POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Este año de 2020 los llastrinos, y con ellos los colungueses, nos hemos quedado sin fiestas de San Roque. Nos lo impidió el virus maligno, si bien lo que no pudo evitar es que la devoción al santo y el buen humor marinero faltasen en estos días festivos.
Hoy voy a contarles «un sucedido que sucedió» en la playa de La Griega un 19 de agosto de 1902, protagonizado por «celebridades llastrines», según lo narra el diario EL CARBAYÓN de fecha 31 de dicho mes y año.
Lo transcribo literalmente, aunque eliminando aquellos párrafos un tanto intrascendentes.
«El martes 19 , a la caída de la tarde después de abundante caldereta de pescado de tresmallo, rociado con frecuentes libaciones que , excitando el buen humor, no alteraron la cordura de nadie, se reunió un «Consejo de Ministros» presidido por D. Ramón Ordóñez y con asistencia del Ilustre RAMASCÓN…donde se acordó que al día siguiente , después de las diez de la mañana, se llevara a cabo una CAZA DE ABOGAOS en la «ría de La Griega».
¿Qué significa eso de una CAZA DE ABOGAOS?
Cuando sube la marea se internan en el río peces de diversas clases, pero en mayor abundancia MOÍLES o MUÍLES. Después de bajar la marea en la ría, de poco fondo, queda un número considerable de ellos, siendo entonces ocasión propicia para hacer una pesca abundosa.
Esta es la manera que usan los lastrinos:
A la boca del río, cerca de la mar, se fija una red con estacas que la mantienen levantada de tal manera que impide el paso de los «muíles», que vienen del río, a la mar. Un trecho más arriba se colocan algunos hombres con otra red, que poco a poco van acercando a la primera con el doble objetivo de ir acorralando a los muíles e impedir el paso de aquellos que, huyendo, remonten la corriente. En el espacio intermedio entre las dos redes una porción de pescadores, metidos en el agua hasta la cintura, acercan los peces hacia la primera red para capturarlos. Estos, huidos y hostigados, al ver cerrado su paso, hacen esfuerzos desesperados para librarse y dan saltos de un lado para otro en una especie de azoramiento loco.
Todo esto es fuente de originales y divertidas peripecias, dichos y escenas cómicas que hacen de esta pesca uno de los juegos más divertidos.
¿De dónde procede esta denominación de «CAZA DE LOS ABOGAOS»?
Creemos que es debida al ingenio fecundo de don Ramón Ordóñez, que sin duda vio en los esfuerzos que hacen los «muíles» para salvar la red, una semejanza con los ESFUERZOS QUE HACEN LOS ABOGADOS para librar a sus clientes de las mallas de la ley.
La «caza» dio por resultado unos 120 «abogaos» capturados que, fritos en la misma playa, dieron ocasión a una comida abundante, sabrosa y entretenida…
Del café, la copa y los puros se encargó el catedrático y Rector de la Universidad de Oviedo, don Fermín Canella, quien, en «Vistalegre», allí mismo al lado de La Griega, tiene su residencia de verano».
Seguimos ahora nosotros con nuestra acostumbrada reflexión. Los moíles, muy valorados en la alimentación mediterránea tanto por su carne, de fuerte sabor, como por sus «huevas» que se preparan y ofertan como sucedáneo de caviar, en Asturias son muy poco valorados pues se les considera peces de fango y aguas sucias.
En algunas comarcas andaluzas como Coria del Río y Trebujena los dernominan ALBURES y hasta les hacen fiesta gastronómica bajo el título de DIA DEL ALBUR.
Nosotros, salvo aquellos ejemplares capturados en mar abierta que tienen garantía de «limpieza de cuerpo y alma», utilizamos su pesca como diversión, no con fines de «ya gané la cena pa hoy». ¡Vaya! que seguimos el Cancionero de Baena (siglo XV) cuando dice aquello de:
«Albur, congrio nin morena,
nin de Mena
truchas, por Dios, non comeredes;
nin faredes
fijos en muger agena…»
No están los tiempos para contagios
¡Feliz fin de agosto 2020!