POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTIDUEÑA Y FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
“De mitad de noviembre en adelante el invierno es constante”. Y así ha sucedido. Estos días en FUENTEPIÑEL se nos ha venido encima el invierno de repente sin apenas haber «disfrutado» del otoño (este año más bien del veroño). No sé si será por culpa del cambio climático, pero las estaciones intermedias cada vez lo son menos, sobre todo en nuestra continentalizada Castilla.
Y aunque tampoco es del todo cierto aquello de que el año se divide en «Nueve meses de invierno y tres de infierno», cuando aprieta el frío se impone tirar de leña y encender la gloria, la estufa o la cocina vizcaína, y más en estos tiempos en los que las energías eléctrica y gasística se han convertido en artículos de lujo. Afortunadamente para nosotros «siempre nos quedará el pinar» y en último extremo el encinar (como en su día afirmaban nuestros antepasados comuneros en la pluma de Luis López Álvarez y en las voces del Nuevo Mester de Juglaría).