta mañana bien pronto. Y así ha sido. A las seis y media ya estaba con los ojos como platos, y a las siete calentando. Una horita de carrera continua para empezar y, como se esperaba, con el depósito del fondo en la reserva a partir del kilómetro siete u ocho. Dos más de descalentamiento y a casita a estirar, que no es conveniente apoyarse en ningún soporte de la calle por si el bicho y eso. A ratos con mascarilla, una pequeña tortura. En la hora y media que he estado en la calle no he visto a nadie a menos de cinco metros unos de otros. La gente se ha comportado. También gente paseando.
Lástima que los extensos parques que bordean la M-30 estuvieran cerrados. Entiendo que hayan clausurado de momento los parquecillos infantiles (columpios, toboganes…), pero estos parques tan amplios, que son lugares de paso para los trotones… Creo que es peor cruzarse con los otros corredores y con los paseantes en las aceras, algunas bastante estrechas. Pero bueno, estos detalles seguro que irán mejorando si demostramos que sabemos comportarnos con la responsabilidad que se nos supone como adultos que somos.
Y para concluir, si un dos de mayo el pueblo de Madrid se echó a la calle para derrotar y expulsar a un invasor exterior que venía del otro lado de los Pirineos y salió victorioso, hoy también dos de mayo se ha vuelto a echar a la calle, en este caso para intentar superar y derrotar a un invasor enemigo diferente procedente de las estepas del Extremo Oriente chino. Y también será vencido y expulsado.
Pero hasta entonces seguiremos cumpliendo con los decretos y recomendaciones de los que están al mando de las operaciones, y por eso
#YoMeQuedoEnCasa ¡Y que no cunda el pánico, que nos reinventaremos y volveremos más fuertes!
¡Buen día!