POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIALDE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Aunque en los meses de otoño e invierno la vida parece ralentizarse en la España rural, y sobre todo en los pueblos de la llamada España vaciada, por el retorno de los «veraneantes» a su lugar de residencia habitual, el corazón de estas pequeñas comunidades sigue latiendo en ella y en parte gracias a los esforzados vendedores ambulantes (panaderos, pescaderos, fruteros, ultramarinos,…) que surten de suministros de primera necesidad a estos lugares en los que han ido desapareciendo las tiendas a medida que se han ido jubilando sus propietarios.
Cada vez resultan más imprescindibles estos tenderos dado que la media de edad de los que residen durante el año en los pueblos va en aumento y no les resulta sencillo desplazarse en busca de estos suministros.
Para ellos va este Saludo. ¡Buen día!