POR JOSÉ DIONISIO COLINAS LOBATO, CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA
Una vez más, los Amigos del Camino de Santiago “Monte Urba”, hemos celebrado la fiesta de nuestro Patrono, San Genadio. Recordar a este santo eremita es trasladarnos a los fondos primitivos del episcopado de la diócesis Asturicense, años 899 al 920.
¿Pero quién fue este anacoreta que ocupará la silla del obispado de Astorga?
Hay autores que lo emplazan como miembro y hasta casi hijo del monarca Alfonso III y de doña Jimena Garcés, “la asturiana”. Su fecha de nacimiento también nos es desconocida, ya que no aparece por ningún documento genealógico que lo detalle dentro del pontificado Asturicense. Él, solamente en unos escritos, nos confirma que ha tenido desde muy niño una vida monástica, apareciendo en ese convento de “Ageo”, también conocido por monasterio de Ayoó de Vidriales, lugar no muy distante de nosotros, donde recibe aquella férrea formación que le impone su abad Fr. Arandiselo y que sale de él siendo ya un monje maduro.
Saldrá del valle de Vidriales y se desplaza hacia el Bierzo, donde emprenderá esa labor fundadora de otros recintos religiosos. En el año 895 se le conoce ya como presbítero y prior del monasterio de San Pedro de Monte, donde está al mando de doce hermanos y se dice de él en las crónicas, que tiene grandes riquezas y propiedades que le son atribuidas a esas amistades regias familiares, de las cuales otros las enfocan y entroncan con el conde Gatón y de aquí, esa suposición de nacimiento en el Bierzo.
En tierras bercianas, de escabrosas cumbres rocosas, montes de soledad y abundante vegetación, el propio Genadio, levantará edificio, plantará viñas y adecentará huertos, haciendo a la vez, una labor de apostolado y de santidad, formando con sus enseñanzas a otros discípulos, algunos grandes varones como San Vicente, San Urbano o San Fortis.
Aquí, en San Pedro de Montes, será nombrado abad y de esta casa será sacado por el rey Alfonso III, para que le controle y rija desde su silla, la diócesis de Astorga y forme parte como miembro de su sequito como amigo, consejero, colaborador y confidente de su reino.
Hacia el año 921, renuncia al obispado y se vuelve a su refugio y lugar de San Pedro de Montes, donde decide volcarse en las fundaciones y apoyo de otros prioratos y cenobios, San Miguel de Escalada, San Alejandro en el lugar de Santalavilla (Cabrera), Santa Leocadia en San Martín de Castañeda.
Pero de nuevo será reclamado por la diócesis de Astorga y será en esta nueva etapa como prelado, cuando aparezca ese documento que para los bañezanos y nuestra Parroquia de San Salvador es de suma importancia. Es como si dijéramos es la escritura notarial en el cual aparece esa donación del matrimonio Abamor Eximeniz y su esposa Cendina el 29 de abril de 932, de aquel monasterio de su propiedad que tienen en el lugar y villa de Bañeza, al obispado Asturicense, para que en el futuro sirva de hospital y hospedaje propio a los peregrinos; suponiendo para San Genadio un consuelo grande y de alivio al ver y contar con un nuevo cenobio dentro de su obispado.
Morirá San Genadio siendo un anciano, ya muy entrado en años, al cual veneran sus discípulos y le tienen por santo. La providencia divina hizo que su nombre y sus milagros, se propagasen por todo el reino, de aquí el que muchos de sus seguidores y devotos se llevasen la tierra de su sepulcro donde se encontraba su cuerpo enterrado para obtener el milagro y salvación de cuerpos y almas.
En el siglo XVII, la duquesa de Alba, doña María de Toledo y Colonna, se lleva parte de las reliquias del santo y las depositaría en aquel convento que estaba fundando en Valladolid, conocido como “Las Lauras”, hoy desaparecido; y a consecuencia de ello, la iglesia y obispado de Astorga, sostuvo con estas monjas un largo pleito por rescatarlas, devolviéndose solamente parte de ellas; al fin, se pudo recuperar su cráneo y algunos huesos más de sus extremidades, permaneciendo el resto en el convento vallisoletano y algunos otros en San Pedro de Montes que, la duquesa había dejado en aquella casa y querido cenobio entre los montes “Aquilianos” donde vivió el santo.
Una vez más debemos felicitar al presidente de la Asociación, Monte Urba y al Párroco de la Iglesia de San Salvador don Arturo Cabo Carrasco, por recordarnos todos los años a este anacoreta ligado a la historia de La Bañeza y su monasterio de Santi Salvatoris.