POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
“Ya viene mayo por esas cañadas, espigando los trigos y granando cebadas”. Y se irá mayo, y quizás la primavera. Y vendrá junio, y con él el verano. Y muy probablemente sigamos confinados, en mayor o menor grado, pero con la libertad de movimientos muy limitada, y con el horizonte de pisar nuestros pueblos cada vez más oscuro y cada vez más lejano.
Nos están robando no sólo el mes de abril sino toda una primavera que se prometía radiante y llena de proyectos e ilusiones.
Pensar que hay otros países que están igual o peor que nosotros no me consuela. Ni sirve de excusa. Ellos sabrán por qué. Yo me fijo en los que a estas alturas están semanas por delante de nosotros, y no puedo evitar sentir envidia por ello y por el grado de incidencia que ha tenido el bicho en su población. Un bicho que no entiende de fronteras, ni de religiones, ni de ideologías, ni de siglas, ni de razas… Sólo entiende de la gestión del problema y de la forma, estrategias, técnicas y tácticas con que se le ha hecho y se le sigue haciendo frente. Hasta que no encontremos un tratamiento o, mejor aún, una vacuna, sólo nos queda intentar evitarle, regatearle y zafarnos de él de la mejor manera posible. Y con una pizca de suerte. No nos queda otra.
No pretendo con este comentario generar ningún tipo de polémica, y ruego que quien alcance a leerle entienda que no es más que ese derecho al pataleo y al desahogo que todos tenemos. Por eso sólo le voy a colgar en mi muro y ruego que nadie le comparta.
Quizás este año nos tengamos que conformar con ver el grano ya en las eras o en los almacenes. Camino vamos de ello entre fases de desconfinamiento y demás. Permitidme que me ahorre el término de desescalada, que, como ya he dicho en algún Saludo anterior, me estomaga. Al igual que lo de la «nueva normalidad», que me parece (sin ánimo de molestar a nadie, por favor) una cursilería. Yo prefiero hablar de normalidad, a secas, y aunque tengamos que cambiar algunos hábitos y nos toque vivir algunas situaciones diferentes, tendremos que adaptarnos a esa realidad y acabaremos por normalizarlo todo. Como se ha hecho siempre tras superar las grandes crisis que ha vivido la humanidad.
Esperemos que esta normalidad llegue pronto, y para facilitarlo pondré lo que esté de mi parte, y, de momento al menos,
#YoMeQuedoEnCasa ¡Y que no cunda el pánico, que nos reinventaremos y volveremos más fuertes!
¡Buen día