SAN ANTONIO DE PADUA EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE BADAJOZ.
POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
La Revista La Voz de San Antonio, fundada en 1895 por la Provincia Bética Franciscana, publica un artículo que he escrito en el núm. 1.896 (julio-agosto 2023). Con éste son diecisiete los artículos publicados. Comparto una parte del texto del último artículo: Desamortización y exclaustración en 1835 produjo un impacto importante en la estructura urbana de Badajoz. Alberto González Rodríguez, compañero cronista oficial de la capital, señala que a raíz de ello se producen cambios sociológicos, como el fin de la ayuda que prestaban a los necesitados, la desaparición de los religiosos regulares y su proyección sobre múltiples aspectos de la población, y una acusada modificación del paisaje urbano. Los edificios se destinaron a centros militares.
El convento de San Francisco, suprimido en 1835, fue cedido al Ministerio de Guerra por R. O. de 8 de mayo de 1844. Desde su supresión venía siendo utilizado por los militares, así, en 1843, se estableció en él la Milicia Nacional. El convento fue cuartel del Regimiento de Infantería Castilla 16, que llegó a Badajoz en 1883, hasta 1933. Siendo testigo de órdenes y movilizaciones emprendidas hacia los enfrentamientos bélicos de Cuba, Filipinas y Marruecos. Ahí estuvo también la Caja de Reclutas. Y en el siglo XX parte del convento fue cedido para establecer la Delegación Provincial de Hacienda. La huerta del convento de San Francisco fue remodelada como parque público a mediados del pasado siglo.
El tradicional Campo de San Francisco perduró hasta su cambio, en 1861, por el oficial de Plaza de Minayo, una coqueta y provinciana plaza. El convento configuraba la fachada lateral derecha de la plaza. Aplicándose a la plaza un nuevo nombre por el obispo don Manuel Pérez Minayo, que estuvo al frente de la Iglesia de Badajoz desde 1755 hasta 1779. Este prelado, nacido en Ureña (Palencia) el 28/XII/1695, realizó una importante reforma en el Seminario de San Atón, junto con la creación del Hospicio de niños expósitos y desamparados, luego ocupado por el Hospital de San Sebastián. Seminario y Hospital estaban en esta plaza. En 1886 se hizo el Teatro López de Ayala. Y cuando concluía el siglo XIX se instaló un monumento al jurisconsulto, político y arabista José Moreno Nieto (Siruela, 1825-Madrid, 1882), obra de Aniceto Marinas.
En 2008 una nueva personalidad llegó a la Plaza Minayo para quedarse: Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, efigiado por Luis Martínez Giraldo. Godoy lee el Tratado de Badajoz, por el que concluyó la Guerra de las Naranjas (1801), a la vez que pone el pie sobre un cañón en claro gesto de paz.
LA PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA
El templo parroquial tiene su origen en la capilla del antiguo convento de San Francisco. Su capilla fue reedificada en 1732 según el proyecto de fray Juan Tamayo, y sufragada por el rey Juan V de Portugal, a quien se le dedicó una capilla de gran tamaño, hoy capilla del Sagrario. Durante el pontificado del obispo don José María Alcaraz y Alenda (1930-1971) se restaura al culto de la antigua iglesia de San Francisco, trasladando para ello la parroquia del Sagrario o de San Juan Bautista que estaba en la catedral, estableciéndose en 1966.
Fue en los años cincuenta del siglo pasado cuando se acuerda la entrega por el Gobierno Militar al obispado de Badajoz de la antigua iglesia de San Francisco. Fueron los arquitectos Manuel Morcillo (1959) y posteriormente Luis Grau y Carlos C. Fraile (1986) los que proyectaron el nuevo templo parroquial. Pormenores que recogen María Cruz Villalón y María del Carmen Díez González en el Revista de arte Norba en 1993. Del nuevo edificio destaca la decoración barroca de la capilla del Sagrario y algunos detalles de la cúpula.
El 31 de octubre de 1969 tomó posesión de la parroquia el sacerdote don Luis Zambrano Blanco (Fuente del Maestre, 1909-Badajoz, 1983), que había sido párroco en Ribera del Fresno, Almendral y Olivenza. Fundador del Instituto Secular Hogar de Nazaret, la obra entrañable de su corazón, con una orientación hacia lo parroquial y social. En octubre de 2016 el Papa Francisco declaró venerable a don Luis.
En el exterior de la parroquia de San Juan Bautista, hacia la calle Juan Carlos I, bajo los arcos ciego de la pared, los artistas José Manuel Gamero Gil y Lola Chamizo, colocaron en 2010 cuatro murales que efigian sobre colores blanco y azul, la Alcazaba con la Plaza Alta, Puerta de Palma, Plaza de España, Ayuntamiento y Catedral, y el antiguo seminario de San Atón. Murales encargados por el Ayuntamiento a los artífices de los mismos. La parroquia de San Juan Bautista acoge desde la festividad de la Ascensión de 2017 la Adoración Eucarística Perpetua.
CAPILLA Y POZO DE SAN ANTONIO
Acudo a la devoción del santo paduano, rescoldo que queda de una capilla, de las más antiguas que tuvo el convento de San Francisco. Fundada por Alonso de Chaves y su mujer Leonor López de Trejo y Ulloa, en 1453. En ella fue sepultado fray Diego de Chaves, destacado reformador de los descalzos. San Antonio de Padua contó con populosa cofradía con cifra importante de hermanos.
En el convento manaba un pozo al que el pueblo tenía gran devoción, al considerar sus aguas milagrosas, curando ciertas dolencias y enfermedades. Alrededor del pozo los franciscanos construyeron un patio para facilitar el acceso a las personas que buscaban el agua milagrosa del pozo de San Antonio que sanara sus dolencias, según dejó escrito el padre José de Santa Cruz (ofm) en su crónica de la provincia de San Miguel del orden de N.P. San Francisco.
Y ahí, en San Juan Bautista, en el lateral de la Epístola, en una de sus capillas, en este nuestro tiempo, está San Antonio abrazando las Sagradas Escrituras, implorando la caridad desde el “Pan de los pobres”. Canal de gracias y de vida; donde los pobres encuentran su reposo y el confundido tiene luz y guía. Palabra que resuena en los caminos, anuncio de verdad y tiempos nuevos. Que así sea.
