POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Apenas si han pasado un par de meses desde que acabaron las vendimias y el mosto se ha sometido ya al proceso de fermentación, produciéndose las primeras catas para ver cómo va evolucionando.
La foto es aproximadamente de 1920, es decir, de hace un siglo, y por entonces el refrán se hacía realidad pues el vino se empezaba a consumir sin tanto ritual y sin tanta espera como actualmente.
Era lo que había, y lo normal es que el de la cosecha anterior ya se hubiera agotado, por lo que no quedaba otra. Valeriano Villar, Joaquín Barrio, Mariano Cuéllar y Juan Cuéllar (abuelo de este que suscribe) posaban orgullosos con las pellicas y la media cántara con la que se rellenaban, acompañados de los oportunos cencerros que hacían sonar cuando bajaban a los nichos de las bodegas para dar fe de que no se habían intoxicado con el «tufo» producto de la fermentación.
Probablemente acababan de dejar atrás la cruel pandemia que generó la gripe de 1918-20.
Ellos ya no, pero aquí seguimos sus nietos y sus bisnietos, a la espera de que acabe también la pandemia que nos ha tocado sufrir a nosotros, como sigue en el mismo lugar la misma puerta con el mismo llamador. Y aquí seguiremos mientras podamos y las circunstancias nos dejen. Que esperemos que sea por mucho tiempo. ¡Buen día!
FUENTE: https://www.facebook.com/juan.cuellarlazaro