POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Uno de los atractivos que tiene la comarca de la Hoya de Huesca es el senderismo, y la falda de la sierra de estas primeras estribaciones del Pirineo ofrece un buen número de opciones para practicar esta actividad. Estos días hemos elegido el entorno de Gratal, ascendiendo en primer lugar sus ocho kilómetros de dura subida hasta los 1.567 metros de esta cumbre tan carismática (https://www.relive.cc/view/vMv8VB5ZAP6), y visitando después las ruinas de las Casas de Gratal, uno más de los cientos de pueblos despoblados del Pirineo que si no han desaparecido aún están en trance de hacerlo.
En este caso apenas si quedan visibles los restos de su iglesia románica, hoy completamente invadidos por las zarzas y otras plantas que a no mucho tardar, y de no remediarlo, cubrirán y harán desaparecer definitivamente este humilde asentamiento humano de antaño.
El único acceso posible, partiendo desde el cercano Puibolea y siguiendo el barranco del río Salado, es sirviéndose de la vía por la que discurre el gaseoducto que se trazó en su día en las proximidades y que se encargan de mantener desbrozada media docena de burros expectantes ante los escasos visitantes que por aquí se dejan caer.
¡Buen día!