SAN ANTÓN Y LA BENDICIÓN DE LOS ANIMALES.
Ene 18 2024

POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES)

San Antonio abad, conocido popularmente como San Antón, ostenta numerosos patronazgos pero sin lugar a dudas el más conocido es el de patrono de los animales.

Su festividad se celebra el día 17 de Enero y es tradición antigua acudir este día junto a iglesias y ermitas para que los sacerdotes bendigan a los animales.

San Antón vivió entre los siglos III y IV después de Cristo en lo que hoy es Egipto. Al morir sus padres, entregó todos sus bienes a los pobres y se retiró a la región de Tebaida, al sur de Egipto, donde llevó una vida ascética sin más compañía que la de los animales que vivían en aquella región.

Ayudo a los cristianos perseguidos durante el mandato del emperador Diocleciano, apoyó a San Atanasio en su lucha contra los herejes arrianos y reunió a tantos discípulos que es considerado padre de los monjes.

Murió en el año 356 a los 105 años.

Se le representa siempre como un venerable anciano acompañado por un cerdo.

Pero si San Antón es el patrono de todos los animales, por haber sido éstos su única compañía durante mucho tiempo, ¿por qué se le representa en las imágenes religiosas siempre con un cerdo?

Existen diversas tradiciones y leyendas para explicar este hecho.

Para algunos, el cerdo representaría al Demonio que tentaba al Santo durante su estancia en la apartada región de Tebaida pues el cerdo, animal impuro para muchas culturas, representa pecados capitales como la gula o la lujuria.

Otros cuentan una bonita leyenda según la cual una jabalina con sus jabatos, que estaban completamente ciegos, pasaron junto al Santo que, compadeciéndose de su desgracia, los curó. Desde ese mismo momento, la jabalina permaneció toda su vida junto a San Antón en señal de gratitud por el milagro de curar a sus hijos.

Para unos terceros, la tradición de representar a San Antón con un cerdo a sus pies, sería más moderna.

En la Edad Media, los Hermanos Hospitalarios de San Antonio difundieron por toda Europa la devoción al Santo fundando abadías, monasterios y hospitales para albergue de enfermos y peregrinos.

Para alimentar a los que acudían para venerar al Santo o para pedir su intercesión para recobrar la salud, los Hospitalarios mantenían piaras de cerdos pero como su ceba era complicada, los mantenían sueltos esperando que la gente se apiadase de la acuciante necesidad de los religiosos y alimentase a los cerdos. Para evitar confundirlos con los de otros ganaderos, los cerdos pertenecientes a los Hospitalarios, llevaban una campanilla.

Sea como fuere, y aunque sepamos que es el patrono de todos los animales, hoy en día nos viene siempre a la mente la imagen de San Antón como un venerable anciano que, apoyado en un bastón, tiene como fiel compañero un cerdito a sus pies.

Esta relación de San Antón con los cerdos ha dado lugar a diversas tradiciones como la de «el marrano de San Antón» un cerdo que permanece suelto durante buena parte del año por las calles de pueblos como La Alberca o Mogarraz en la provincia de Salamanca.

El día 13 de junio, festividad de otro San Antonio, en este caso San Antonio de Padua (el del milagro de los pajaritos), los vecinos de La Alberca se congregan junto a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, al lado de la estatua de una estatua que representa precisamente a un cerdo. Allí, el párroco bendice al marrano, que por entonces es un pequeño cerdito. El animal permanece suelto por las calles y es alimentado por todos los vecinos hasta la festividad de San Antón, que como dijimos antes, tiene lugar el día 17 de enero, momento en el que es rifado.

Para los albercanos, esta tradición tan antigua tiene su origen en judíos conversos que querían demostrar que eran cristianos siendo posible que aquellos judíos quisiesen rememorar la tradición de los Hermanos Hospitalarios.

En la localidad abulense de El Barco de Ávila, existía otra tradición relacionada con el cerdo el día de San Antón. Don Nicolás de la Fuente Arrimadas, en su magna obra Fisiografía e historia de El Barco (1925) nos lo cuenta de esta manera:

Era más típica la fiesta de San Antón. La cofradía costeaba novena, sermón y procesión, y recibía limosna de los que iban a dar las vueltas a San Antón alrededor de la iglesia. 

Con cuatro ramajos decoraban un carro, disputándose los muchachos la hora de subir en él. Se iba casa por casa pidiendo para el Santo , gritando los chicos desde el carro ¡Pipiripón para San Antón». 

La limosna era sólo en especie: morcillas, chorizos, carrilladas, lenguas, pies y orejas, algún lomo y muy raro jamón. Como todos mataban, todos los vecinos regalaban algo. Lo recogido se subastaba a la puerta del Consistorio produciendo unos buenos ingresos

Aunque perdida ya esta última tradición así como las matanzas tradicionales que prácticamente se pueden dar por extinguidas, El Barco de Ávila sigue destacando por la elaboración de exquisitos embutidos aunque ya no sea con carne de cerdos criados en esta histórica villa bañada por las aguas del Tormes.

Buen ejemplo de ello es la empresa Embutidos y Jamones Chopo que elabora deliciosos embutidos de una calidad excepcional como longanizas rojas y blancas o deliciosas morcillas de calabaza como aquellas que hace 100 años daban los barcenses como ofrenda al glorioso San Antón.

Tanta importancia ha tenido tradicionalmente la festividad de San Antón que regía en muchos casos la vida de los ganaderos y el calendario anual.

Se consideraba, dependiendo de las regiones, que la fiesta de San Antón marcaba el fin de la época de las tradicionales matanzas, siendo el momento adecuado para comprar un cochinillo para irle engordando poco a poco y que al invierno siguiente estuviese listo para la matanza. Por este motivo, en muchos lugares se celebraban ferias o mercados ganaderos centrados fundamentalmente en el ganado porcino.

Por el contrario, en zonas de clima muy frío, se consideraba que San Antón marcaba la fecha para realizar la matanza y en las ferias y mercados citados antes, no se vendían pequeños cochinillos sino cerdos ya completamente cebados que tras haberse alimentado de bellotas o castañas en bosques y dehesas habían alcanzado ya el peso idóneo para el sacrificio. Además, el clima frío y seco propio del mes de Enero aseguraba la adecuada curación de embutidos y jamones.

Se relacionaba también la festividad de San Antón con el calendario de manejo de otros animales como por ejemplo las gallinas, con dichos tan populares como «Por San Antón gallinita buena pon». Al alargarse sensiblemente los días, se consideraba que tras el descanso otoñal, las gallinas debían poner ya bastantes huevos controlando las mujeres, pues eran las que se hacían cargo principalmente de las aves, que comenzasen a poner. En caso contrario, el destino de las gallinas era el puchero, dándoles casi siempre oportunidad de poner hasta el día de las Candelas (2 de febrero).

Pero volvamos al patronazgo de San Antón sobre los animales.

El día 17 de enero es muy común que la gente acuda a las cercanías de las iglesias y ermitas, especialmente si están dedicadas a San Antón o si el Santo es venerado en ellas, para que los sacerdotes bendigan a los animales.

Como criaturas de Dios que son y que ayudan al hombre en sus diversas necesidades, los animales pueden ser bendecidos por el sacerdote sin ningún problema pero es preciso tener siempre claro que, aunque se les tenga mucho cariño, no son personas y deben ser tratados con respeto pero sin humanizarlos.

Los animales nos sirven para alimentarnos, para trabajar de distintas formas, para darnos compañía…y por lo tanto debemos cuidarlos adecuadamente pero sin tratarles como si fuesen humanos siendo conscientes de su destino.

En las iglesias que se encuentran en el centro de las grandes ciudades, se pueden ver fundamentalmente mascotas como los clásicos perros, gatos o pájaros además de animales más curiosos como conejos, cobayas, tortugas e incluso serpientes.

Pero en las iglesias y ermitas situadas en la periferia de las ciudades o en los pequeños pueblos, a veces incluso en pleno campo, donde la variedad de animales llevados por sus propietarios para que sean bendecidos, es realmente impresionante.

Sin que falten los perros, gatos o conejos mantenidos como mascotas, aparecen animales domésticos de todo tipo desde gallinas y patos a caballos o bueyes.

Esto puede verse por ejemplo en la ciudad castellana de Ávila donde con motivo de la festividad de San Antón o coincidiendo con el domingo más próximo a la misma para facilitar la asistencia de la gente que trabaja, tiene lugar una peculiarísima bendición de animales.

Decenas de jinetes a lomos de sus caballos acuden a esta histórica ciudad castellana para que los sacerdotes bendigan a los animales. Aunque de gran tamaño, los caballos son animales fáciles de controlar y manejar y cuando están bien domados, pueden transitar por las calles de las ciudades, siempre y cuando se controle el tráfico de vehículos.

La estampa de los caballos bordeando la imponente muralla de la ciudad de Ávila es realmente espectacular.

Los caballos son animales relativamente fáciles de ver aún en pueblos e incluso en ciudades cuando se realizan rutas ecuestres o recreaciones con motivo de la conmemoración de diversos episodios históricos o de trabajos tradicionales, pero la presencia de animales como los bueyes de labor, que ya apenas se ven ni siquiera en los pueblos por haber perdido en gran parte sus utilidades tradicionales, es un verdadero acontecimiento.

Los miembros de la Real Cabaña de Carreteros de Gredos, viajan desde las localidades de Navarredonda y Barajas de Gredos con sus yuntas de bueyes hasta la capital de la provincia para que los animales sean bendecidos.

En el año 2016 el viaje entre Navarredonda y Ávila fue realizado a pie con tres yuntas de bueyes guiadas por Juan Manuel Yuste, Isabel López, Diego Torres y Darío Hernández.

Al ser enero un mes bastante traicionero, el viaje se realiza actualmente en camiones y una vez allí, descargan a los animales en el Mercado de ganados y tras uncirlos al yugo y ensubiar los carros, comienzan el recorrido alrededor de la muralla.

Tras realizar el recorrido alrededor de la ciudad y ante una gran asistencia de público que realiza miles de fotografías a los bueyes de raza Avileña de capa bardina (atigrada) y galana (berrenda en negro), los animales reciben la bendición de los sacerdotes para luego regresar a su tierra.

Pero no siempre es fácil llevar animales junto a las iglesias porque ello supone muchas veces tener que transitar por las calles llenas de gente y de coches. En tales casos, si un ganadero desea que sus animales reciban la bendición el día de San Antón o cualquier otro día del año, deberá pedírselo a un sacerdote para que se desplace con el bendicional, libro que contiene las oraciones necesarias para realizar todo tipo de bendiciones, y el acetre para el agua bendita.

Ante la continua disminución de las vocaciones sacerdotales y el consiguiente aumento de trabajo, muchos sacerdotes no disponen en ocasiones de tiempo para ir a fincas lejanas a bendecir los animales pero siempre hay algunos que hacen el esfuerzo, como por ejemplo el Rvdo. P. Francisco Torres Ruiz, párroco de las localidades cacereñas de Guijo de Santa Bárbara y Aldeanueva de la Vera.

Guijo de Santa Bárbara es un pequeño pueblecito de montaña de unos 400 habitantes en el que la ganadería y la agricultura son los pilares básicos de la economía. Unas 20 familias principalmente del ganado, agrupando en total unas 400 cabras y más de 1000 vacas.

Aunque elevadas todavía, estas cifras son exiguas si se comparan con las de 1950 cuando casi 4000 cabras, unas 1000 ovejas, alrededor de 500 vacas y más de 100 equinos pastaban en la sierra de este municipio.

Consciente de la importancia que aún sigue teniendo el sector ganadero para la economía local, el Padre Torres ha acudido en varias ocasiones a visitar ganaderías del pueblo y a realizar la bendición de los animales.

En la finca de Santonuncio, tiene su piara de cabras la familia Torralvo. Unas 300 cabras, en su mayoría de raza Verata, son propiedad de Ángel Torralvo Sánchez y su sobrino Alejandro Torralvo Gutiérrez que es el que se encarga del manejo de estos animales mientras que Ángel se hace cargo de las vacas que también posee la familia.

En sus visitas a esta explotación, el Padre Torres se ha interesado siempre por el manejo del ganado y la situación atravesada por el sector ganadero que, como todos sabemos, es bastante complicada en estos momentos debido a problemas relacionados con las normativas sanitarias, la burocracia, el elevado precio de los costes de producción, el bajo precio percibido por los ganaderos al comercializar sus productos, el abandono del monte y la expansión del lobo.

En su primera visita a la ganadería de la familia Torralvo, el Padre Torres quiso aprender a ordeñar las cabras a mano como se hacía de toda la vida, práctica que ya se realiza muy rara vez en esta ganadería guijeña por contar desde hace muchos años con una moderna sala de ordeño.

En otra ocasión, se desplazó el Padre Torres a la finca citada para realizar la bendición de las cabras y los cabritos.

Es curioso que en un pueblo tan ganadero como Guijo de Santa Bárbara, la bendición de los animales no sea muy habitual pero Alejandro Torralvo, manifestó su interés por ello cuando el Padre Torres visitó por primer vez la explotación, diciéndole que el mejor momento para bendecir los animales era en la paridera, para así poder bendecir a los cabritos antes de su venta.

La bendición se realizó un soleado día 6 de marzo de 2021 en plena paridera tardía de las cabras.

Pero no sólo en Guijo de Santa Bárbara realiza el Padre Torres la bendición de los animales, pues el día 9 de marzo de 2022, el citado sacerdote se desplazó hasta la localidad toledana de Lagartera para bendecir los animales de Javier Bernal Corral y de los hermanos José y Julián Alía.

En primer lugar, el Padre Torres visitó la finca en la que Javier Bernal tenía sus aves. No es el de Javier un gallinero o corralillo de pueblo en el que junto a unas cuantas gallinas hay también algunos pavos, algunos patos y alguna otra especie de ave.

Este cocinero y aficionado como pocos a los animales, es el presidente de la Asociación de Criadores de la Gallina Pintarazada, raza avícola en grave peligro de extinción que estuvo a punto de extinguirse a finales del siglo XX, cuando después de haber estado extendida por la confluencia de las provincias de Cáceres, Ávila y Toledo, sólo quedaban unos pocos ejemplares en dehesas aisladas del noroeste de la provincia de Toledo. Se trata de una bellísima gallina caracterizada por su plumaje manchado o pintado que da lugar a 4 variedades conocidas como perdiz, trigueña, zalaría y piñana.

Junto a las gallinas, Javier tiene pavos comunes y reales, anátidas de diversas especies, codornices y una pareja de aves muy singulares: emúes. Se trata de una especie similar al avestruz pero de menor tamaño que habita en estado salvaje en las inmensas llanuras de Australia pero que cada vez es más frecuente en zoológicos y granjas de todo el mundo.

Sorprendió mucho al Padre Torres ver tal variedad de aves aunque fueron los emúes los que más le llamaron la atención. Tras hablar con Javier, realizó la bendición de todos los animales que allí había.

Las aves aparecen en numerosas ocasiones en La Biblia, siendo sin lugar a dudas la paloma la más importante de todas por asociarse al Espíritu Santo. Pero también cuando se describen los animales impuros al pueblo de Israel, aparecen numerosas aves como águilas, buitres, avestruces e incluso….¡murciélagos!

También aparece el gallo durante la Pasión cuando canta en el momento en el que Pedro niega conocer al Señor.

Después de esto, tocó desplazarse hasta el lugar en el que pastaba otro de los animales de Javier: «Jeromo» el burro.

Este precioso burro de gran tamaño, es mantenido por Javier como animal de compañía algo cada vez más común en el medio rural dado que los burros ya se utilizan poco para trabajar.

Es muy especial para cualquier sacerdote poder bendecir un burro puesto que es uno de los animales más mencionados en La Biblia en pasajes tan singulares como el de la burra de Balaán, las 500 borricas que luego pasarían a ser 1000 de Job o la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén a lomos de un pollino días antes de su Pasión.

Tras bendecir a «Jeromo», el P. Torres acudió a la finca de los hermanos José y Julián Alía, grandes defensores de las razas autóctonas de la provincia de Toledo como la gallina Pintarazada ya mencionada anteriormente como de la oveja Talaverana, raza derivada del antiguo cruzamiento entre ovejas Manchegas y Merinas y que se encuentra actualmente en grave peligro de extinción al ser sustituida por razas cárnicas y lecheras más productivas.

En primer lugar, el P. Torres bendijo a las gallinas de esta explotación que se encontraban alojadas en pequeños gallineros para mantener separadas las 4 variedades de la raza Pintarazada evitando así su cruzamiento y la consiguiente pérdida de pureza.

Precisamente a los hermanos Alía, se debe en gran medida la conservación y difusión de esta gallina autóctona del oeste de Toledo.

Después de esto, bendijo el P. Torres a unas cuantas corderas Talaveranas alguna de las cuales acababa de parir. Solamente se encontraban en la finca una docena de corderas puesto que el resto de ovejas del rebaño se encontraban en otra finca a la que, por falta de tiempo, no se pudo acudir. Sin embargo, la bendición de los animales de parte de un gran rebaño puede hacerse extensible al resto aunque no estén presentes.

La oveja es también uno de los animales que más veces aparece en la Biblia tanto por el simbolismo que tiene el cordero asociándolo con Jesucristo como por ser un animal vital en la economía de los pueblos del Antiguo Testamento desde la época patriarcal.

A MODO DE EPÍLOGO.

Como hemos visto, San Antón ostenta el patronazgo sobre todos los animales por haber sido éstos sus principales acompañantes en la soledad de la región egipcia de Tebaida si bien se le representa habitualmente junto a un cerdo debido a diversas leyendas, tales como la de los jabatos ciegos o los cerdos mantenidos por los Hermanos Hospitalarios de San Antonio.

Como patrono de los animales, el día de su festividad es el momento ideal para que nuestros animales reciban la bendición de un sacerdote siendo muy recomendable mantener viva esta tradición en nuestras ciudades y especialmente en los pueblos en los que la ganadería tiene especial importancia como actividad económica.

Sin embargo, si esto no puede hacerse ese día, siempre podemos acudir al sacerdote cualquier otro día del año o pedirle que vaya hasta nuestra finca para que nuestros animales sean bendecidos, debiendo nosotros rezar también al glorioso San Antón para que interceda ante Dios y proteja a nuestros animales.

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