SALUDO FUENTEPIÑELANO-BOLEANO 2404
Ayer asistimos a un concierto en el marco incomparable de la colegiata de Santa María la Mayor, de Bolea, sirviendo como escenario su espectacular retablo mayor gótico realizado entre 1490 y 1503, con sus 20 tablas pintadas al temple por el anónimo Maestro de Bolea, y sus 57 tallas de maderas nobles policromadas de Gil de Brabante, y el retablo de San Vicente, tallado en madera de pino rojo autóctono.
Con la actuación de la Factoría Barroca, integrada por Hugo Bolívar (alto), Ana C. Vicente (soprano), Sergio Franco -director artístico- y Martín Domínguez (violines), Ester Domingo (violonchelo) y Luis Pedro Bráviz (órgano y clave), se clausuró el Festival de Música y Patrimonio «Enclaves». Organizado por la Comarca Hoya de Huesca, el concierto contó con un aforo limitado de 60 personas, cumpliendo con todas las medidas de seguridad sanitarias requeridas por las instituciones dada la situación de pandemia que atravesamos.
Y al escuchar el órgano no pude evitar trasladarme mentalmente a la década de los setenta del siglo pasado cuando sonaron las últimas notas en el de la iglesia de FUENTEPIÑEL de manos de Tomás San Felipe, nuestro último organista y sacristán, y que permanece mudo desde entonces víctima de la pandemia del olvido, del abandono y de la carcoma (menos para los fuentepiñelanos) a la espera de una restauración que parta de las instituciones a las que corresponda, dado que resulta imposible abordarla con los medios de que se disponen a día de hoy en el pueblo (iglesia o ayuntamiento). Notas que anteriormente sonaron en el convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, junto al ría Duratón, del que procede, y que quizás algún día se puedan volver a escuchar.
¡Buen día!