POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTIDUEÑA Y FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
La iglesia de San Martín de la villa de Fuentidueña se halla en ruinas y alberga un cementerio. Seguía el modelo de la de San Miguel, con un ábside semicircular que servía de cabecera para su única nave, con cuatro medias columnas con sus correspondientes capiteles que le compartimentaban en cinco tramos. Aunque fue declarada monumento histórico-artístico nacional en 1931, ello no fue obstáculo para que su ábside, lo más destacado de la construcción, fuera llevado piedra a piedra a Norteamérica vendido por el propio Estado español al gobierno de los Estados Unidos. El Consejo de Ministros acordó su venta en 1957 a cambio de las pinturas románicas de San Baudelio de Berlanga, que pasaron a formar parte de los fondos del Museo del Prado. Tras desmontar, numerar y empaquetar todas las piedras en 3.300 cajones, con un peso total de 370 toneladas, fueron fletadas en el barco «Monte Navajo» en el puerto de Bilbao el 13 de febrero de 1958. Hoy se encuentra en Manhatan en el Museo de los Claustros, «The Cloysters Museum», del Museo Metropolitano de Nueva York sirviendo en ocasiones de escenario para la celebración de conciertos.
La rapiña y el expolio acabaron con el resto de los sillares que tenían algún valor e interés artístico o decorativo, y muchos de ellos se pueden contemplar en construcciones próximas. Sin ir más lejos, a la cercana iglesia de Calabazas de Fuentidueña fueron a parar los catorce peldaños del primer tramo de la escalera de caracol de su torre. En torno al perímetro de lo que fue su ábside y de su pared norte se localiza una necrópolis con múltiples tumbas rupestres medievales. ¡Buen día!