POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El domingo, después de votar en la Facultad de Medicina, no salí de la diócesis de Oviedo, según Madoz, y me acerqué a la iglesia prerrománica de San Salvador de Priesca, en Villaviciosa, por la VV-15, a media legua del Cantábrico, junto al arroyo Sobrayo (Priesca viene de Per esicam, “junto al río”), a la sombra de un gran tilo y al lado de la casa nº 3, de Alicia Toyos, que me abrió el templo. Fundado en 931, de tres naves separadas por tres arcos de ladrillo sobre pilastras de piedra, me recordó al de Santianes de Pravia y al de Valdediós, y también al de Santullano, por sus restos de pintura en las paredes. Después de rezar por mis papeletas fui a La Reguerina, en la N-632, en Bárzana, donde me atendió Nacho; comí llámpares de casa, arroz con almejas del lugar y caté un ribera de Selorio, asalmonado, de nariz franca, sin aristas. Horas después fue el recuento y me vino San Salvador a ver.
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