POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Estas rosas las tenía preparadas desde hace días para hoy para recordar de nuevo a los que se nos han ido por culpa de esta pandemia que nos azota. Las de la primera foto están confinadas, como lo estamos los demás, pero no por ello pierden ni un ápice de su belleza y de su prestancia. Ni tampoco de su perfume. Las de la segunda se alzan majestuosas e imponentes hacia el cielo, libres y seguras de sí mismas. Unas y otras, confinadas o libres, son rosas, y no pierden por ello su esencia.
Por pura coincidencia alguien más que yo se ha acordado de que los que se nos han ido no sólo son cifras y estadísticas, sino que detrás de ellos había una vida y una historia, y una familia, y unas ilusiones, y unos proyectos… Para ellos, para todos, aparezcan o no en el baile de cifras con el que nos desayunamos cada día, va este saludo y este sencillo y humilde recuerdo, similar a algún otro anterior. Y como ya dije en estos, en ningún momento pretendo generar ningún tipo de polémica, que ya tenemos bastante con lo que tenemos. Pero no por ello voy a dejar de recordarlos de nuevo, pues cada día son más las caras que me vienen a la memoria cuando pienso en ello. Si alguien se siente molesto, que me disculpe. No voy a ser menos amigo de él porque lo haga.
Como de momento pertenecemos al grupo de rosas confinadas, hasta que podamos formar parte del cuadro de las que se exhiben libres y resplandecientes,
#YoMeQuedoEnCasa ¡Y que no cunda el pánico, que nos reinventaremos y volveremos más fuertes! Pero por favor, precaución, sensatez y cordura, que sólo estamos en la fase 1.
¡Buen día!