POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Lamprea “a la bordalesa”, en su sangre, comí estos días en Compostela, y en empanada, en el Tito Cierto Blanco, de Rúa Nova de Abaixo; es la época, antes de primavera. La única vez que vi estos agnatos vivos fue en el Acuario de Gijón; hematófagos, se alimentan de la sangre de sus hospedadores a los que muerde y anestesia. Aunque la lamprea tiene 400 millones de años, la comí fresca, recién pescada a orillas del Sar, acompañada con versos mansos de Rosalía de Castro, de 1884, bien conservados. Existe (la lamprea) en los ríos asturianos pero en ningún bar, que yo sepa, la ofrecen en la carta; había uno en la Argañosa, cerca de Colón, que se traspasó y el nuevo dueño no sabe ni lo que es lamprea, sangre sí, y otro en Alfonso III el Magno, Acento Gallego, que me da que cerró. Yo, quizá por mi oficio, soy más de tinta, pero dadme la literatura en su sangre.
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