POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNG (ASTURIAS)
¡Cuántas veces, siendo niños y jóvenes! Los de mi generación, claro, hemos visto películas acerca de Las Cruzadas; aquellas expediciones guerreras promovidas por Papas, Obispos y Monjes con el fin de liberar los Santos Lugares de manos de sus conquistadores árabes.
Fueron ocho expediciones plenas de entusiasmo devoto y de afán de enriquecimiento… y que todas terminaron en estrepitosos fracasos. En la Séptima Cruzada (1248-1254), promovida por el Papa Inocencio IV, fue secundada por el rey LUIS IX de Francia, hijo de doña Blanca de Castilla y primo de nuestro rey Fernando III el Santo. Luis IX, asimismo, participó en la VIII Cruzada y en ella encontró la muerte.
Luis IX de Francia (1215-1270) fue canonizado como Santo por el Papa Bonifacio VIII el 11 de agosto de 1297.
Bueno, bueno, bueno…
Pues se cuenta, se dice, se comenta -y así lo confirman varios historiadores como Jean de Joinville (1225-1317) en su Crónica de San Luis Rey de Franca, y M. Michaud (1767-1855) en su Histoire des Croisades (1838)- que los BUÑUELOS eran comida árabe muy frecuente para prisioneros de guerra y, si bañados en miel, una dulcería para obsequio de personas importantes.
Michaud describe que «al llegar a la vista de la ciudad repartieron a los prisioneros unos buñuelos…” y Joinville testimonia que al Rey prisionero San Luis y a los suyos «les truxeron unos buñuelos hechos con queso, los cuales habían secado al sol…”.
También se dice y se cuenta que San Luis llevó a Francia la fórmula de los buñuelos; cosa que en España ya conocíamos desde la invasión árabe en el siglo VIII. Los recetarios de Al Andalus, especialmente los referidos a las cocinas granadinas y cordobesas, son abundosos en fórmulas de esta dulcería.
¿Y en Asturias? Evidentemente, la cultura árabe y la monacal, pareja con ella, también nos aportó un buen recetario al respecto. Aquí, en el Principado, los BUÑUELOS son dulces de «Todos los Santos» (noviembre), de Navidad (diciembre) y de Tiempo de Cuaresma, incluidos los carnavales, como es ahora nuestro caso.
¿Cómo se elaboran? Déjenme que les cuente una historia.
En marzo de 1985 fui invitado en Corvera (Asturias) a dar una charla sobre Cocina Asturiana. Era una tarde de muy buen tiempo y además el Real Madrid jugaba un partido importantísimo (que televisaban) para la Copa de Europa. Solamente asistieron al acto CINCO PERSONAS, y entre ellas estaba DOÑA PILAR OVIES GARCÍA, profesora de cocina y autora de un precioso libro titulado TU COCINA, editado en Avilés en 1984. Libro que la autora me dedicó con cariño afectuoso y admiración por mi trabajo en la divulgación de nuestra cultura. Doña Pilar, nativa de Luanco y residente en Avilés, falleció, según mis datos, en COLUNGA en enero de 2018 a la edad de 97 años.
Esta es su receta de BUÑUELOS DE VIENTO, que transcribo en su recuerdo:
«En un cazo se echa 1/4 litro de mezcla de leche y agua (mitad y mitad, aprox.), 50 g de mantequilla, 2 cucharadas de azúcar, cáscara de limón, una cucharada de brandy y una pizca de sal. Se pone al fuego y al romper a hervir se echa de golpe la harina (150 g), removiendo con cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes del cazo, y se aparta del fuego para que enfríe un poco; luego se echa un huevo, removiendo bien, y así, uno a uno, otros dos huevos más. Cuanto más se trabaje mejor queda la masa. Por último, se agrega una cucharadita de Royal.
Se forman los buñuelos tomando porciones de la masa y se fríen en abundante aceite no muy caliente; una vez que aumenten se les da la vuelta, sacándolos cuando estén dorados. Se escurren y espolvorean con azúcar glas.
Si se desea pueden rellenarse con crema pastelera»
Les cuento otra historia. Un sobrino bisnieto de San Luis de Francia, Felipe de Anjou, casó con doña Margarita Angeli, hija de Nicéforo, soberano de Epiro, en 1294. Como regalo de boda recibió unas «sanctas petras ex domo Dominae Nostrae Deiparae Virginis ablatas…» (unas piedras santas sacadas de la casa de Nuestra Señora la Virgen Madre de Dios…). Son las piedras de la CASA DE LORETO, en Italia.
COLUNGA venera a la Virgen de Loreto desde mediados del siglo XVII. ¿Por qué no promocionar unos BUÑUELOS LAURETANOS como especialidad dulcera colunguesa?
Ahí les dejo la idea. Sí, ya lo se: se reirán de mi y… ¡ni caso!