POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El 13 de junio de 1231 falleció en Padua (Italia) el portugués FERNANDO DE BULHÖES, nacido en LISBOA en 1195, sacerdote y fraile franciscano que «en religión» tomó el nombre de ANTONIO. Gran teólogo, ilustrado predicador, religioso de profunda fe, fue canonizado el 30 de mayo de 1232 por el Papa Gragorio IX.
Conocido como «el Santo de los milagros» es tradicional patrono de «los objetos perdidos», de los noviazgos y de los celíacos.
Sobre este santo franciscano se han escrito cosas muy curiosas -teológicamente incorrectas incluso – que, miradas con ojos de sinceridad, tienen mucha gracia. Por ejemplo:
.- Una de las oraciones con que se le invoca para pedir el hallazgo de cosas perdidas empieza así:
«San Antonio de Padua / que EN PADUA NACISTE,
y EN PORTUGAL deprendiste / letres para pedricar…»
La realidad histórica es «al revés»: Nació en Lisboa y su primera formación fue en esta capital; en Padua (Italia) amplío sus estudios y allí volcó su trabajo pastoral.
.- En otra de las oraciones de súplica de bienes , salud y objetos extraviados se finaliza con estos versos:
«Ruega a Cristo por nosotros
Antonio DIVINO y Santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos…»
Disparate enorme de «adjetivo» pues un santo, por muy santo que haya sido, nunca puede ser DIVINO. Divino solamente es Dios.
.- Respecto a los milagros «extraños» que se le atribuyen hay también algunos muy simpáticos. Voy a resumirles dos:
1.- Siendo él muy niño, su padre, al ir a misa un domingo, le encargó que cuidara del huerto para que los pájaros no estropearan el sembrado. Solución: Antonio llamó a todos los pajaritos de la zona, los encerró en un cuarto, y todos felices. ¿Recuerdan lo que cantábamos de niños:
«Glorioso y DIVINO Antonio /suplícale a Dios inmenso
que por su gracia divina / alumbre mi entendimiento
para que mi lengua / refiera el milagro
que en el huerto hiciste / a la edad de ocho años…»
2.- Estando en Rimini (Italia), ciudad de la costa adriática donde numerosos grupos heréticos dificultaban o impedían la labor pastoral católica, San Antonio quiso predicar el Evangelio a toda la población. No fue posible. Nadie asistía a los sermones y las iglesias estaban vacías. Solución: El Santo se dirigió a las gentes con estas palabras: «Como nadie escucha el mensaje evangélico, que es mensaje de Dios, lo explicaré a los peces para confundir vuestra incredulidad».
Y los peces, en bandadas, se acercaron a la ribera para escuchar al santo.
En Colunga también tenemos a nuestro SAN ANTONIO. Está en un pequeño altar en la parte izquierda de la nave central de la iglesia parroquial. Altar que atendía con gran celo y devoción doña América Cortina («la Ameriquina»), persona muy querida en la villa. Hoy, el Santo, simplemente está ahí y sospecho que ni siquiera los novios lo veneran.
¿Será posible rescatar su culto con cierta solemnidad?
¡FELICIDADES a todos los ANTONIOS, ANTONIAS, TOÑOS, TOÑAS, TONIS, TOÑINOS, TOÑINAS…