POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTIDUEÑA Y FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
El 17 de enero de cada año la Iglesia Católica celebra la festividad de San Antón, y en Fuentepiñel se conserva una imagen suya de traza barroca y bastante deteriorada en su cubierta pictórica, que fue elaborada, como alguna otra pieza de nuestra imaginería, en los talleres de arte religioso cristiano de la población gerundense de Olot que surgieron en la segunda mitad del siglo XIX. Son estatuas realizadas en pasta de cartón madera, material ligero a la par que resistente y fácil de moldear y de policromar, por lo que, al ser también más económicas que las de madera, su uso se extendió con gran rapidez por todo el país.
Se le representa con un cerdo como atributo porque cuenta la tradición que curó de la ceguera a unos jabatos y en agradecimiento su madre le acompañó y defendió toda su vida. Antiguamente era una fiesta de cierta relevancia en el pueblo, con su misa y su procesión correspondiente.
No son pocos los refranes que van asociados a este abad egipcio del siglo III: “Por San Antón, no llega la niebla a las dos”; “San Antón, viejo y tristón, mete a los viejos en un rincón”; “Niebla fría de San Antón; quédate en casa, en un rincón”; «Por San Antón, da la vuelta el sol»; «Por San Antonio de enero, huelga la mula y trabaja el mulero»; “San Antonio Bendito guárdame el cabrito”; “Por San Antón, las nubes al rincón”; “Hasta San Antón, Pascuas son”; “Por San Antón, la buena gallina pon, y por la Candelaria, la buena y la mala”. ¡Buen día!