POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Les cuento la historia desde sus orígenes. Allá por el año 291 (o quizá en el 292) nació en Tabatha, localidad al sur de Gaza (Palestina) nuestro santo Hilarión. Hijo de padres no cristianos fue a estudiar a Alejandría y allí se «enganchó fervientemente» a la doctrina de Jesús de Nazaret.
Fue discípulo y amigo de San Antonio Abad (Abba Antón) y, ermitaño como él, extendió la práctica de la vida eremita por Palestina, Sicilia, Dalmacia y Chipre, donde falleció el año 372.
Gozó fama de santo milagrero con especial dedicación a los pobres y a las familias que precisaban ayuda.
Su festividad se celebra el 21 de octubre.
Bueno, sabemos quien fue San Hilarión, así que ahora vayamos con la DESCA.
La «desca» o «duerna», cuando de pequeño tamaño, es una a modo de artesa de madera que se utiliza para dar de comer a los cerdos (a «los gochos») y suele estar colocada a la entrada de «la cubil».
Si grande, la DESCA es un recipiente de madera de forma trapezoidal que se utiliza frecuentemente para preparar las salazones de las piezas del cerdo (jamones, lacones, tocinos, huesos, cabezas…).
Cuando invertida, es decir: con la base hacia arriba, se destinaba a soportar al cerdo durante su sacrificio.
Nos resta hablar del SOLRIVERU colungués.
El prefijo SO- indica, entre otros significados, algo que está de «debajo de…» o en «la parte baja de…».
La villa de Colunga, en Asturias, es una villa «en cuesta» y su parte más baja es la ribereña con el río Libardón. Por eso esa barriada se denomina SOLRIVERU (zona baja al lado del río).
Hecha ya la «composición de lugar», vayamos a lo nuestro. Desde hace muchos años, y por iniciativa de un colungués emigrante, devoto de San Hilarión, el barrio de SOLRIVERU celebra la fiesta de esta Santo ermitaño y milagrero en los finales de agosto.
Una fiesta sencilla y muy «afayaíza», siempre plena de actividades muy originales y simpáticas.
Una de esas actividades era la competicíon conocida como DESCENSO, EN DESCA, DEL RÍO LIBARDÓN. La participación juvenil era masiva y la juerga no tenía fronteras. Algo así como «les piragües del Sella, pero en desca».
Un servidor, cuando joven, participaba como «ayudante» en la Misa de celebración y hasta en alguna ocasión prediqué la homilía.
Después, ¡faltaría más!, subastaba los panes del ramu y las ofrendas que los devotos regalaban.
Para agradecer esta colaboración mía, Joaquín (carpintero-ebanista), el hijo del también carpintero Avelino, con taller en SOLRIVERUU, y toda la comisión de festejos, me obsequiaron esta DESCA DE HONOR; la única, que yo sepa, concedida en el barrio.
Ahora, muchos años después, recuerdo con emoción aquel reconocimiento y desde aquí me atrevo a sugerir que en posteriores convocatorias festivas la Comisión de Festejos del barrio, siempre entusiasta y activa, premie con nuevas DESCAS a personas y entidades que han hecho y hacen de Colunga «la patria de sus amores».
Joaquín ya falleció, pero ahí están sus hijos tan artistas como lo fueron su padre y abuelo.