CON MOTIVO DEL HOMENAJE QUE SU CIUDAD LE VA A DEDICAR EL PRÓXIMO DÍA 30, A LAS 18:00 HORAS, INAUGURANDO UNA PLAZA CON SU NOMBRE EN LA CALLE ANSELMO J. BENÍTEZ,
Luis Cola Benítez, Santa Cruz de Tenerife (1933-2016). Fue Cronista Oficial de la Ciudad. Miembro Fundador de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, del primer Consejo Social de la Ciudad, de la primera Comisión Municipal de Patrimonio Histórico, de la Comisión de Historia de la Medicina, del Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife y del Consejo Editorial del periódico La Opinión de Tenerife. Socio de Número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, del Instituto de Estudios Canarios y de la Asociación Hidalgos de Nivaria.
Condecorado con la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Premio Periodístico de Investigación Histórica “Antonio Rumeu de Armas” y II Premio de Periodismo “Mare Nostrum Resort”.
Colaborador de tertulias históricas en radio y televisión (Canarias siglo XX, Canal 7 del Atlántico). Socio número 1 del C.D. Tenerife. Nacido en el seno de una familia muy arraigada a esta capital, comercial, cultural y política. Su abuelo, Anselmo J. Benitez, fue fundador de un Museo, Archivo y Biblioteca en Villa Benitez, concejal y primer teniente de alcalde de este Ayuntamiento, durante catorce años, y fundador de la industria tipográfica más importante de las Islas Canarias, la imprenta Benítez, situada en la calle San Francisco nº 8, en un edificio de nobles líneas y original coronamiento.
Abuelo del que Luis se sentía muy orgulloso por haber sido el que logró salvaguardar la Fuente de la Pila, el primer chorro público de Santa Cruz, situado en la plaza de La Candelaria y que hoy es el único elemento de ornato que se conserva del siglo XVIII. Sus tíos Anselmo y José, hombres defensores del progreso y la cultura canaria, continuaron con la industria familiar y, en ella, Luis se empapó de todos los libros que allí se publicaban.
Qué difícil es hablar con objetividad de una persona cuando han existido relaciones de amistad y afecto, pero con el fin de mantener vivo el recuerdo de uno de los hijos ilustres de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, y con motivo del homenaje que su Ciudad le va a dedicar el próximo día 30, a las 18:00 horas, inaugurando una Plaza con su nombre en la calle Anselmo J. Benítez, me atrevo a esbozar estas líneas para dejar constancia de su dimensión humana, calidad intelectual y su fecunda producción literaria que nos deja de herencia.
Amante de su esposa Luz Tudela, con la que compartió la mayor parte de su vida, este chicharrero de viejo cuño era alegre, pícaro, risueño y optimista; con una extraordinaria calidad humana, pues era humilde ante los halagos recibidos, sencillo en su forma de ser, servicial y amigo de sus amigos. Como Cronista Oficial de la Ciudad desempeño su labor de una manera brillante. Cada día bajaba al sótano del Palacio Municipal para sumergirse en los legajos y documentos del Archivo Histórico donde, entre actas y expedientes amarilleados por el paso del tiempo, renovaba día a día su compromiso absoluto con la ciudad que lo vio nacer.
Esta paciente labor de rescate patrimonial la llevó a cabo durante los últimos cinco años, indagando en los legados que contienen las cajas de documentos del denominado Fondo Antiguo, los Boletines Oficiales y los libros de Actas de los Plenos celebrados a lo largo de los años. Como persona inquieta y preocupada, dedicó sus esfuerzos y desvelos al servicio de la comunidad santacrucera. En sus paseos diarios por Santa Cruz, después de comer, ejercía de guardián de nuestro patrimonio, observando, anotando y fotografiando el abandono al que habían sido relegados algunos edificios, fortificaciones, monumentos, fuentes públicas, etc. No olvidándose de su querido Puente del Cabo.
Se quejaba con lo que mejor sabía hacerlo, con sus artículos en la prensa local, y lo hacía con ingenio, sutileza, perspicacia, objetividad e imparcialidad y, desde la crítica constructiva y el rigor histórico, solicitaba una urgente recuperación, restauración y conservación de nuestro Patrimonio. Siempre dispuesto a colaborar con las instituciones y medios de comunicación que se lo pedían, lo hacía de forma generosa y desinteresada.
Sería innumerable la relación de sus colaboraciones en los diarios, revistas y emisoras, conferencias en los centros de mayor raigambre histórico y cultural de nuestra Isla, a la vez que prologó varios libros de distintos autores y presentó sus obras. Tan prolífica actividad cultural no pasaba desapercibida a muchas personas y entidades que continuamente le consultan y le pedían opiniones o asesoramientos.
Considerado por muchos intelectuales como un artesano de la investigación histórica, un autodidacta hecho a si mismo, su fecunda trayectoria de estudio, investigación y divulgación de los anales de nuestra capital y la defensa a ultranza de su patrimonio cultural, la llevó a cabo con solvencia, rigor y fiabilidad, buen estilo literario, lenguaje llano, directo y coloquial. Alejandro Cioranescu lo definió perfectamente: “Historiador de buena ley, concienzudo investigador que conserva la calma, la lucidez, e incluso el buen humor”. Gracias a su envidiable capacidad de trabajo y su labor investigadora, escribió: Barrancos de Añazo. Reflexiones sobre el ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife. A Propósito de un Documento Olvidado. Santa Cruz, Bandera Amarilla –Epidemias y Calamidades-. El Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, 1869-1901. La Imprenta Benitez una Empresa comprometida con el Progreso y la Cultura del Archipiélago Canario. Villalba Hervás, un Republicano Íntegro. Cartas a Patricio Estévanez. Cinco Días de Julio. Fundación Raíces y Símbolos de Santa Cruz de Santiago de Tenerife. Sed. La Odisea del Agua en Santa Cruz de Tenerife. Itinerario Histórico de Santa Cruz de Tenerife; y, en coautoría con otros autores: Fuentes Documentales del 25 de Julio de 1797 y Adenda. Historia del 25 de Julio de 1797, a la Luz de las Fuentes Documentales. Refinería Tenerife 1930-2005. Retales de la Historia de Santa Cruz de Santiago de Tenerife (Obra póstuma) y Los Alcaldes de Santa Cruz. (En imprenta).
Aunque en su casa poseía una amplia biblioteca, con más de un millar de ejemplares perfectamente catalogados, libros que su viuda ha donado a la Biblioteca Municipal, lugar donde estaba considerado el investigador más fiel al acumular el mayor número de visitas. Siendo niño, su padre le dijo: “Hijo mío, tendrías que dar gracias a Dios por haber nacido aquí, en Santa Cruz”.
Hoy es la Ciudad y los ciudadanos los que le damos las gracias por haber nacido aquí; porque para nosotros, Luís quedará para siempre como una persona extraordinaria, un cronista señero, un escrupuloso investigador, un divulgador de su historia, y un gran defensor de su patrimonio cultural y urbano. José Manuel Ledesma Alonso, Cronista Oficial de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife