POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
El 15 de mayo la iglesia católica celebra la festividad de San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, y es costumbre en nuestros pueblos honrarle con su misa y su procesión, en el transcurso de la cual se imparte por el sacerdote a los cuatro puntos cardinales la bendición de los campos. Aunque antiguamente en FUENTEPIÑEL cada año la procesión se dirigía a puntos del témino diferentes, desde hace varias décadas se realiza a la ermita de San Roque.
Durante la procesión se le va cantando esta canción:
Bandera santa, bandera amada,
no serás nunca vid despreciada.
Los labradores con amor te aman,
queriendo ser siempre su guarda.
La bandera santa de este sindicato,
cobija gozosa a un pueblo tan grato.
Recibid con efusión,
a todo Fuentepiñel,
que se acoge a ti gozoso
a juzgar en santo bien.
Este pueblo todo entero,
cristiano por tradición,
lleno de amor a ti clama,
san Isidro Labrador.
Al finalizar los actos religiosos, los agricultores con el resto de vecinos que lo desean, se reúnen en una merienda comunitaria cuyo plato único en el menú es el cuarto de asado de lechazo (churro, por supuesto) que sustituyó al primitivo de escabeche de chicharro.
Como este año, por las circunstancias que estamos atravesando por culpa de esta pandemia vírica que nos mantiene recluidos en casa, no podemos realizar todos estos actos, y le va a mantener a él también confinado en su hornacina del retablo barroco mayor de nuestra iglesia, quiero celebrarlos en su honor de forma virtual con este pequeño reportaje gráfico de estos años de atrás.
Mientras tanto, y esperando que pronto pueda ir a presentarle mis respetos por lo bien que está gestionando este año el tema de la lluvia,
#YoMeQuedoEnCasa ¡Y que no cunda el pánico, que nos reinventaremos y volveremos más fuertes!
¡Buen día