Poco antes de morir, San Antonio logra retirarse en oración a Camposampiero, cercano a Padua, en el lugar que el conde Tiso había confiado a los franciscanos, junto a su castillo.
Camina por el bosque, cuando nota un majestuoso nogal y tiene la idea de hacer entre las ramas del bello y gran árbol, una especie de celda pequeñita. Tiso se la prepara y Antonio pasará en aquel refugio, sus días de oración, regresando sólo de noche al eremitorio.
Una noche, el conde se dirige a la pequeña habitación de su amigo franciscano, cuando por la puerta entreabierta ve un intenso resplandor. Temió un incendio, empujó la puerta y quedó inmóvil ante la escena prodigiosa que contempló: Fray Antonio estrechaba entre sus brazos al Niño Jesús.
Cuando se recobra del éxtasis y ve a Tiso conmovido por aquella visión, el Santo le ruega que no hable con nadie sobre la aparición. Solo después de la muerte del San Antonio, el conde contaría lo que había visto aquel día.
FUENTE: https://cabeza-la-vaca.blogspot.com/2024/09/san-antonio-el-que-predico-los-peces.html