POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Nos encontramos en plena canícula, el período más caluroso del año, que en nuestras latitudes se estima aproximadamente entre el 22 de julio y el 22 de agosto. Son fechas muy propicias para los largos paseos, siempre buscando las horas más frescas del día, y nos dejan escenas de una gran plasticidad al producirse unos efectos especiales naturales de singular belleza con el horizonte y los paisajes lejanos que parecen derretirse y evaporarse en un aire espeso y denso que casi se puede palpar.
El sol es un ascua candente en su ocaso, y el polvo de los caminos se queda quieto y en suspensión durante largos minutos como burlando la acción de la gravedad.
Y muchas aves no precisamente acuáticas, buscan aplacar estos rigores caniculares con reparadoras sesiones de baño en cualquier humedal a su alcance.
Es nuestra Castilla en su más pura esencia, la Castilla a la que han cantado Antonio Machado, Miguel Delibes, Miguel de Unamuno y tantos y tantos poetas anónimos que sienten (sentimos) esta tierra en lo más profundo del alma.
¡Buen día!