POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Bueno, hombre, bueno! ¡Vaya, hombre, vaya!
Tormentas, nieves, lluvias y fríos en Asturias. Mala cosa, pues dice el refrán que «Si nieva en octubre, seis meses cubre»; así que hasta mayo estén prevenidos. Claro que también el mismo refranero advierte que «Por Todos los Santos, la nieve en los altos» … y en estas estamos.
Finales de octubre y primeros de noviembre.
¿Saben ustedes? En las viejas culturas celtas el año se dividía en dos estaciones: «LA MITAD OSCURA», que comenzaba en noviembre o mes de Samonios, y la MITAD CLARA con inicio en abril o mes de GIAMONIOS.
Esta era la época propicia para el laboreo de la tierra, para la floración y madurez de frutos en árboles, para la recolección de cosechas. Con su final acababa el año y en Samonios, con la MITAD OSCURA, empezaba el AÑO NUEVO.
Este nacimiento de año, este paso de un ciclo a otro, exigía celebración festiva, normalmente fomentada por los druidas o jefes religiosos de las comunidades celtas, con recuerdo a los fallecidos, a su mundo de gloria con los dioses, a las hadas y sus tesoros… Era la fiesta del SAMHAIN, suplantada después por el cristianismo y que últimamente el movimiento neopagano acristiano (y en casos, también anticristiano) está promocionando como rescate de nuestra cultura ancestral.
La Iglesia católica siria, ya desde el siglo IV, celebraba el recuerdo de los Mártires víctimas de las persecuciones romanas. Esta celebración fue promocionada por el Papa Bonifacio IV en el año 615 como FIESTA DE TODOS LOS SANTOS fijando su fecha para el 13 de mayo. Un siglo después, en el año 741, el Papa Gregorio III la trasladó al 1 de noviembre (fecha del Samhain celta) como «fiesta mayor» con vigilia vespertina el 31 de octubre.
Esta vigilia fue conocida en las naciones anglosajonas como ALL HALLOW´S EVE, que después dio origen a HALLOWMASS y HALLOWE´EN para terminar en HALOWEEN.
Fueron los irlandeses, emigrados a USA en el siglo XIX, quienes la implantaron en Estados Unidos y desde aquí, en estos años, invade España.
No se trata, por tanto, del Samhain celta aunque muchos pretendan identificarla con ella.
¿Y lo del Día de los Difuntos?
Pues esta celebración, más religiosa que festiva, fue invención de San Odilón (962-1049), abad de Cluny, uno de los monasterios benedictinos más influyentes en Europa, para destinarlo a la oración y recuerdo en favor de todos los fallecidos, fueran santos «reconocidos» o no por la Iglesia.
Se fijó su fecha para cada 2 de noviembre, coincidiendo también en cierto modo con el celta Samhain, pero no con el primigenio All Hallow´s eve (Eve = Vigilia ; all Hallow´s = de todos los Santos).
Como este asunto es de larga historia costumbrista, la comentaré en días sucesivos.
Hoy deseo puntualizar la realidad histórica del Samhain, de la Vigilia de Todos los Santos o Halloween, de la celebración de Todos los Santos, y de la celebración de los Fieles Difuntos. No se si lo habré conseguido.
Y, de momento, hagamos honor a uno de los postres típicos de estas fiestas: las TERESITAS, TERESINAS, TERESICAS de sartén o de horno.
Extiendan con el rollo una lámina de hojaldre (que habrán comprado congelada, pues resulta más cómodo y sencillo que prepararla en casa) y corten rectángulos de unos 12-15 cm de largo y 7 cm de ancho.
Tengan ya preparada una crema pastelera que, si gustan, pueden aromatizar con canela, vainilla, ralladura de limón o de naranja. Dispongan una cucharada abundante de crema sobre cada pieza de hojaldre y ciérrenla como si fuera una empanadilla.
Frían las piezas en abundante aceite de oliva bien caliente o cuézanlas en horno a unos 180º C.
Al sacarlas del aceite o del horno, espolvoréenlas con azúcar.