POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
San Caralampio, sacerdote y mártir, fue discípulo del evangelista San Juan y de San Policarpo. Hombre de profunda fe y voluntad de servicio padeció martirio en Antioquía, donde falleció un 10 de febrero del año 202. Contaba 112 años de edad.
Su cuenta de él que, sintiendo próxima su muerte, hizo esta petición a Dios: «Te pido, Señor, para mis devotos, que allí donde se conserven mis reliquias o se celebre mi memoria, no se consientan los rigores del hambre, peste, ni aire contagioso, sino que tengan paz y salud en sus cuerpos, almas y familias».
Y dícese que Dios le respondió: «Concedido todo según tus deseos».
¿Saben ustedes?
San Caralampio se venera con singular devoción en la Capilla del Balneario de la Isla de A Toxa (O Grove-Pontevedra).
¡Claro!
Ahora cobra milagrosa explicación el suceso que describe Jorge Víctor Sueiro en «Manual del Marisco» (Penthalon Edic. Madrid 1981) al comentar cómo un mariscador de O Grove, de nombre Manuel Domínguez Díaz, capturó en una ocasión dos bogavantes (bugre, llobicante, llocántaru), uno de 14 kilogramos y otro de 9 kg.
No hay duda: ¡Milagro de San Caralampio!
Pues nada. En estas fechas, casi 40 años después del «milagro del bugre», vuelve a repetirse un suceso análogo que comenta el diario LA VOZ DE GALICIA, según noticia que me comunica mi gran amigo y antiguo alumno Manolo Nájera Alesón.
Un pescador de Cedeira, creo que en pesca submarina, batió el record del mundo con la captura de un sargo (xárabu, xáragu, pizcuervu, bizcuervu…) cuyo peso sobrepasó los 6,4 kg.
La fotografía realizada por Manuel Manso y publicada en dicho diario testimonia este nuevo favor del bueno de San Caralampio.
Ignoro cuál fue el destino de esa captura.
Nosotros nos conformaremos con una pieza más pequeña que vamos a preparar EN CAZUELA A LA SIDRA.
Ya escamado, eviscerado y limpio, se corta el pez en trozos de unos 200 g cada uno (se precisa una pieza de unos 2 kg aproximadamente), que se salpimentan al gusto. Se enharinan y frien, vuelta y vuelta en aceite. Se pasan a una cazuela de barro. En ese aceite de fritura se elabora un pisto suave, se le añade un vaso de sidra y da unos hervores. Se lleva a la cazuela del pescado junto con unas rodajas de patata casi fritas.
Va al horno (unos 180º C) durante unos 10 minutos.
En el momento de servir se complementa con trozos de huevo cocido, puntas de espárragos y un espolvoreo de perejil picado.
Y, terminada la comida, un rezo de acción de gracias a San Caralampio.