POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).

La basílica de San Vital de Rávena es uno de los templos más importantes del arte bizantino que se reformó por deseo expreso del emperador Justiniano a partir de construcciones anteriores y fue supervisada por el arzobispo de la ciudad, Maximiano, quien la consagró en el año 547. No hay que olvidar que Rávena en el 402 fue la capital del Imperio romano de Occidente, en tiempos del emperador Honorio, y en el 493 fue la capital del reino ostrogodo de Italia, en tiempos de Teodorico. De ahí la enorme cantidad y calidad de construcciones que albergan los mosaicos más importantes de occidente.

La iglesia tiene la consideración de basílica menor desde el 7 de octubre de 1960.​ En 1996 la iglesia, con otros edificios paleocristianos, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con el nombre de «Monumentos paleocristianos de Rávena».

El templo se comenzó a construir en el 527,cuando Rávena aún pertenecía a los ostrogodos; más tarde, tras la conquista bizantina, se decidió que sería el templo oficial para el gobernador de la región occidental del imperio.

La iglesia consagrada a San Vital, es la más rica de todas las que erigieron los bizantinos en Rávena.

En el exterior, sumamente sobrio, volumétrico, apreciamos que la iglesia está hecha de ladrillo macizo reforzado en las esquinas por grandes arbotantes y arcos de descarga en el muro. El cimborrio que oculta la cúpula es octogonal y va aligerado por medio de caños concéntricos de terracota. Por el contrario, su interior está ricamente decorado con mármoles veteados, antepechos, columnas y capiteles, frescos y, sobre todo, mosaicos, que son los de mayor calidad y los más variados del arte bizantino.​ El efecto del interior es el de un espacio dilatado e inmaterial, lleno de continuos contrastes de color y luz, que penetra generosamente por las grandes ventanas.

Aunque la decoración de la iglesia está parcialmente dañada, la parte del presbiterio se conserva prácticamente en su estado original, y es de un valor inestimable, pues se trataría del único edificio bizantino intacto, que nos da idea de la riqueza de las grandes edificaciones oficiales de Constantinopla, actualmente destruidas.

Los mosaicos de San Vital forman un gran conjunto centrado en el tema de Dios salvando a los hombres por medio de la eucaristía.

A ambos lados del presbiterio aparecen representados el emperador Justiniano y la emperatriz Teodora con su séquito en la supuesta ceremonia de consagración de la iglesia de San Vital (que nunca tuvo lugar tal como está representada, pues los emperadores ya eran ancianos cuando se terminó el templo y no viajaron a la ciudad italiana, de hecho Teodora murió ese año). Todos los personajes importantes están perfectamente individualizados y son reconocibles por sus retratos.

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