POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Aunque no son equiparables a las pandemias, ni muchísimo menos, en la historia de nuestros pueblos se han ido sucediendo, además de las pestes, otros fenómenos que han tenido en su momento muy graves consecuencias para el campesinado castellano. Hablamos de las guerras, de las cosechas catastróficas por las sequías y los pedriscos… y, como no, de las plagas de langosta, a las que se hace mención con bastante frecuencia en los libros parroquiales por las anotaciones que de ellas hacían los curas cuando los devotos recurrían fervientes a la divinidad o a algún santo protector, efectuando misas, novenas y rogativas para solicitar su intercesión.
Y el santo más socorrido era San Gregorio Ostiense, así llamado porque fue obispo del puerto romano de Ostia, que fue enviado por el Papa a mediados del siglo XI a sofocar una plaga de langosta que afectaba al reino de Navarra, y sobre todo a la zona de Nájera. Es venerado como santo de la Iglesia católica y su festividad se celebra hoy 9 de mayo. Su devoción se extendió sobre todo en los siglos XVII al XIX por su poder de alejar las plagas de los campos.
En nuestra Comunidad de Fuentidueña se conservan, al menos, sendas pinturas en retablos de las iglesias de Aldeasoña y de Fuentesaúco de Fuentidueña. La de Aldeasoña se halla en la calle inferior del retablo de Nª Sª del Rosario (detrás del cual se encontró en una hornacina la imagen de Nª Sª de Aldeasoña, que preside ahora dicho retablo). Tiene unas medidas de 1’18 × 0,90 m y aunque lleva la inscripción de San Gregorio Nacianceno tiene langostas a sus pies, y pensamos que el pintor confundió «el apellido» del abogado contra las plagas de langosta, que era en realidad San Gregorio Ostiense. En uno de sus libros de cuentas consta que en 1651 hubo una plaga de langosta pues aparece una anotación de 17 reales con los que «se acordó se contribuyese para cuando se anduvo la langosta».
La de Fuentesaúco sí que representa a San Gregorio Ostiense, y se halla en el retablo mayor. En este pueblo se celebra desde tiempo inmemorial una misa con procesión en el pago conocido como la Olma de la Virgen, como a un kilómetro del pueblo en el camino de FUENTEPIÑEL, en la que se venera y agradece a la Virgen del Rosario su intercesión para erradicar también una plaga de langosta. Cuenta la tradición que un año fue tal la invasión de este insecto, que amenazaba con destruir toda la cosecha, por lo que se sacó en procesión a la Virgen, a cuyo paso dicho insecto iba alzando el vuelo y alejándose. Hoy en día la vieja olma ha desaparecido víctima de la grafiosis, pero la misa se sigue oficiando la víspera de San Eusebio, cuya festividad se celebra el 21 de junio.
Hace muchos años que no se produce este fenómeno, aunque no faltan los saltamontes, de los que dan buena cuenta las cigüeñas, que van en procesión detrás de las cosechadoras dándose un festín.
Lástima que a este bicho que nos mantiene confinados no se lo puedan comer las cigüeñas, o los vencejos, o los gurriatos, y por ello, hasta que nos vayamos haciendo los humanos con él,
#YoMeQuedoEnCasa ¡Y que no cunda el pánico, que nos reinventaremos y volveremos más fuertes!
¡Buen día